Brecha
generacional
La
noche, pasada de tragos, trastabillaba bajo mis pies. Al llegar a la esquina
los semáforos giraban y se giñaban unos a otros. Crucé la calle en zigzag y
encorvado, como esquivando baches de ozono. Surgió el parque con las farolas
encendidas. Me dispuse a atravesarlo. Nada más entrar apareció un señor. Rígido
interceptó mi camino en mitad del paseo. No tuvo la gentileza de hacerse a un
lado y di la cabeza contra su cuerpo robusto y macizo. Ni se inmutó. Me maree
–más- y una brecha sangró en mi frente. Le recriminé su agresión pero no
respondió. Exigí se explicase mas no habló. Solicité su ayuda y nada. La luna
le iluminó el rostro y pude ver que era un enorme, indiferente, y lustroso
anciano. La eterna falta de diálogo de las generaciones precedentes, atiné en
pensar antes de desvanecerme.
Made in
En su rancho de los suburbios no existen estos festejos
ni muchos otros. A sus ocho años no recuerda haber festejado ni siquiera el
propio cumpleaños. Al primer descuido de esos niños arremete contra la gorda
encendida y corre. ¡Reo, guacho de mierda! les oye gritar. Más tarde,
acurrucado bajo el puente junto a un fuego que atora la noche de espectros
crepitantes, observa la ciudad: las filas de autos, la nerviosa policromía de
los semáforos, la fuente, la silueta de los árboles… En su barriga-alma, el
espíritu naranja y sólido de la calabaza ahuyenta, por unas horas, al fantasma
que a diario le atormenta.
sin lugar
se anegaron los sueños
del hombre sin lugar
el herrumbre y el frío del rancho
corroyeron la ilusión
y el agua verde del cordón
de putrefacción marginal
le inundó el alma
hasta hacerlo vomitar odio
desprecio por sus pares
y a pares de balas
se busca la vida cercenando iguales
desiguales en oportunidades
claro,
de civismo loable a la hora de tener
y deleznable avaricia a la de
igualar
ciegos y obcecados patrocinadores
de seres sin nada que atesorar
porque el semen vacío
procrea vacuidad
turbas de niños sin lugar
futuros hombres:
desarraigados
desesperados
deshabitados
desdiosados
chuecos* corroídos por la miseria
de aprender vedados
sin nada que dar y a la vez
nada que perder
a la hora de aprehender.
*alusión al Chueco Maciel, marginado
uruguayo famoso por repartir con los otros pobres de los rancheríos el importe
de sus cobranzas sociales.
insumo
pobre pobre,
pobre vive, sueña pobre
enfangado de indigencia avanza
por debajo de la línea trazada por
samaritanos hartos,
carga destempladamente la miseria
de su muerte cotidiana
atragantado con su fario indigesto
no, no importunes con demandas
el silencio es tu alimento
no, no indignes reclamando dignidad
dobla la espalda y prosigue
que adelante se abre un bello y
abismal futuro
-bello futuro sin vos y abismo sólo
tuyo-
un basural de optimismo
una perenne y lodosa hondonada
donde florece la muerte sus flores
de alivio
en tanto haciendo arcadas rezamos
por tu alma impenitente
piadosos los bien comidos
pobre, dócil e indefectible
mastodonte
millonésimamente celular, vascular,
genital
frugal por antonomasia
escollo condenado a no descollar
de idiosincrasia resistente
persistente en el designio de tu
génesis
y en enturbiar las estadísticas:
puntilla marginal de las periferias
urbanas
puntos de hambruna en los
planisferios
manchas de negras epidemias
pobre de sino pobre
pobre insumo desechable
pobre tu estirpe ramificándose por
simas sin sales
pariendo yuyos adictos a las suelas
no puedes proceder del simio pues la
evolución te ignora
ni del señor pues lo creado dicen no
desampara
haz de ser obra de un creador
paralelo
mas de seguro pusilánime
que un paraíso misérrimo reserva al
buen indigente
y a falta de combustible un infierno
gélido
al pobre que en la miseria falte,
los querubines que te esperan,
pobre, reptan no son alados
y el demonio –el peor- opíparamente
humano
y tu tumba, pobre, mísera y honda
profunda cual tu destino
ninguneada
como tu historia.
Bueno , muy bueno tu aporte Ernesto.
ResponderEliminarCrudo develar que a la gente no suele interesarle correr tal velo que la tramposa cotidianidad encubre.
Me pareció magnífico. Felicitaciones.
amelia