lunes, 21 de marzo de 2011

CRISTINA PAILOS- El rincón de los libros


          El rincón de los libros 
Nuevos, viejos o injustamente olvidados

Kazuo Ishiguro

Desde sus tres primeras obras
por Cristina Pailos

 Cuando en 1994 se estrenó “Lo que resta del día” (The Remains of the Day) protagonizada por Anthony Hopkins y Emma Thompson bajo la dirección de James Ivory sentí la necesidad de ir al libro. Me llamó la atención el impecable inglés de la redacción, la penetración psicológica de los personajes y la imaginación para trasladarse sin fisuras a una forma de vida y pensamiento de otra época, de una sociedad inglesa de estricta separación de clases, arrogancia imperialista, y fuerte convicción de cómo influir en el comportamiento de los ciudadanos desde una superestructura cultural. Y no se trataba de influir tan solo sobre sus ciudadanos ya que desde la época victoriana hasta la segunda guerra, había una forma británica de ver el mundo, una voz internalizada en personas y países que dictaba códigos morales, estéticos.
 La relación sentimental reprimida que me conmocionó en primer momento en la película dio lugar a considerar luego algo aún peor: vidas frustradas por aceptar  como destino una forma equivocada de estar en el mundo. Una escisión entre el ser y el deber ser impuesta desde afuera por la realidad socio política,  y que los individuos creen que surge de su propia convicción y hasta levantan con orgullo su capacidad de cumplir con el deber. No cabía duda de que se trataba de una obra escrita por un inglés de pura cepa con las más mínimas reacciones muy bien internalizadas hasta para imaginar el pasado.
 La película fue muy buena y exitosa pero el libro me corroboró que el escritor Kazuo Ishiguro ofrecía la excelente pintura de una Inglaterra conservadora y con marcadas características aristocráticas que sólo un inglés podría reflejar.
Al leer dos obras más del autor, quedé sorprendida. La realidad no era tan así.

* * *
Kazuo Ishiguro nació el 8 de noviembre de 1954 , en Nagasaki y los japoneses , especialmente los oriundos de esa ciudad o de Iroshima , y hasta los chicos que como Ishiguro no conocieron la guerra, vivieron la pesadilla de la explosión nuclear que como una humareda casi invisible pero malsana dejaría sus marcas en los cuerpos o en las mentes de varias generaciones como una ominosa amenaza. También la participación de Japón en la guerra, seguida de la ocupación, los conflictos culturales y los reproches vedados o no sobre el papel de Japón en la guerra y de los resentimientos por distintas tomas de posición y compromisos políticos fueron todos recuerdos que sobrevivieron mucho tiempo después de haber finalizado la guerra con la rendición
Supongo que muchos de esos temas sobrevivirían en la familia de Ishiguro para que pudiera volcarlos con tanta exactitud en sus dos primeras obras: Pálida luz en las colinas y Un artista del mundo flotante.  
En 1960, la familia Ishiguro se radicó en Inglaterra porque su padre, Shizuo, oceanógrafo, había sido contratado para investigar la existencia de pozos de petróleo en el Mar del Norte y en caso de obtenerse resultados positivos, proyectar su explotación. Se instalaron en la ciudad de Guildford, Surrey, al sur de Londres.
La idea era regresar a Japón cuanto antes pero la situación se prolongó diez años hasta que finalmente decidieron quedarse. Sus padres querían volver a Japón sobre todo por su hijo porque aunque no sufría discriminación era siempre el único oriental, el centro de atención en cualquier lado, y para quien el mundo real estaba en casa, y el mundo extranjero era el afuera. Nunca habrán podido imaginar entonces que su hijo estaría entre los mejores escritores ingleses del siglo XX.
La adaptación no fue fácil pero su perseverancia parecía no tener límites.
En su casa se hablaba japonés, así que Kazuo se transformó en el gran observador del afuera, de aquello que ocurría más allá de las paredes de su casa. Trataba de comprender y de alguna manera incorporar, la modalidad inglesa. Imitaba la pronunciación y hasta los gestos hasta convertirse en un arquetipo de la cultura británica. Sin duda, lo logró como se puede observar en Lo que Resta del Día. Si bien fue un trabajador social que se ocupó especialmente de los sin techo, se graduó con honores en filosofía y literatura en la Universidad de Kent y en 1970 inició sus cursos de literatura creativa en la Universidad de East Anglia.
En 1980 Ishiguro obtuvo un master y al mismo tiempo firmó un contrato con la editorial Faber & Faber para publicar su primera novela, A pale view of the hills (Pálida luz en las colinas) a la que siguió An artista of the Floating World (Un artista del mundo flotante).
Todas sus obras fueron premiadas y por Lo que Resta del Día (1989) obtuvo el Booker Prize, la distinción más importante de Gran Bretaña.
La critica percibió de inmediato  el talento en sus dos primeras obras: Pálida luz en las colinas en 1982 y Un artista del mundo flotante de 1986. El desarrollo de estas dos historias  tiene lugar en Japón y también en otro momento histórico.
 La primera historia ocurre en el período inmediato a la devastación nuclear de Nagasaki y la otra evoca los años de reconstrucción de Japón después de la guerra. En estas dos obras Ishiguro es un escritor japonés y elige narradores cuya voz, sus conflictos, su apreciaciones de un mundo cambiante, de un pasado totalmente desaparecido, las reflexiones , las grandes dudas de la existencia no dejan la menor duda de que su autor sólo puede ser japonés.
Sin duda, Ishiguro en estas tres primeras obras se demuestra imbuído de sus dos corrientes culturales: Japón e Inglaterra. Es un escritor invisible que no se siente en sus obras porque sus narradores son fuertes, bien definidos, completos y a su vez, diferentes entre sí:
Sin embargo, ese sentido del deber , de la aceptación orgullosa de la posición social aunque para ello haya que vaciarse de identidad individual parece ser un punto en común que el autor descubrió en ambas culturas.
Pálida luz de las Colinas (A Pale View of the Hills)
 Ishiguro cuenta la historia de Etsuko, una japonesa de mediana edad que sobrevivió al bombardeo de Nagasaky y está viviendo sola en Inglaterra, después de la muerte de su segundo marido, un periodista inglés. La atormenta pensar qué responsabilidad le cabe en el suicidio de Kiko, su hija del primer matrimonio con un connacional, y los conflictos evidentes de su segunda hija, producto de su casamiento con el inglés.
Etsuko recuerda su vida en Nagasaki y en especial, su amistad con Sachiko , una viuda de guerra, y a su hija, la pequeña Mariko.
Sachiko parecía bastante alienada, la relación con familiares donde había estado alojada parecía muy conflictiva y ahora residía en una casa casi destruída pero no quería trabajar porque siempre hacía referencia a un pasado tan importante como incomprobable después del desastre. Mientras tanto, su hijita también con recuerdos confusos, miedos y alucinaciones permanecía bastante descuidada porque su madre Sachiko no quería perder la difícil relación con su amante norteamericano y su sueño de ir a vivir lejos , a “América”. Precisamente por ese descuido y por el clima sofocante y contradictorio, la pequeña Mariko se suicidó.
Al final de la novela, se comprueba que Etsuko , más que recordar a Sachiko estuvo narrando su propia vida en Nagasaki. La historia de Etsuko y Sachiko, y de sus hijas, Kiko y Mariko nos hacen pensar en cuantas madres, hijas, familias que aunque sobrevivieron al desastre, llevaron y transmitieron a otras generaciones, las huellas calcinadas de aquel golpe a la civilización, que no se remedian ni aún emigrando. Es una tragedia que paradójicamente incita a la serenidad o a la resignación o quien sabe que otra vuelta de tuerca de la vida, pero sus secuelas en la conducta dan  lugar a interesantes reflexiones.
Un Artista del Mundo Flotante (An Artista of the Floating World)
 También esta obra se desarrolla en Japón en los años de posguerra. El protagonista es Masuji Ono, un pintor retirado, un artista que en su momento parece haber sido muy prestigioso pero que cierto clima, algunas sugerencias y sobre todo, por las conversaciones interrumpidas de sus hijas y el tono de resentimiento que se les escapa más cierta soledad del propio Ono,  contradicen la fama a la que tanto se alude. También es evidente que ya no pinta más y sus obras no están a la vista. Se percibe un misterio, alguna vieja cuenta pendiente que incomoda aunque el tono no pasa de una agresividad reprimida o ironías.
Pronto aparece una primera preocupación manifiesta. Su hija menor, Noriko va a casarse, y tal como imponen las costumbres, la familia del novio debe estar al tanto de la vida del padre de familia de la novia y por ese motivo será sometido a una investigación. Su hija ya fracasó en un antiguo pedido de matrimonio por culpa del pasado de su padre y esto desespera a Masuji porque siente el malestar de su hija. Trata de ponerse en contacto con antiguos discípulos de pintura, ex colegas para que si los investigadores preguntaban sobre él, respondieran de manera que no dañara a su hija. Se percibe temor en el ambiente  pero finalmente pasa el examen porque la familia del prometido de Noriko parece guardar también un esqueleto en el placard.
La pintura de Masuji Ono quedó hace tiempo comprometida con la política imperial  y a través de sus obras se clamaba por la restauración de un imperio japonés que pudiera competir con el británico y con el francés. Se convirtió en líder de una escuela artística de propaganda política y llegó a denunciar a uno de sus propios discípulos por una actitud supuestamente antipatriótica. Ese discípulo fue preso y torturado.
Ono no ignora la dimensión de su error, de su fanatismo juvenil, pero quiere gozar con calma los últimos años de su vida, “lo que resta del día”,¿ pero realmente puede hacerlo? Su hijo murió en la guerra que él se encargó de apoyar y difundir, sus hijas influídas por sus respectivos esposos consideran patriótico apoyar el nuevo Japón del progreso, traído por los ahora salvadores que no son otros que los que un día pulverizaron y contaminaron de radiación a Hiroshima y Nagasaki. Para sus yernos, el verdadero valor reside en ser un día el Presidente de alguna importante empresa.
 Mientras Ono cavila sobre su pasado y bebe su te , su nietito juega a los gritos y saltos que es un cow-boy; dice que quiere comer mucha espinaca para volverse fuerte como Popeye

Creo que la calma con la que se analiza el pasado , la calma para enfrentar los días que quedan, en los personajes de estas dos novelas ambientadas en Japón, hacen que “Lo que resta del día” merezca una nota aparte porque aunque ésta última esté ambientada en Inglaterra , hay elementos en común entre las tres obras. Por algo, con el argumento del mayordomo inglés de la señorial mansión termina ese ciclo de personajes que hipotecaron su futuro. Más aún, a partir de esta última, los ambientes, personajes y voces narradoras cambiarán totalmente.
En una próxima entrega quisiera referirme un poco más a “Lo que resta del Día” y entender por qué algunos autores la ubican entre los mejores exponentes de la literatura inglesa poscolonial, para pasar luego a comentar las  últimas obras de temáticas actuales y otras formas de narrar en Kazuo Ishiguro.

9 comentarios:

  1. Excelente comentarios , querida Cristina. Si, es verdad a veces ls "adaptaciones" no tienen que ver con la realidad. Yo soy de la generación de los libros y muchas veces me ha decepcionado una película.
    Un abrazo fuerte.
    amelia

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  2. AY QUERIDA CRISTINA, CUANDO LAMENTO QUE MI VISTA NO ME PERMITA LEER NARRATIVA, EN ALGÚN MOMENTO QUE ENCUENTRO ALGUNA NIETA BIEN DISPUESTA LA LEERÉ, ME ENCANTAN SUS COMENTARIOS SOBRE LIBROS Y SUS ENSAYOS. UN ABRAZO

    EDGAR BUSTOS

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  3. Tengo el libro, y también vi la película. Pero el enfoque de Cristina hace que piense distinto de la obra.Aguardo la próxima entrega.
    Muy apropiado sacar a relucir al autor japonés por la situación que atraviesa su país.
    MARITA RAGOZZA

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  4. Los enfoques de Cristina son bienvenidos.
    Hace un vuelo al ras sobre los argumentos, muy bueno

    Pedro Altamirano

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  5. El comentario de Cristina Pailos es una crítica literaria, una crónica de cine, la descripción del autor, un "japonés británico", una de cuyas novelas fueron llevadas al cine, un análisis de la obra literaria del autor, todo en un artículo que trasunta los conocimientos y las informaciones que maneja con tanta soltura la autora. Excelente, Cristina, y esperamos tu próxima nota.
    Andrés

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  6. Muchas gracias a todos.Hace mucho que no escribo cuentos pero la respuesta de ustedes a mis comentarios me produce una gran satisfacción. Las palabras de Andrés Aldao son un enorme estímulo,el señor Bustos tiene siempre una delicadeza que me hace muchísimo bien y hasta que no aparezcan las nietas no se imponga leer porque textos más, textos menos, nada se compara con sentirse bien o no forzar la vista.
    Amelia tiene razón: a mí también me gustan más los libros pero la película no me decepcionó. Es otro lenguaje, nada más y ambos se complementan. Le debemos mucho al cine.
    A Marita le recuerdo que el autor es japonés de nacimiento pero desde los seis años es inglés y es un escritor inglés, claro que en su mente coexisten las dos culturas.
    Y me complace que le haya gustado a Pedro.
    A todos muchas gracias
    Cristina

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  7. Cristi

    Me llevan tus críticas, a mi vida, a pensamientos políticos, en fin a tantos lados.

    Te lo agradezco, la vida es tan amplia y compleja, el arte nos enseña a no encerrarlo todo.

    Barthes decía que lo que te hace levantarla cabeza del texto y asociar como me sucedió a mi con tu escrito es el placer del texto.

    En fin lo que te lleva


    Cristina

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  8. La última Cristina del mensaje nro. 7 es Cristina Villanueva. Me lo acaba de aclarar en un mail.
    Cristina Pailos

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  9. A esta altura querida Cristina, soy una convencida de que esto es lo tuyo. Los comentarios sobre libros, ensayos, las historias que has venido desmembrando últimamente y es muy importante lo que hacés y lo digo en serio, ya no hay quienes nos comente algo que a la vez induzca a leer o ver a partir de allí y confiamos en lo que nos dice esta "artesana literaria" que sos. Todo mi afecto

    Lily Chavez

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