martes, 8 de febrero de 2011

Daniel J. Montoly - poemas



EL ÁRBOL DE BOUKMAN 
 
  
                                     proclamamos la unidad del sufrimiento
                                     y de la rebelión…
                                             Jacques Roumain* 

 
 
A estos niños y niñas de Toussaint 
que el mundo los desprecia 
por sus color de piel 
y por sus rostros gruesos. 
 
...el espíritu de Boukman 
debe mostrarle 
el sendero de vuelta al viejo árbol 
protector de los secretos 
a sacrificar en su tronco 
una paloma blanca 
y un borrego negro 
para que la raíz mayor: 
madre del profeta 
despierte la doblegada ira 
del mar, el agua y el viento. 
 
para levantar la vieja dignidad 
que el sol sea testigo 
como en los viejos tiempos 
cuando las cadenas rotas 
se transformaron en estrellas 
guías de nuestra América. 
 
A éstos, los herederos de Toussaint, 
que el mundo los castiga 
por el color de su piel 
y por sus labios gruesos. 
 
 
 el espíritu de las ratas 
 
                                                                           Al doctor Eduardo Umaña Mendoza  
 
al barrio 
que está al otro lado del puente 
llegaron ellas 
sigilosas  
en pleno apogeo  
de los 90. 
no esperaron  
que las invitaran  
a quedarse 
para montar 
sus madrigueras 
en los recodos 
oscuros. 
poco a poco 
fueron 
dejando huellas 
visibles 
de frescos orines 
en los muros 
de las escuelas; 
en lo peculiar 
de su lenguaje 
fijaron horario 
para salir, entrar, 
desayuno,  
almuerzo 
y cena. 
nadie cuestiona 
las reglas 
del macabro 
arreglo. 
desde entonces 
pasan cosas 
inauditas 
pero sin 
altercados, 
sin pintadas 
de protesta 
contra la ley marcial 
de su "gobierno" 
impuesto 
a sangre y pólvora.  
ahora los basureros 
son morgues  
anónimas, 
los parques 
lugares  
a los que todos  
temen. y todo sigue en  
"Paz", en "Orden " 
como en los cementerios. 
 Daniel J. Montoly



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* Corre el año 1791 en Haití. La colonia francesa está agitada por los disturbios internos entre los grandes y pequeños blancos, los mulatos y negros libres. Las ansias separatistas despertadas por la independencia de las trece colonias se han visto avivadas por la Revolución francesa, cada grito de «liberté, igualité, fraternité», dado en la metrópoli, han repercutido en Saint Domingue provocando disturbios, incoherencia, anarquía. Los grandes blancos han comenzado a formar organizaciones que, aunque reprimidas, amenazan con romper el dominio colonial sobre la parte francesa de la isla.
Comentando estos temas en la finca de Breda, un miembro del partido realista le sugiere al dueño delante de su cochero, Toussaint Louverture, un plan para sublevar a las plantaciones a favor de su causa. El astuto cochero comprendió el partido que podían sacar los esclavos de esta sublevación y tuvo la habilidad de aprobar el plan y sugerir que bastaría la promesa de tres días de descanso a la semana y la abolición de la pena del látigo para obtener el resultado deseado, aún más, Toussaint agregó que sería justo otorgarles la libertad a aquellos negros que se emplearían en sublevar a los otros, es decir, se ofreció par realizar la tarea.
Louverture ganó por fin la confianza de los agitadores, cuando todo fue convenido, se puso en contacto con los esclavos Boukman, Biassou, Jeannot y Jean François. Toussaint se reservó el derecho de servir de intermediario secreto entre los conjurados y los instigadores del movimiento, los otros devinieron obreros de la conjura.
Es la noche del 14 de agosto de 1971, en un claro del bosque de Bois-Caiman se reunieron doscientos delegados de las diferentes plantaciones y talleres del Norte. En medio de una ceremonia religiosa de Vodú los reunidos prestaron solemne juramento de solidaridad y prometieron liberarse de la dominación blanca. Ante todos aparecía el esclavo Boukman como líder del complot.
Si bien la conspiración estaba convenientemente preparada, las instrucciones de Boukman fueron mal comprendidas y en la noche del 16, un mayoral de Desgrieux intentó incendiar un almacén de bagazo. Perseguido y preso, el esclavo declaró la existencia de una conjura para matar a todos los blancos e incendiar sus propiedades, y denunció a los principales jefes del complot. Aún así, estos lograron escapar y en cuatro días la revuelta alcanzó proporciones formidables, pues no solo estaban en ella los negros esclavos, sino que muchos negros y mulatos libres que habían sido condenados a causa de una revuelta anterior dirigida por Vicent Ogé, se unieron también a los insurgentes.
En noviembre de ese mismo año Boukman murió en una acción de combate. A finales de ese mes se sumó Louverture al movimiento y poco a poco pasó a ocupar el primer lugar en la organización y dirección de la revolución, quien había sido su inspirador desde la sombra. 

6 comentarios:

  1. Muy bueno la obraa de este autor. Lo he leído detenidamente.

    Irene

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  2. La lucha desde la palabra es siempre valedera, conozco la obra de Daniel Montoly , es un placer encontrarlo en la revista y leerlo.

    Lily Chavez

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  3. El gran poeta que encarna con su palabra el sufrimiento humano de los de su tierra. Sus descripciones son muy vívidas, y son flechas encendidas para abrir conciencias, y sacarnos de la comodidad de nuestra parcela de vida.

    MARITA RAGOZZA

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  4. Me arremango en la misma lucha,has tocado mis fibras más sensibles Daniel, te felicito

    Hugo Jeremías Nieto
    Panamá

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  5. Querídisimo Daniel, tu sabes, soy una admiradora confesa de tu persona y de tu obra.
    Como siempre tu poesía ha conmovido hasta mis entrañas. Ese color de piel, esa oscura boca de la noche, se me hace que si no existiera la noche no existiría la luna , ni las estrellas.
    Que bueno encontrate aquí.
    Un abrazo extendido , querido amigo.
    amelia

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  6. Amigos y amigas, poetas y blogueros:

    como dije en otro comentario anterior, debo de expresar mi agradecimiento al maestro Aldao, por darle un espacio a mis poemas en esta excelente publicación, también a cada uno de ustedes por dedicar parte de su precioso tiempo a compartir sus palabras conmigo.

    Andrés, Irene. Lily, Marita, Hugo Jeremía, y por último, a la poeta que ha sembrado la semilla de la amistad en mis surcos, Amelia Arellano, hermana del corazón, gracias por ser tan bondadosos y bondadosas con lo que escribo.

    Abrazos.
    Daniel

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