martes, 12 de julio de 2011

ESTER MANN

NÁPOLI


Una canción inolvidable

            
Han pasado muchos años. Por una callecita del puerto de Nápoles caminábamos cinco amigos. Era la hora del crepúsculo. Todos teníamos 18 años y mucha fe. Una confianza en el futuro basada tan sólo en nuestros pocos años.
Por la calle prostitutas, contrabandistas, estafadores, pasaban sin afectarnos. No pertenecían a nuestro mundo, no podían minar nuestra certidumbre, nuestra certeza de que pronto el mundo cambiaría, que la falsedad, la miseria, la doblez desaparecerían de la faz de la tierra. Y, también nosotros seríamos protagonistas de esa transformación.

Se oían los ruidos propios de la hora en cualquier ciudad: madres que llamaban a sus hijos, hombres que volvían del trabajo y se saludaban de vereda a vereda. Un niño protestó gritando: ¡No, mama, un po piu! De una ventana brotaba la música de una radio: guarda que cielo, guarda que luna...
Para nosotros, la vida era una recta escalera que subía y subía sin fin. ¡Siempre arriba y adelante! Aún cuando cada uno ya tenía su historia, creíamos que cambiar el mundo era cuestión de voluntad y decisión. No cometeríamos los errores de nuestros padres, no nos sumergiríamos en las aguas de la rutina...

Hace muchos años que no veo a aquellos cuatro amigos, pero nunca olvidé ese momento, esa canción y la luna llena que ya se veía en el amplio firmamento y parecía ilustrar la canción.
Juan, que asumió por propia iniciativa el papel de dirigente de nuestro pequeño grupo, es hoy contratista de obra y tiene mucho dinero.  Paula murió hace unos años después de una enfermedad muy larga y cruel. Victoria terminó su carrera, se dedicó a ella y no se casó ni tuvo hijos. De  Daniel nunca supe nada ni volví a verlo.
El mundo cambió, en efecto. También nosotros. De todas nuestras certezas, de las esperanzas y la seguridad en nuestra fuerza y nuestra voluntad, sólo quedó el eco de una canción que vuelve a mí cada vez que miro el cielo y encuentro el círculo plateado y perfecto de la luna.

Ester Mann


7 comentarios:

  1. Que hermoso Nurit ! Alguien dijo que sería de los poetsa sin la luna , yo , me pregunto ¿Que sería de la luna sin los poetas?
    Un abrazo . amelia

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  2. Una prosa que roza lo poético con una carga justa de nostalgia, saludos, Carlos Arturo Trinelli

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  3. Una canción unida de recuerdos y lunas llenas con la edad justa que sube cuestas bajo el estilo metódico de Ester, vivimos mundos nuevos que resisten mundos viejos con palabras de granito.

    Celmiro Koryto

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  4. Siempre la simpleza entremezclada con una cálida ternura , ese estilo tan tuyo Ester que por los momentos que dura la narrativa al menos, nos lleva a otro mundo.

    Lily Chavez

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  5. Es el tuyo un texto-nostalgia de años de lucha y formación, añoranzas por lo que no fue, por el mundo nuevo que soñaron millones de jóvenes y finalmente recibieron las carroñas cotidianas del planeta tierra 2011. Somos los restos de una bandera que se vuelve a hacer flamear.

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  6. Propicio el texto en el mes en que muchos celebran la amistad.Y no hay amistad más fuerte que aquella que se enlaza por una lucha de principios en los que se cree a rajatabla.Nostalgia de una ciudad y de unos amigos que al son de una canción vuelven al presente.
    Breve, intenso, dice mucho más que lo que se lee.
    Felicitaciones Ester, y cariños

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  7. Ester, creo que ya sabes, pero lo repito. "Aves del cielo " es mi nombre registrado en Google. Soy Marita Ragozza

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