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domingo, 19 de octubre de 2014

Griselda Rulfo




S/T


Un pedazo de plomo
marca la línea
entre las cuatro patas.

La hiena
se arrastra
corriéndole al viento
y a la inmóvil espera.

Un cilindro espanta
la idea de la vida
y la muerte.

Y acá
entre mis líneas
desespera
el silencio.


                     S/ T


Si la muerte
fuera mi destino
quisiera que llegara
una noche
                de selva
                y luna
                lamiéndome las patas.


Si el hombre
me rompiera el corazón
con su acero
quisiera que suceda
        al pie de las melenas
        de siete leonas madres,
        en la pradera.





                LA SILLA


La paja
de la silla
que era de la abuela
es una vida que se fue
en desaires.

El respaldo
yergue su silueta
en columna trunca
nacida de los días
desalmados
de tambo
y extrañeza.

La sombra
estampa ausencia
en la siesta que se apura.

Una figura de abuela silenciosa
le miente
a esta hora.


S/T

En el filo
                de las horas
                los pies orillan
                        el suelo frío.

Tus manos
                sostienen la cuerda
                que agrieta la espalda.

Tu sombra
                encorva un pico
                        que desgarra.

Punza
                la agonía de otras tardes
                el dibujo de tus senos
                        que se animan

                                a vengarse.

Griselda Rulfo



lunes, 25 de noviembre de 2013

Griselda Rulfo


Discriminación  

La vi, cabizbaja
enrojeciendo de sudor
cubierta
cuando las voces infantiles
la llaman gorda.
Y ella
desvariando
el rechazo
que la anula
hasta despedazar
su alma
se esconde de los otros
entre columnas
de vergüenza.


            S / T

Una sierpe de gasa
        gris enlutada
circundó
el óleo
que la piel
exuda.


Mortaja de voces
silenció
el recuerdo.


Y ella
atisbó
el alma
cuando el espacio sutil,
envolvió

su cintura.

viernes, 30 de agosto de 2013

Griselda Rulfo


Emerge


S/T


Un pedazo de plomo
marca la línea
entre las cuatro patas.


La hiena
se arrastra
corriéndole al viento
y a la inmóvil espera.


Un cilindro espanta
la idea de la vida
y la muerte.


Y acá
entre mis líneas
desespera
el silencio.

  

                     S/ T


Si la muerte
fuera mi destino
quisiera que llegara
una noche
                de selva
                y luna
                lamiéndome las patas.


Si el hombre
me rompiera el corazón
con su acero
quisiera que suceda
        al pie de las melenas
        de siete leonas madres,

        en la pradera.



(Ilustración de Liliana Lucki - óleo de 80 x 100 cm.)

sábado, 6 de julio de 2013

Griselda Rulfo





discriminación  

La vi, cabizbaja
enrojeciendo de sudor
cubierta
cuando las voces infantiles
la llaman gorda.
Y ella
desvariando
el rechazo
que la anula
hasta despedazar
su alma
se esconde de los otros
entre columnas
de vergüenza.

      

S / T




Una sierpe de gasa
        gris enlutada
circundó
el óleo
que la piel
exuda.


Mortaja de voces
silenció
el recuerdo.


Y ella
atisbó
el alma
cuando el espacio sutil,
envolvió
su cintura.



martes, 21 de mayo de 2013

Griselda Rulfo


DISCRIMINACIÓN   


La vi, cabizbaja
enrojeciendo de sudor
cubierta
cuando las voces infantiles
la llaman gorda.
Y ella
desvariando
el rechazo
que la anula
hasta despedazar
su alma
se esconde de los otros
entre columnas
de vergüenza.

             Griselda Rulfo


S / T

Una sierpe de gasa
        gris enlutada
circundó
el óleo
que la piel
exuda.


Mortaja de voces
silenció
el recuerdo.


Y ella
atisbó
el alma
cuando el espacio sutil,
envolvió
su cintura.                                                                                           

martes, 9 de octubre de 2012

Griselda Rulfo

griselda rulfo



No asomó el
                   olvido
en tu piel
                   ni serpenteó
                   la vida
                            estéril.
Ni mis ojos pudieron
encender
                   la pasión
                   que el silencio
no apaga
                   ni condena.
No pudo
         ni quiso
                   ni sintió
el doblez de tu ombligo
el calor
         de mi lengua.
Nunca
el silbido
se coló
entre los cuerpos,
ni el sudor
evaporó su éxtasis.
No fue
ni quiso
ni actuó.
Nunca fue más
que un sueño
este amor.