Gerardo Pennini |
Esto es magia
En la aldea de Tulom-Bo todos vieron las extrañas
burbujas que se formaban sobre el lago. Por indicación del brujo, se
sacrificaron algunos animales y luego de leerles las tripas, fueron arrojados a
las aguas. El intenso olor a podrido se atribuyó naturalmente a la carne en
descomposición.
Durante la noche el olor aumentó, una silenciosa
serpiente envolvió a la aldea en sus anillos y cuando comenzó a clarear los
niños y las mujeres que habían dormido sobre el suelo no despertaron. Lamentos
y quejidos de dolor y frustración se elevaron de las chozas y a medida que los
nativos se encontraban en la plaza del mercado se gritaban unos a otros en
trágica sorpresa. En medio de la desorientación, las madres corrían con sus
hijos en brazos y se arrojaban al lago que las recibía regurgitando sordamente.
El brujo logró organizar algo este caos, y bajo sus
órdenes los hombres comenzaron a levantar una enorme pira en la plaza.
Amontonaban troncos y ramas espinosas de los corrales, las chozas y todo lo que
podía arder. Encima echaron sus pertenencias y hasta las pocas ropas que se
arrancaban a manotazos furiosos.
La hoguera que encendió el brujo ardió todo ese día.
Cuando se ponía ya el sol detrás de las sierras boscosas, llegó una caravana de
salitreros atraída por el resplandor que reflejaban las garras amarillas, rojas
y azules en el cielo. Completamente enloquecidos, los aldeanos atacaron a los
recién llegados, les arrebataron la carga y los burros y arrojaron la sal a las
llamas. Los inocentes animales, despanzurrados, también fueron a parar a la
negrura del lago.
El hechicero no dejó de cantar letanías ni de hacer
conjuros durante toda la noche encabezando lo que quedaba de la tribu en una
danza en torno al fuego que estallaba, chisporroteaba y bufaba a causa de la
sal.
Con los primeros arreboles llegó otra sorpresa. Los
caravaneros sobrevivientes se habían ocultado entre los árboles, y apenas
pudieron distinguir a sus enemigos, cargaron dando alaridos, degollando a unos,
descuartizando a otros y empalando a los que se rindieron.
La aldea quedó abandonada a las hienas y los chacales,
que pronto hicieron su trabajo.
Dos mil años después
El doctor Peter Joingrass, a cargo del equipo de
investigación de la universidad de Berkeley informa que en el paraje denominado
Tulom-Bo, a orillas del lago Apeteco, valle de las Cenizas, se ha podido
constatar lo siguiente:
En el lugar existió efectivamente una aldea en el estadío
paleolítico-alfarero tal como se comprobó con restos de cacharros (muestras F1)
instrumentos de piedra tallada (muestras F2) y el hallazgo de un basurero
colectivo (muestras F3)
Se encontraron escasos coprolitos (muestras F4) como así
pocos enterramientos dispersos en las colinas boscosas (muestras F5) y fogones
a una profundidad entre 80 centímetros y un metro (muestras F6) que indican la
presencia de por lo menos 12 habitaciones colectivas.
La presencia de habitantes se interrumpe entre 150 y 200
años de nuestra Era sin que se hayan encontrado indicios de la causa. Se
enviaron las muestras para datar con el método de carbono 14.
Es irrefutable el hecho de haberse descubierto en el
lugar donde aparentemente estuvo una plaza o lugar de reunión una
circunferencia de 3 metros de diámetro, de material cristalizado por fusión
debida a altas temperaturas, con presencia de sulfatos de cobre y de amonio. Se
han enviado para analizar las muestras F7 y F8.
Este disco confirma sin lugar a dudas nuestra teoría
sobre el aterrizaje de una nave espacial, pudiendo afirmar que los habitantes
habrían sido abducidos por alienígenas.
Gerardo Pennini
Jajajajaja. Estuviste leyendo las obras de Erich von Daniken?
ResponderEliminarEntre otras...
EliminarLa imaginación de Pennini es la victoria del pensamiento sobre la rutina: ¡muy bueno, amigo!
ResponderEliminarandrés
¿Qué opinarán los futuros investigadores sobre los restos de nuestras ciudades? Es una pregunta que muchos se hicieron. Te desafío a que aventures una respuesta, Gerardo. Después de leer tu historia creo que das el tipo, un abrazo
ResponderEliminarGracias Ester, no prometo nada pero es una buena propuesta, hay que trabajarla. Cariños
EliminarUn juego literario con dos entradas, un brujo visionario seguro consumidor de ayahuasca y la eterna conclusión occidental para definir lo que no se entiende: extraterrestres. Creativo y bien escrito el lector pasa un buen momento. Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarLa teoría de los alienigenas es menos atractiva porque no tienen brujo. O si?
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