Poema I
Soy la
que regresa descalza
empujada
por amores de barro encendido.
Con un pañuelo rojo en la mano,
llamando
a recova al pueblo serenado en sueño por el río
que viene demorando diluvios
y no
sabe que digo a todos su nombre de piedra blanca,
sus
gastados derrumbes y sus pesadas lunas,
cuando vuelco la voz
en lo
que resta del viento y su destino ciego.
Soy la
que lleva el dolor de una espina en la boca,
la que anda sola entre huesos
calcinados
buscando
treparse al tronco menos herido del monte
para
arrojar al animal de la pena, lejos.
La que
regresa como una evocación
del
pensamiento de un hombre en llamas,
dispuesta
a celebrar el fin de lo perdido.
Soy la que dibuja la luz en el
ojo de la noche.
Esa
distancia
Aquél con quien no buscabas
encontrarte
con él llegas lección de soledad
para
que sea – tuyo
para
que sea sólo - tuyo
después
de las glicinas
en esa
vocación de aroma y penumbras
que
desborda a los patios
después
de los costados azules de la noche
dándole
la espalda a la piedra
y el
centurión del viento quemando la vida
el patio
sí – la casa
el
hombre en sueños enmarañado
desde
la mansedumbre fija de sus ojos
rocía
con despedidas a la infancia
pero no
como respuesta a la muerte
sino
como gemido de la carencia
el
autor de la memoria compartida
del
sonido prodigioso de la risa
el
hombre con el que caminas por la calle
caminas
a ciegas – con él
empujada
por la tentación de ser el único huésped
y amar
con las manos la lejanía
el
patio sí – la casa
el
rumor de la glicina en la hoja de papel.
(Inédito)
Celia Fischer
Dos poemas que son gritos en la distancia...
ResponderEliminarPoemas que llegan y hacen nido.
Celmiro Koryto
La memoria acuna los recuerdo, ignora la distancia, recupera el pasado, al "hombre que camina ciego por la calle", recuperado en el rumor de las glicinas.
ResponderEliminarGracias poeta por tus bellas imágenes.
Ofelia
Imágenes desafiantes que trepan la vida, desde el rumor de una flor.
ResponderEliminarDeliciosa su lectura.
Felicitaciones a la autora.
MARITA RAGOZZA