lunes, 25 de julio de 2011

CRISTINA PAILOS





Las letras de Buenos Aires

  Buenos Aires como fuerte protagonista o antagonista en los conflictos de su gente es indudable. La literatura, el cine, el arte en general, así lo reflejan. .
 Otras ciudades reales, emblemáticas y hasta míticas,  a las que me he referido en otros artículos, gozan de una universalidad ganada durante siglos.  En esta ciudad no instalaron su sensibilidad y sus ficciones escritores y poetas del mundo como ocurrió con  Venecia, Paris, Londres o Praga.
            La capital de Argentina tiene una presencia tan fuerte en el arte académico o popular, en el sentir de sus habitantes, que no se podría entender a un porteño en toda su plenitud sin conocerla en su ritmo, su clima. La mayor parte de sus creadores en música, pintura, cine, literatura se afanaron por expresar sus goces, conflictos personales y sociales, luchas y reflexiones,  fantasmas urbanos presentes en todos los tiempos.
Si prefiero hablar de letras y no de literatura es porque al evocar la ciudad desde fines del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando consolida su identidad, las letras de los tangos, y el arsenal de frases en el fileteado porteño extractan facetas muy importantes de la sabiduría popular que surgió en esos años y que posteriormente fue inspiración para grandes creadores. El sainete y el grotesco en la escena constituyen también otro tema que reflejó la sociedad de entonces y dejó un precedente en el teatro argentino que a lo largo de la historia dejaría nombres notables en la dramaturgia, en la dirección y en la actuación y que continúan generando excelencia  Quizás sus hitos más importantes en tiempos posteriores fueron la época del teatro independiente, el teatro del pueblo de Barletta, teatro abierto y el teatro por la identidad. El teatro fue reflejando los cambios sociales, nuevos gustos estéticos pero siempre tuvo un merecido prestigio en el favor popular.
 El sainete, el grotesco, el exceso de localismo y las obras de tinte costumbrista fueron quedando atrás , aunque no olvidadas, y el teatro alcanzó mayor universalidad y profundización en conflictos contemporáneos. Las vanguardias de los 60 hicieron sus experiencias con múltiples recursos en la relación actor-espectador, no sin cierta reticencia de algunos críticos. En 1965, El Desatino, la obra de Griselda Gambaro significó una verdadera ruptura con el realismo social anquilosado, quizás, en una mítica que había dejado de satisfacer a espectadores y artistas.
Las letras en Buenos Aires se fueron modificando a través de los tiempos pero siempre resultan esenciales  si queremos entender a esta ciudad protagonista de ficciones y realidades.   
            El fileteado es esencialmente arte decorativo popular. Esa explosión de colores vivos surgidos de las fábricas de carros para tapar el gris burócrata de tonalidad  municipal, pronto recorrería las calles con infinidad de motivos y cuidada técnica convirtiéndose en un género inconfundible y porteñísimo..Flores, volutas, hojas de acanto, cintas argentinas, bolitas, líneas rectas y curvas de diferentes grosores enmarcan escenas campestres y personajes populares como Carlos Gardel y la Virgen de Luján. 
Contrastes y transparencia permiten que el esmalte sintético añada apariencias de volumen al mismo tiempo que una resistencia desafiante y burlona ante las inclemencias del clima.
Junto al atrayente diseño, a menudo en sencillos carros de fruta tirados por caballos que siempre nos hacían sonreír, no podemos pasar por alto las frases en letra gótica y que son sin duda “su voz”, su espíritu y hasta quedaron en dichos populares. Jorge Luis Borges supo ver “costados sentenciosos” en ese arsenal de frases .
            Algunas muestran picardía o afán de divertir, pero otras son mensajes de valores socioculturales; una filosofía popular tan breve que parecen  verdaderas simientes intuitivas de actuales microrrelatos.

Pará canejo…llevo gurises (Transporte escolar)
Tomalo con soda (Soda Fernandez)
Avise usted donde baja porque hoy el MAGO no trabaja. (micro o tranvía)
A fuerza de vender perros me pude comprar esta cucha
Este es el camión de la sabiduría
Hay amores que envejecen pero no maduran
Vos hacés pinta con lo ajeno, yo soy croto con lo mío
Vivir sin arriesgar no es vivir
Si tu estrella no alumbra, no apagués la mía
No te arruges que la envidia te plancha
Muchos miran mi progreso pero no mi sacrificio
Lo mejor que hizo la vieja, este pibe que maneja.

            El espíritu itálico de los primeros fileteadores de carros queda en evidencia. Comedia y drama se esbozan al mismo tiempo y ese origen influyó en gran medida en el ser porteño.
            En la década del “40” el fileteado continúa en los carros, que siguen andando aunque en menor cantidad,  pero pronto advirtió que para su supervivencia era mejor subir los estribos de camiones, colectivos, tranvías y ornamentarles las carrocerías. Cuando yo era niña pensaba que era normal que un camión o un micro estuviera fileteado. No me llamaba la atención esa ornamentación. Supongo que de no estarlo,  me hubiera hecho pensar que esos transportes eran truchos , o sospechosos. La costumbre hacía que la ciudadanía en general no le prestara gran atención.
            Para la crítica de arte, el fileteado era totalmente inexistente en cuanto arte pictórico y ni hablemos de las letras. La primera exposición de fileteado porteño recién se realizó en 1970, gracias a la paciente recopilación de trabajos hechos por Nicolás Rubio y Esther Barugel.
            En 1975, una ley nacional prohibió filetear los colectivos y junto con otras disposiciones y las sucesivas crisis económicas que no dejaban margen para los gastos que insumía la decoración, el filete va desapareciendo.
Pero como otras manifestaciones del arte, el tango, por ejemplo, con épocas de perfil bajo, no muere. Tanto uno como el otro tuvieron su renacimiento en los últimos años . Pueden variar las formas , las técnicas, los mensajes, pero ambos existen.
 En contextos tangueros, en publicidad y sobre todo en el tatuaje y el bodyart, el fileteado sigue siendo arte de Buenos Aires, con modificaciones pero también clásico.

Filete porteño de Alfredo Genovese / Primera edición- Buenos Aires: Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2007. / 112 páginas
(Durante la Jefatura de la ciudad de Jorge Telerman)
              
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La pampa y  sus rasgueos de guitarras melancólicas gozó de gran estima por algún tiempo en el siglo XIX y esa sensibilidad persistió aun  cuando la vida urbana le fue ganando lugar al campo y fueron quedando atrás las guerras de la independencia y la organización nacional. Aquella guitarra curtida en las soledades pampeanas, sabedora de arriadas en montón, redadas, enfrentamientos y pasiones se unió más tarde a los timbres del bandoneón, los violines, el piano o compartió el favor del público. El canto criollo en la voz de dos payadores de talla como Gabino Eseiza y H. Cazón fue un éxito que se mantuvo hasta cerca del veinte. Al arte del verso sumaban sus explicaciones, razonamientos, réplicas  veloces, ingenio. Fue surgiendo el payador urbano, el compadrito. Las melancolías y el humor porteño y los sinsabores y alegrías, luchas y fracasos de los habitantes de ambas márgenes del Plata fueron necesitando otro lenguaje para expresarse. Ya no les resultaba maleable, ajustado a su realidad, el lenguaje heredado de sus padres del interior o las lenguas de quienes llegaban en barco.
            De aquel encuentro entre la pampa solitaria y el río seductor surgieron los primeros tangos que se conocen. Primero fueron sólo ritmo, música. No se cantaban, y cuando hubo letras, parece que fueron bastante pobres y nada edificantes ya que se glorificaba al “taita”(matón), “ la fariñera “(daga, facón), “la meneguina” (el dinero), “la paica” (mujer perteneciente a un rufián).
 Idea Vilariño, en un artículo publicado en la revista Capítulo número 117, de 1981, menciona a “El Taita”, tango de 1910 con música de Alfredo Gobbi y letra de Silverio Manco, precisamente para ilustrar el contenido de las letras de entonces. Por su extensión sólo voy a reproducir algunos versos:
Soy el taita de Barracas,
de aceitada melenita
y francesa planchadita
cuando me quiero lucir.
Si me topan me defiendo
con mi larga fariñera
y me lo dejo al pameca
como carne de embutir.

Y si se trata
de alguna mina
y día a día
Da lindo espor,
y yo me paso
calaveriando
y desechando
mi sinsabor.
…………

Es mucho lo que podría decirse del tango y mucho más (y mejor ) lo que han escrito los especialistas en su historia. Lo que importa es que sus letras acompañaron y siguen acompañando generaciones en sus cambios y nuevas actitudes de vida aunque los clásicos, los de la guardia vieja no se olvidan ni se archivan. Están presentes en los asaditos del fin de semana, se cuelan por nuestra ventana al paso de algún transeúnte trasnochado, acompaña en las rutas a los conductores de micros de larga distancia y de camiones, además de las tanguerías , hoy tan buscada por los turistas extranjeros . El cine argentino , a partir de 1930 ,con las diez películas cortas de Carlos Gardel, y todas las que siguieron que popularizaron también las orquestas de Francisco Canaro, de Aníbal Troilo u Horacio Salgán. Pero volviendo a las letras, esta música popular con argumento, con sentimientos quizás, llegó a su máximo nivel poético con Homero Manzi y Discépolo. .
Es larga la historia y corto el espacio, así que voy a transcribir algunos textos que muestran como las letras del tango nos siguen acompañando y nos siguen posibilitando íntima compenetración en el paso del tiempo.

Barrio de tango
Letra: Homero Manzi
Música: Aníbal Troilo

Un pedazo de barrio, allá en Pompeya,
durmiéndose al costado del terraplén.
Un farol balanceando en la barrera
y el misterio de adiós que siembra el tren.
Un ladrido de perros a la luna.
El amor escondido en un portón.
Y los sapos redoblando en la laguna
y a lo lejos la voz del bandoneón.

Barrio de tango, luna y misterio,
calles lejanas, ¡cómo estarán!
Viejos amigos que hoy ni recuerdo,
¡qué se habrán hecho, dónde estarán!
Barrio de tango, qué fue de aquella,
Juana, la rubia, que tanto amé.
¡Sabrá que sufro, pensando en ella,
desde la tarde que la dejé!
Barrio de tango, luna y misterio,
¡desde el recuerdo te vuelvo a ver!

Un coro de silbidos allá en la esquina.
El codillo llenando el almacén.
Y el dramón de la pálida vecina
que ya nunca salió a mirar el tren.
Así evoco tus noches, barrio ‘e tango,
con las chatas entrando al corralón
 y la luna chapaleando sobre el fango
Y a lo lejos la voz del bandoneón


Tango de la muerte
Música: Alejandro Dolina
Letra: Alejandro Dolina

¡Qué se haga ya la oscuridad!
Deténgase la sucesión.
En una ausencia tan brutal
que es uno mismo el que no está.
Y no quiero sentir ningún dolor
es lo que duele más.
Llegó el olvido, vencedor
y ya el saqueo comenzó
En la memoria sin guardián
libros de viento robará.
Y de tu verso más cantor
nadie se acordará.
Yo juego con la carta más segura
no importan los vaivenes de la suerte
aquí donde me ven, yo soy la Muerte.
El precio de la última aventura.
Yo soy mucho más fuerte que la vida.
Yo soy la última rima del poema.
Mi voz en todo acorde suena.
Y con cualquier camino yo hago esquina.
No hay que pensar ni preguntar;
yo soy mi propia explicación,
Soy el sentido y el motor
de la poesía y el amor.
La nada espera, vamos ya.
Su tiempo terminó.


Honrar la vida
Eladia Blazquez


¡No! Permanecer y transcurrir
no es perdurar, no es existir
¡Ni honrar la vida!
Hay tantas maneras de no ser,
tanta conciencia sin saber
adormecida…
Merecer la vida no es callar y consentir,
tantas injusticias repetidas…
¡Es una virtud, es dignidad!
Y es la actitud de identidad ¡más definida!
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir…
¡Honrar la vida!

¡No! Permanecer y transcurrir
no siempre quiere sugerir
¡Honrar la vida!
Hay tanta pequeña vanidad,
nn nuestra tonta humanidad
enceguecida.
Merecer la vida es erguirse vertical,
más allá del mal, de las caídas…
Es igual que darle a la verdad,
y a nuestra propia libertad
¡La bienvenida!...
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir…
¡Honrar la vida!

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8 comentarios:

  1. Cristi, muy bien!! Como ya nos tenés acostumbrados, imágenes y letras, el fileteado, la picardía, todo contenido en este texto interesante y ameno para leer. Felicitaciones y te mando un abrazo!!

    Lily Chavez

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  2. Letras que son poesías entrañables y describen al pasado como si lo tuviéramos adelante. El ingenio popular del fileteado como hoy algunos "grafitis" sintetizan también una historia y forman parte de nuestro acervo, interesante como siempre sus escritos, Carlos Arturo Trinelli

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  3. Un crisol de culturas que dieron vida a música, letras, arte gráfico, todo nuevo pero sin renegar de las raíces diseminadas por la vieja Europa. Excelente artículo Cristina, que recrea el arte de Buenos Aires y su merecido orgullo de ciudad-emblema.

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  4. Cristina querida: Que macana no tener sombrero para sacarmelo ante tí , que macana no tener capa para sacarmela y que la uses como alfombra . Que alegría haberte conocido y poder disfrutar de la seriedad y pasión con que escribes.
    Un abrazo . amelia

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  5. Cristina
    Entre letras y firuletes
    el lunfardo del tango
    arma el compás de la historia
    y asi bailó el teatro del pueblo
    cuando Barletta era un señor abierto
    pero la pasión de este trabajo es tuya
    y es un privilegio aprender a través
    de tu conocimiento.
    Celmiro Koryto

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  6. La historia del Buenos Aires mítico es la historia de la inmigración, tanos, gallegos, rusos y criollos. De esa ªmelange" surgieron la composición de sus tangos, música y letras, baile, teatro, radio, cine, libros,humoristas, revistas y los fileteros... León Untroib (judío nacido en Polonia) dedicó su vida al filete y en este próximo 25 de diciembre se cumplirá un siglo de su nacimiento. Figura inolvidable por su talento y renombre.

    Compilar en una nota la historia de Buenos Aires "húmeda, atroz e irrepetible" es una hazaña imposible, pero Cristina nos disparó un montón de emociones para aquellos que convivimos con las evocaciones de la Reina del Plata, con su Riachuelo, la calle Corrientes, Pompeya, el centro, la calle Lavalle y un etcétera inacabable...
    Andrés

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  7. Y perdón... ¡vamos Caballito y Ferro todavía! dos de las emociones verdes e inolvidables.
    Andrés

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  8. Gracias a todos por los comentarios. Mi idea fue y sigue siendo escribir sobre literatura donde la ciudad es protagonista o tiene una influencia muy fuerte. Quise hacer esta especie de introducción porque no se puede pasar por alto las letras que acompañaron al filete, ícono porteño por excelencia, ni las letras de los tangos . Lo hice en un resumen muy apretado porque este tema podría llevar muchas páginas. y como agrega Trinelli, también los graffitis pueden incluirse con el mismo criterio.
    Claro que de Buenos Aires, sus cafés, sus clubes, sus barrios se ha dicho mucho y hay siempre mucho para decir, pero esa no era mi idea. Seguiré con la literatura y precisamente porque es bastante rica, decidí fragmentarla en dos entregas más.
    Cristina

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