domingo, 14 de noviembre de 2010

Luciana Mauro.


SEÑALES

Esa mañana despertó y sintió su ausencia. Revisó la cocina,  el living,  el cuarto de los chicos.
Busco alguna notita, aquella que suele dejarle cuando sale sin avisar.
No había rastros de ella en la casa.
La atmósfera había cambiado, su perfume ya no se olía por los recovecos de aquél hogar.
Intuitivamente fue hacia el placard. La ropa no estaba, se quedó contemplando varios minutos aquel espacio vacío. Comenzó a invadirlo un sentimiento de soledad que lo abrumaba. Pensó en los chicos, en sus hijos, en los de ambos.
Preparó el mate y cayó en la cuenta que no tenía con quien compartirlo. Tantos años juntos, imposible imaginar una vida sin ella.
Buscaba respuestas. Retrocedió en el tiempo. No hallaba motivos para esa terrible decisión. La culpó pensando en otro hombre, no se le ocurrió que el problema fuera él.
Una vez le había sido infiel, a pesar de amarla. La tentación fue irresistible. Supuso que jamás se enteraría, fueron apenas tres veces bien mentidas.
Últimamente hablaban poco, no pudo recordar la última charla.
Quiso vislumbrar algún indicio. Ese año  había olvidado su cumpleaños pero ella lo absolvió de culpa y cargo con una sonrisa en su rostro. La sonrisa si la recordaba.
El aniversario,  pasado por alto, no lo contó. Era moneda corriente, ella decía que no tenía importancia. Otras cosas hacían a la pareja. Otras cosas, ¿en esas había sido bueno? Aceptó que en este último tiempo había estado ausente. Ausente para ella.
Quiso volver a recordar la charla.
Dudó del amor, pero no justificaba el abandono. ¿El abandono de quién? No era lo suficientemente valiente para responderse.
Las diez de la mañana. Debía despertar a los chicos y alistarlos para ir a la escuela. Temía enfrentarlos.
Mientras le daba el beso de buenos días recordó por fin la última vez que charlaron. Una pelea. Salieron de su boca palabras que jamás debió pronunciar. Quedo tieso mientras los niños le repetían una y otra vez la misma pregunta ¿dónde está mamá?

Luciana P. Mauro nació en el año 1982 en la Capital Federal.
Actualmente  participa en el taller Papemor coordinado por la escritora Martha Goldin. Su cuento " Siete Abriles" fue publicado en la sección cultura del diario Perfil.
Edita el blog "Escribir es seducir" (http://escribiresseducir.blogspot.com
 

12 comentarios:

  1. ¡Excelente relato, Luciana! Felicitaciones por participar de esta revista literaria.

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  2. FELICITACIONES LU!!!!!
    VAMOS POR MASSS!!!!!
    DANY.(EL DE OLIVOS)

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  3. Artesanías siempre abre sus ventanas para editar lo inusual, rescatar poetas y prosistas de otras generaciones, nuevos autores y "ninguneados"...
    Andrés

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  4. EXCELENTE!! FELICITACIONES LU! CADA DIA ESCRIBIS MEJOR!! ES UN PLACER LEER TUS CUENTOS!!
    BESOS!!
    VERO UNA SIMPLE LECTORA!!

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  5. MUCHAS GRACIAS A TODOS!!!!!! EN ESPECIAL AL SR ANDRÉS ALDAO QUE ME DIO ESTA OPORTUNIDAD!!!!!

    SALUDOS

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  6. Escribir es seducir, si, porque las palabras también tienen perfume, curvas, algunas traen en la mano un puñal, otras son todo sonrisas. Y lo bueno es saber entrecruzarlas, dejarlas que mimen al lector. Me gustó Luciana, te felicito! Y a seguir, tenés mucho camino por delante para sacarle lustre a las letras.

    Lily Chavez

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  7. PROSPERO FUTURO EL DE ESTA NIÑA. ME GUSTÓ LA TEMATICA, PASA QUE A VECES CREEMOS QUE NADA "ES PARA TANTO" SIN CONSIDERAR AL OTRO. FELICITACIONES

    EDGAR BUSTOS

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  8. Sentí en mi mano el sartén, el aceite caliente.Qué lindo poder escribir y ser parte de esas ficciones.Bueno el tema también. Felicitaciones.

    Andrea Casas

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  9. Luciana, vuelvo al comentario, para que no digan que estoy loca. Primero leí los cuentos, el tuyo el de Tania y al momento de escribir, me confundí de texto.
    disculpá, sé bien cual es el tuyo , porque cuando leía pensé que muchos hombres tardan en darse cuenta de lo que sucede con el otro pero también pasa con las mujeres.

    Andrea Casas

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  10. y es que el hábito insensibiliza y eso que do bien plasmado en la prosa de la autora, bienvenida, Carlos Arturo Trinelli

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  11. Habría que alzarse contra el hábito con todas las armas que se dispongan , aplastarlo antes de que crezca...y así desaparecerá también la antipática y santulona resignación. Claro que de no existir, nos privaríamos el placer de tratarlo en magníficas novelas, películas, canciones y de este bello relato de Luciana.
    Muy bueno
    Cristina

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