Lucha contra el muro*
Todo gira alrededor del muro, los distintos orígenes, las pequeñas diferencias, los códigos, las definiciones, las generalidades y siempre esa sensación de no pertenecer. Qué ponerse en el cuello para que te sepan, cruz, estrella, mandala , medallita, o si atea un quetzal de imposibles apoyos. Siempre afuera un paso más allá de la ortodoxia, lejos de las iglesias, tan sin ritual.
Ganas de llorar y vienen las palabras que encierran al llanto: histérico, conmovedor, de feminista, de encantadora de serpientes Nos morimos de malos entendidos. Una vez lloré y me horadé al escucharme, las navajas que me quieren ver llorar nunca tendrán ese sonido animal. Atravesados rompecabezas que no encajan, solos en el desierto de la llanura y ninguna palabra nombra ese dolor de aceros acechando lo suave, el lugar redondo que vence a veces y se derrama en botones nutricios. Los rostros que no te ven, los párpados cerrados que no te miran más y los que ven sin ver, los que inventan, los que deliran, las máscaras, los que juegan al carnaval de infinitos papeles picados, palabras desasidas de si mismas, el mal que busca el núcleo de lo tierno. Más allá, la irredenta locura de las rosas gigantes que no se corresponden con la arquitectura de ningún jardín. Serán acaso esas rojas flores no domesticadas que me espían y no tienen palabras -casilleros- las únicas que saben algo de lo innombrable, la alegría desmesurada, el dolor piedra, la niña desplegada, ese silencio, la ternura suavísima, esas sangres, aquel terror de cuando éramos rehenes. A veces la música, los libros, los papeles que las flores ven a través de pestañas piadosas de pétalos, caravanas de pétalos, túnicas de pétalos. Cercanas flores, caricia del color, envoltura mágica, carnal caos botánico liberado sobre mi. Cómo crecieron tanto, descuido de tutores, fatalidad, azar o una apuesta viva. Esas rosas sin moldes, me ondean, secan las gotitas de sangre con su aire, me desagravian, se enardecen, me alzan de risas. Imposible juntarse, eludir tantos letreros, inscripciones, etiquetas, sin embargo la vida va desafiante, esquivando los muros, las murallas, las rejas, los olvidos, los desencuentros.Del otro lado las rosas, despampanantes, lujuriosas, invaden, se encaraman, atraviesan, desafían las sombras de la gran ciudad, se anidan en el cielo o lo horadan, lo cuestionan, o interrumpen, hasta que intermitentes celestes gotean, alternativas, rodeos.
Una mujer cruzando puentes, sin refugios, acomodándose collares, corales , salvando peces y pájaros, sin manta, desnudando lo esteril, inventando bacilos de belleza, infecciones que ensucian las certezas. Siempre ese mundo de círculos que se cierran cada vez más y las gotitas de sangre y ese llanto que se llora una sola vez y los brazos que giran para romper la trampa y en el estanque zollozos enterrados y en el aire la estridencia del oxígeno, entusiasmada del placer de esquivar las navajas, el filo, el frío y el placer de la inmensa ola roja.
*de Cristina Villanueva
Supervivencia por creencia en un despliegue de soledad íntima que se arrodilla frente a un muro de incomprensión.
ResponderEliminarHermosas y duras palabras que nacen del dolor.
Celmiro Koryto
Una escritura poética y que deja entrelíneas una serie de asertos y vicicitudes del homo no tan sapiens.
ResponderEliminarVíctor
Una vez más desde las flores viene la reflexión que en este caso es urgente ante los insoportables muros
ResponderEliminarCristina
Las ataduras y las urgencias en que se ve envuelta la supervivencia y la búsqueda en las rosas de algo vivo, para aferrarse, la necesidad de inventar y re-inventarse,resistir y queda como grito el clamor sobre qué hacer con los muros internos que luego se proyectan.
ResponderEliminarLas imágenes de la autora son intensas y de gran temperatura emocional.
No sé si esta bien la asociación porque me acordé del poema " Miré los muros de mi patria" de Quevedo, escritos en el ocaso de España.
Felicitaciones a la autora por unir poesía y pensamiento.
Cariños.
MARITA RAGOZZA
La poesía se mezcla en la prosa en una búsqueda que contenga y no aprisione dejando un concepto inteligente a descubrir, C.A.T.
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