jueves, 12 de julio de 2012

Xafier Leib´s



magnéticas...

La luna le había dejado de hablar, o por lo menos, eso es lo que ella creía. Cambió de cáscara, cambió de piel, sus ojos se volvieron hacia el interior y las palabras se detuvieron en el umbral.
Cuando le pregunté por qué, me dijo algo que no puede comprender. Girábamos sin parar por las calles desiertas de una ciudad.
- Se parece a París – dije.
Ella miró a su alrededor y pidió bajarse en la esquina.
No volví a verla en tres días; setenta y dos horas amontonando palabras, frases, atisbos de ideas que nunca lograría expresar.
Comunicábamos mediante señales de humo, espasmos aislados y letras de diversos colores. Cuando se acababa el tiempo, le seguía hablando al infinito.
Nunca lograba recordar su rostro. Pasaba mi tiempo a reconstruirlo, haciendo uso de los recuerdos fragmentados que disparaba mi mente. Sin éxito.
Tal vez nunca existió. Digo esto sabiendo muy bien que no es cierto, pero a veces es necesario mentirse a sí mismo.
El cansancio me vencía pero quería llegar hasta el final de la noche. Era viernes casi todos los días y todo estaba prohibido. Límites. Orden. Por momentos su rostro se encendía pero me quedaba dormido y lo perdía de nuevo.
La noche seguía fluyendo y al despertar, el día se mostró peligroso. Signos de interrogación flotaban en el aire, como si fueran burbujas de jabón. A veces, incluso estallaban.
“Es tan sólo un cruce de caminos”, pensé. Dos aristas que llegan desde el infinito, cada una siguiendo su norte. Seguíamos, como siempre, avanzando hacia el norte geográfico, aunque sentíamos una atracción cada vez mayor por el norte magnético. Cosa curiosa que ambos no se encuentren en el mismo lugar… Como si estuviera hecho a propósito, para poner a prueba nuestra voluntad y capacidad de resistencia. Y entre ambos, ¿qué habrá?

Suele suceder que el norte magnético se encuentra en el sur. Porque las fuerzas naturales no tienen reglas ni lógica, a pesar de que los científicos se empeñan en demostrar lo contrario.
I am the master of my fate”, escribió una joven sobre el dorso de la funda de su teléfono celular. ¿Será verdad? Probablemente pero, ¿su destino estará en cuál de ambos nortes? La joven lee el diario parada en un vagón repleto de gente. ¿A cuál de los dos nortes estará yendo?
Linda mujer de cabellos negros y ojos tristes. Porque el norte magnético se encuentra muy lejos del otro. Tristes porque la geografía es caprichosa, infantil y cruel. Y porque poco importa lo que hagas, la brújula seguirá apuntando hacia el otro, el magnético…
A dos mil años luz de distancia nos detuvimos y nos miramos. Era como estar frente a frente, como si se tratase de una curva casi paradójica en el espacio-tiempo. Como si nos encontráramos parados sobre el mismísimo polo magnético.
- Señales de humo – dije.
- Me hace bien – respondió.




3 comentarios:

  1. Me maravilla que el autor, mediante conceptos tomados de la Física, lleva tan bien este cuento, agradable en su lectura, donde se enfatiza la necesidad de una comunicación no tan técnica, sino humana.
    Felicitaciones al autor.
    MARITA RAGOZZA

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  2. Xafier, siempre tus cuentos enigmáticos pe producen placer. Como caminar hacia un precipicio a ciegas...
    Andrés

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  3. Te extrañaba Xafier, siempre tus textos dejan sabor a más.
    Gracias
    amelia

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