lunes, 24 de febrero de 2020

PALABRAS PARA ANDRÉS ' ElsaJana Trillo Romero


Palabras…esto es lo que, con mucha gentileza, Ester Mann nos ha posibilitado volcar en la página abierta, para cerrar la revista que «nunca duerme»: un ciclo literario ha llegado a su fin…Pero ¿cómo decir adiós con solo decirlo? Así, con la irrelevancia del saludo cuando uno se cruza con otro, sin intención de brindarle ningún minuto para más que lo que se llama «saludito al vuelo», y mejor que vuele rápido. Incluso, suele bastar con la velocidad de un «Hi» o «chau» o « ¿qué tal?» y apenas una mano en alto a las corridas, que nunca va por respuesta. Podría decirse: una brevedad que ni siquiera ofende porque es simplemente: así, por uso y costumbre y por nada más. Y es justamente en este «punto» donde, más que nunca, necesito mis suspensivos que, a decir de algunos, dicen mucho. Es que en verdad, no alcanza un adiós… Hoy y aquí, «lo breve si breve» me suena a imperfecto e inadecuado para este espacio tan cálido, en el que se ha compartido además del arte de escribir, cariño, respeto, reconocimiento, valores,...porque a  mi querido (y tan nuestro) Aldaíto Aldaín, no le voy a dar esa palabra…ni tampoco a las Artesanías Literarias –con nombre y apellido como debe ser-.  Al capitán de esta nave de artesanos literarios, que ha rescatado talento y náufrago –y cuántas veces, a la deriva-, y que orientó la brújula en modo escritura hacia un destino al que todos íbamos, navegando placenteramente… Claro que no voy a decirle esa palabra a tus manos que timoneaban de sol a sol, asegurando que ningún tesoro hiciera agua, ni que alguien, como reiteradas veces yo, se perdiera por borda casi hasta ahogarse en lo insondable de un mar de enredos, que no el de las letras de todos…sino un desierto personal con motivos innecesarios…esos que me ausentaban por un tiempo, para reaparecer en decires de espuma, que como mar visitante de playas, a sembrar caracoles con rumores de viento en la arena…Y allí, vos, capitán, tirando una vez más la soga para ayudarme a subir, y diciendo: «Ah, volviste, nena, ¿a ver qué traes de nuevo? Mirá si dejaras de enroscarte en esos enredos que…»

Abel Z¨L / QPD, Andresito querido de todos tus artesanos, Avi-maistro entrañable, papi elegido que nunca sabré cómo soportaste tanto y, hasta me convidaste «latkes hechos con tus propias manos» que «no a cualquiera», según decir de Nurit, tu amada compañera de la vida: a vos no, seguro que no puedo decirte adiós. Permitime entonces, en lugar de adiós inventarte un: «en mí» (que no es lo mismo que «mi», ese posesivo que empecé a perder bien de bebé y ya no supe recuperar.) Así que, tu cuerpo al polvo; y lo mejor de vos, a la memoria de todos los que te conocimos y amamos. Pero a este  «maistro Aldaín» que me diste un nombre en tus páginas y un lugar en el camino, solo puedo llevarte en mí. Me señalaste un camino, sabiendo poner el reto donde hizo falta y el regalo de tu sonrisa plena de ternura cuando mis papeles borroneados te hacían feliz. Tantas veces y sin hacer ojos ciegos, disculpaste mi inconstancia en la revista a la que, sí entregué lo mejor de mí, pero nunca todo que hubiera sido capaz, de no haberme dejado llevar de a ratos por un oleaje en balsa «salvanadas»…
A vos, Aldaín, hombre de valores y convicciones, luchador incansable por las cosas y las causas que defendías en la vida, mano amigo lista y hombro fuerte allí donde hacía falta, dueño de la justeza de algún enojo allí donde había que auxiliar baldosas flojas y enseñar fortalezas: a vos «el Andresito Aldao» y a tus páginas literarias que siempre en mí, solo les digo: muchísimas gracias. Nunca cobraste un peso y nos leyeron y comentaron en todas partes. Exigías el buen modo de decir, pero jamás el qué decir: en ello, tu lealtad a las letras que deben expresarse, y tu aceptación y bienvenida sin más distinciones que las del arte de la palabra…
En tanto que una de las diferentes voces que contamos en Artesanías Literarias primero y Artesanos  Literarios después, aquí dejo mi sincero y enorme cariño por esta «revista que nunca…» durmió, a la que le ha llegado el tiempo de bajar las persianas de relatos, en aras del merecido descanso. Así como también, la profunda tristeza de saber que a su mentor, hacedor, y capitán, dador ocupadísimo en que todos tuviéramos un lugar: Andrés Aldao, le tocó su hora de cerrar los párpados, definitivamente.
Para vos, Abel: Avi Ben Shlomo en mí, Andresito en mí, Aldaíto…aquí en mí, latiendo en el corazón que aun late dentro de mí y hasta el reencuentro… muy buen descanso.

ElsaJaná, o como te gustaba: ElsaJana Trillo Romero -23/02/2020-

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