Alejandro Drewes
A LOS ÁRBOLES
En la lenta ceremonia pienso a veces
de la despedida: crepita un instante
sin otro después, un alto muro ciego
Uno busca su lugar en el mundo, y de pronto
el ocaso. En eso pienso, como el árbol debe
pensar en sus hojas.
Y el viento sopla después, y el silencio.
agosto 2007 - enero 2008
de la despedida: crepita un instante
sin otro después, un alto muro ciego
Uno busca su lugar en el mundo, y de pronto
el ocaso. En eso pienso, como el árbol debe
pensar en sus hojas.
Y el viento sopla después, y el silencio.
agosto 2007 - enero 2008
DETRAS DE NOSOTROS
(versos mínimos para una despedida)
hijos de la borrasca del tiempo
gris que nos ha tocado,
de su aroma oliendo a viejo
desencanto y fatigados huesos
que quisieran apenas
un quieto lugar enla tierra.
Solía cavilar a veces
sobre un seco trazo de humo
fulgurando en la memoria
de los que caminaron conmigo
-pero mira: tan enhiesta es la rosa
bajo el grave arco solar-
y a su manera frágil dice algo
de nosotros. Pero me lleva
el aire tenso dela despedida.
He dicho que caigo bajo la rueda
de las repeticiones; que han huido
de aquí ya todos los pájaros:
pero queda la hierba del cielo,
escasa y pura queda y tus ojos
en la distancia quedan y aún el espejo
en el mar de inmutable niebla
y de otro verano los pinos. Al cabo
del día nueces amargas, y de cada palabra
(versos mínimos para una despedida)
hijos de la borrasca del tiempo
gris que nos ha tocado,
de su aroma oliendo a viejo
desencanto y fatigados huesos
que quisieran apenas
un quieto lugar en
Solía
sobre un seco trazo de humo
fulgurando en la memoria
de los que caminaron conmigo
-pero mira: tan enhiesta es la rosa
bajo el grave arco solar-
y a su manera frágil dice algo
de nosotros. Pero me lleva
el aire tenso de
He
de las repeticiones; que han huido
de aquí ya todos los pájaros:
pero queda la hierba del cielo,
escasa y pura queda y tus ojos
en la distancia quedan y aún el espejo
en el mar de inmutable niebla
y de otro verano los pinos. Al cabo
del día nueces amargas, y de cada palabra
el diario peso que cargo conmigo.
RECONDITA LUZ DE LOS DIAS
También esta noche pasará
Giuseppe Ungaretti
I.
Te habrá visto pasar el incesante flujo
de los días: como silueta de ruinas
contra el cielo recortada, tú que ya
ni esperas el alba, ni esperas.
II.
Ojos como breves lagos azules,
ahí donde cien pájaros de niebla
del agua leve su sombra marcaran apenas.
III.
Cada hoja del bosque atrapa el ínfimo
peso de la luz, cada rama gris en el verde
casi semeja tu tiempo y tu casa.
IV.
En el hondo laberinto te he buscado, en la tensa
red tejida de pasos, tal como el agua del día aún
espera la luna -y por el ojo estrecho de su cántaro-
Andres, querido amigo, una vez mas te agradezco especialmente,y a todo el equipo de redaccion de Artesanias, por publicar estos poemas aqui. Y los anteriores. Al margen de eso, sigo leyendo y apreciando a los poetas seleccionados y ensayos; gracias en especial por recobrar la memoria de Pasolini, y por Tsvetaieva.
ResponderEliminarUn gran abrazo
Alejandro Drewes
"Esos árboles...detrás de nosotros...(ocultan), la recóndita luz de los dias" mas el poeta vuelca sus versos por el ojo estrecho de su cántaro y nos lleva de su mano.
ResponderEliminarCelmiro Koryto
"hijos de la borrasca del tiempo" "me lleva el aire tenso de la despedida".
ResponderEliminarEn el entramado del bosque donde las hojas apenas sostienen el ínfimo peso de la luz,el poeta descubre la esbeltez de la rosa, y espera, "como el agua del día aún espera la luna"
Gracias Alejandro por tu poesía
Ofelia
Parece que el tema de la despedida fuera la médula de estos poemas, desde la metáfora del árbol al perder sus hojas, la cavilación, el recuerdo de otros verano. . . y la palabra poética se hace red y cántaro.
ResponderEliminarFelicitaciones al autor.
MARITA RAGOZZA