DULCE PALPITAR DEL NO OLVIDO-
“el olvido está tan lleno de memoria/ que a
veces no caben las remembranzas / y hay que tirar rencores por la borda…” MARIO
BENEDEETTI
Viene rugiendo el león
de dos cabezas.
Lo siento en el palpitar
de mi rosa.
En la huída de los
latidos del corcel.
En el miedo
aprendido en catecismos apócrifos.
Viene de lejos.
De una jungla colorada y
una niña triste.
Se va, a veces se va,
pero siempre vuelve.
Hoy, en la cornisa del
temor lo espero.
Quiero saber si es
fantasma, humo, viento.
Si teme, como yo; si
ama.
Si sabe que estoy hecha
de lodo.
Necesito saber si
pronuncia mi nombre.
Saber, si en él está mi
morada final.
Me tiendo sobre la pura
frente de una lápida.
Y espero.
El león de dos cabezas
llega.
Se tiende a mi lado,
vacilante.
Ronronea. Las palomas se
escapan de sus ojos.
Dulce palpitar del no
olvido.
Los íconos, rotos, caen,
amamantados.
Por donde el niño ha
besado los pechos.
La jungla siempre es atractiva, aunque sea llena de rugidos y miedos. Lindo, muy lindo poema, Amelia. La vida amenzada y salvada por miedos recordados. Gracias.
ResponderEliminarGraciela U.
La jungla y el león. El león que abre camino en la espesura para llegar a la morada.Las fuerzas de la naturaleza que nos reconcilian con la vida, en todo su salvajismo, en todo su acontecer impredecible; y la poeta espera la llegada del león en su morada mientras palpita la rosa.
ResponderEliminarGracias Amelia
Ofelia
Imágenes y metáforas anudadas a la perenne duda, al vacilante olvido, un reflexionar profundo como el rugido de las dos bocas del león, saludos, Carlos Arturo Trinelli
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