CINE: Repensar la juventud
Un joven
veinteañero abre la nevera a altas horas de la noche para consumir los restos
de su tarta de cumpleaños. Juega con los números de cera que sirvieron de
velas: son un 2 y un 4 que, en el jugueteo, acaban formando un 24 y un 42, dos
edades que podrían marcar parejos estados de perplejidad ante el futuro e
insatisfacción por un presente donde se empiezan a incumplir los sueños y
promesas de la primera juventud. Es una de las escenas que componen Amanecidos, debut compartido por
los cineastas Yonay Boix y Pol Aregall, y en ella parece esconderse una de las
posibles claves para orientarse en la naturaleza fragmentaria del conjunto: una
mirada atomizada a un final de la juventud que se percibe como antesala o
ensayo general del desencanto adulto.
Bajo su
forma de tupido tapiz de micro-ficciones, Amanecidos se plantea el problema
de cómo capturar esa zona de tránsito sin recurrir a los erosionados golpes de
efecto que suelen condicionar tantas representaciones cinematográficas de la
juventud: aquí no asoman ni el sensacionalismo, ni la sensiblería. Tampoco el
moralismo, ni la exaltación narcisista. La película huye de apriorismos y, en
su apuesta por la síntesis y su gusto por el detalle elocuente, podría
considerarse el reverso de Puzzled Love (2010), la estimulante
película colectiva de la ESCAC
que deconstruía para volver a reconstruir los modos de la comedia romántica.
No todas
las piezas que componen Amanecidos brillan a la misma
altura: lo intrascendente se alterna con el golpe certero y, en algunos casos,
como en el episodio de los pies de cerdo, el tono acaba forzando la
verosimilitud. También se detecta cierto desequilibrio en un elenco a ratos
propenso a la disonancia amateur. Con su recital de tentativas y sus puntuales
pasos en falso, la película despeja, no obstante, todo interrogante sobre el
talento y la ambición de Boix y Aregall. Acompaña a la película el cortometraje 101 de Lluís Miñarro: un
retrato en miniatura del cineasta centenario Manoel de Oliveira realizado
durante el rodaje de El extraño caso de Angélica (2010): parece una
pieza discreta, pero no lo es. En ella se condensa la esencia del cineasta: su
humanismo, su mirada elegiaca sobre un mundo perdido y sus intuiciones sobre el
potencial del cine para la reflexión y el sueño.
Dirección: Yonay Boix y Pol
Aregall. Intérpretes: Brais Abad, Javier
Pereira, David Arnans, Maggie Civantos, María Cuesta, Laura Díaz, Cecilia de la Torre. Género: drama. España, 2011. Duración: 68 minutos.
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