Para
los sueños hay llaves
la realidad se abre sola
Wislawa Szymborska
Finalmente encontré un buen lugarcito. Es
pequeño pero me acomodé sin dificultad.
Me preocupa que sea un invierno muy frío o lluvioso pero no sería el primer año
difícil para mí. Otra vez pensando , siempre pensando . Prefiero dormir. Duermo
mucho, casi todo el tiempo . Es que cuando estoy despierto pienso, pienso.
¿Cuándo perdí mi casa? ¿En qué momento me encontré en la calle con unas pocas
pilchitas , estas frazadas, el mate y eso sí, mi termo. No sería yo sin mi
termo. Pero ¿acaso soy yo durmiendo en la calle, agazapado en la noche oscura,
con la memoria intacta?
Cierro
los ojos y te veo. Veo la mesa familiar, escucho las risas , huelo la comida
humeante
.
Fueron los noventa, ya sé . Escucho a otros que, como yo, se quedaron así en
esos días .
La
familia se desintegró. Me alejé avergonzado, loco de dolor y de furia. No
conseguía trabajo, rodaba de un lado a otro.
Primero se fue Rosarito vaya a saber con
quién, después Raúl que se metió en un grupo muy raro y un día vos, con esa tos persistente, cerraste los ojos y
me dejaste aquí.
Solo.
·····
Martha Goldin
Una soledad demasiado sola, casi abandono, inexplicablemente dolorosa, sin queja. LLama la atención cómo la realidad dura con sus preguntas sin respuesta armaron esta soledad.
ResponderEliminarMagnífico. Felicitaciones.
MARITA RAGOZZA
Un mate sin mano. Sí, más soledad. ElsaJaná.
ResponderEliminarSoledad de soledades y la intensa compañía del recuerdo.
ResponderEliminarHERMOSO.
Sonia Figueras