sábado, 8 de septiembre de 2012

Amelia Arellano



DULCE PALPITAR DEL  NO OLVIDO-

“el olvido está tan lleno de memoria/ que a veces no caben las remembranzas / y hay que tirar rencores por la borda…” MARIO BENEDEETTI

Viene rugiendo el león de dos cabezas.
Lo siento en el palpitar de mi rosa.
En la huída de los latidos del corcel.
En el miedo  aprendido en catecismos apócrifos.

Viene de lejos.
De una jungla colorada y una niña triste.
Se va, a veces se va, pero siempre vuelve.
Hoy, en la cornisa del temor lo espero.
Quiero saber si es fantasma, humo, viento.
Si teme, como yo; si ama.
Si sabe que estoy hecha de lodo.

Necesito saber si pronuncia mi nombre.
Saber, si en él está mi morada final.
Me tiendo sobre la pura frente de una lápida.
Y espero.
El león de dos cabezas llega.
Se tiende a mi lado, vacilante.
Ronronea. Las palomas se escapan de sus ojos.
Dulce palpitar del no olvido.
Los íconos, rotos, caen, amamantados.
Por donde el niño ha besado los pechos.


3 comentarios:

  1. La jungla siempre es atractiva, aunque sea llena de rugidos y miedos. Lindo, muy lindo poema, Amelia. La vida amenzada y salvada por miedos recordados. Gracias.
    Graciela U.

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  2. La jungla y el león. El león que abre camino en la espesura para llegar a la morada.Las fuerzas de la naturaleza que nos reconcilian con la vida, en todo su salvajismo, en todo su acontecer impredecible; y la poeta espera la llegada del león en su morada mientras palpita la rosa.
    Gracias Amelia

    Ofelia

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  3. Imágenes y metáforas anudadas a la perenne duda, al vacilante olvido, un reflexionar profundo como el rugido de las dos bocas del león, saludos, Carlos Arturo Trinelli

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