GIGANTE ENFERMO
Respirando un aire envenenado, tropiezo en
veredas,
muros, gases y humos,
apenas vislumbro
la sonrisa permanente de las olas,
oigo las aves bordando las aguas,
procuro moverme, salir
de esta prisión;
mis pasos envejecen,
se detienen en las esquinas desamparadas,
pasan transeúntes sin conciencia...
La noche se aproxima sobre los últimos
arreboles.
Nadie está a salvo,
mujeres transitan aterradas, niños piden
gotas de sol
sin sospechar
que pueden ser violados
por fieras ocultas tras un auto o a la
sombra de los árboles...
El país se arrastra entre quejas y
cuchillos,
no hay estile para extirpar este tumor
nocturno: crece,
se agiganta con las horas,
establece sus cuarteles en corazones
nuevos, ya sudorosos
de miedos y abandonos.
La gente se refugia dentro de sus cárceles.
(Escucha, urbano prisionero,
si te dejan sangrando, morirás, porque no
tienes cómo pagar
un poco más de vida)
Ahora más que nunca abundan las bestias de
la maldad.
Frenéticos títeres corren tras la
recompensa inexistente
de un dios rodeado de balones...
Y se alzan grotescas figuras para que los
infantes
aprendan,
mamen la misma mamadera, convirtiéndose en
idiotas
tras el dinero fácil...
Este es el mundo:
gigante enfermo destilando negros vapores, gimiendo
como una rata entre las fauces
depredadoras...
La estulticia repta, devora paredes,
cráneos, relumbran
sus enormes colmillos...
La bolsa de estiércol oscila, subiendo y
bajando pestilencias...
-¡hay que alimentar a la termita del norte
experta en saborear carne de pueblos
maltratados...!-
Entre verdes hermanos echo a caminar.
Heladas navajas del viento cortan, hieren
bajo un cielo enfadado en ausencias
lunarias
Entre la sombra y las arenas los enamorados
cantan:
planes, juventud, ilusiones, metas doradas,
pero el caos adquiere acerados contornos...
¡Cómo abandonar estos tétricos parajes y
el peligro de la avaricia dispuesta a
despedazar el planeta!
De mis rodillas
resbalan amaneceres perdidos en la
infinitud..., lloran la fuga
del sol de sus huesos...
Ya nada importa el dolor del hombre sin
antifaz.
Lo penoso es el fatal sendero por el cual
los estúpidos avanzan.
Carlos Ordenes Pincheira
Excelente poema donde el gigante se destruye por el comportamiento humano.
ResponderEliminarUn placer leerlo
Celmiro Koryto
Dentro de la enormidad del mundo el poeta descubre la estupidez y el paisaje árido de la desigualdad y la intolerancia.
ResponderEliminarExcelente.
MARITA RAGOZZA