viernes, 21 de octubre de 2011

ERNESTO RAMÍREZ



réquiem para una mujer dragón 

jeniveve quemaba
quemaba con picardía
con sensualidad
inteligencia
gracia
sed
y me dejé quemar
era un fuego
apremiante
intenso
mas dulce
pero también quemaba
con fuego glacial
despótico
cínico.
a veces se calcinaba a sí misma
y apenas sobrevivía,
débil fogata
rescoldo abatido
clamaba por lo que había quemado
y su mirada de llama frágil
agradecía las caricias
el calor de mi mano
de mi aliento
de mi whisky
hasta que el fénix resurgía
sacudía las cenizas
recobraba el esplendor
dominaba el fuego
batía alas.
a fuerza de arroz
se nutrió intelectualmente
creció en conocimiento
y en ello se quedó
junto con su hoguera de orgullo
su sacrificio y su ira
y cuentas pendientes
que cobrar a los hombres,
jeniveve era fuego
fuego dulce
fuego guerra
fuego avaro
fuego tregua
fuego gracias
fuego broche
fuego ansias
fuego reproches.
me quemó cuatro veces
las impares
con la llama buena. 
ºººººººººººººººº

2 comentarios:

  1. Excelente Ernesto, excelente. Muy buen poema por todos los fuegos.
    Juro que lo digo siendo una mujer dragón.
    Saludos

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  2. Un encuentro, aunque dure un instante es quemarse en todos los fuegos. Muy bueno
    Cristina

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