Mi  Inocencia  
He perdido la inocencia ante tu instinto
que te llevara  a sondear por  mis caminos
recorriendo  sus recodos y sus ríos
y almorzando en mis manjares y mis vinos.
He perdido mi inocencia ante tus ansias
imperantes  de placeres conocidos,
que  tomaron como tuyos mis anhelos
transformando en pasión  lo maldecido.
Te erigiste como el hombre dominante
en el juego de una vida que empezaba,
saboreando  el placer del caminante.
Y te erguiste ante el sueño complacido
de lujurias,  ansias locas y favores,
soberano de la angustia y lo venido.
Te maldigo pues entonces  por  mi vida,
por mi afán,  mi ilusión y  mi demencia,
pues  lograste que hace mucho, mucho tiempo,
transformaras  en angustias mi inocencia.
Tus Ojos
¡Qué linda mirada tienen
esos  ojos tan queridos!
Se vuelven sol cuando miran
y son paz si están dormidos.
Yo no se qué hacer con ellos
cuando  taladran los míos,
me dan ganas de besarlos
y dejarlos sin respiros.
               Me conformo con rozarlos
               suavemente  o con delirio,
                porque muero por amarlos,
         y vivo por consentirlos.
MARTA:me apasiona leer tus escritos ésto dos q acabo de ver...IMERDIBLES!!!!!felicitaciones.Un beso hasta protito
ResponderEliminarNo sé quién escribió este comentario, de cualquier manera, muchisimas gracias por el mismo
EliminarMarta Díaz Petenatti
Marta, es un placer para mi leer tus poemas, son la viva expresión de un tiempo vivido con pasión, abarcan los sentimientos de todos y especialmente de nosotras, las mujeres. Gracias, son muy bellos.
ResponderEliminarGracias a vos querida amiga que desde tan lejos seguís palpitando los momentos compartidos de nuestra adolescencia.
ResponderEliminarGracias querida amiga
Marta Díaz Petenatti