sábado, 14 de marzo de 2020

AMELIA ARELLANO - ANDRÉS ALDAO EL PIBITO







amelia arellano


ANDRES ALDAO, el pibito.
Ingresar en la obra de Andrés Aldao es como entrar en un laberinto de espejos. Enfrentar con osadía nuestros propios reflejos y las metamorfosis.
Se sabe por dónde entrar pero nunca por  donde se sale .La luz de los espejos toma matices, clara como la mirada de un niño: Ese fue el sutil hilo que nos unió.
La infancia y la devastación de la Dictadura Militar.
Conocía y creo que miraba con condescendencia mis orígenes campesinos. Lo llamaba Pibito y creo recordar a la distancia su sonrisa. También sabía que yo era  oscura como los rostros del olvido.
“Entonces entraron esos hombres y rompieron los muebles y le pegaron a mi papá y a mi mamá que gritaba no se por qué ¡socorro, suéltenme por Dios! la tiraron al suelo y la pateaban y yo y mis hermanitos nos pusimos a llorar y se los llevaron y no los vimos nunca más a mi mamá y a mi papi…”
No nos conocimos personalmente ni hablábamos de cosas personales. Nos instaba a escribir y a decir.
Al lector: estos cuentos y relatos fueron escritos por mí en diversas épocas. Escribir no es una competencia cuantitativa. Escribía y escribo cuando tengo qué decir, vivencias para compartir con los lectores. A.A.
Solo hay un secreto. Dejarse apoderar por las emociones que la palabra despierta.
Permitirse desestructurar para estructurarse de nuevo y así seguir en un gloriosa espiral dialéctica sabiendo igual que él que “la palabra” su gran búsqueda es escurridiza y cuasi imposible de alcanzar.
No solo era un era un gran humanista y profundo filósofo, es  a decir de Esteban Agüero “un obrero”de la palabra consecuente, PERSEVERANTE al oficio y a la palabra.
Es un buscador, incansable de la Paz.
La palabra del Poeta tiene una potestad tan conmovedora que casi podríamos decir alarmante, indudablemente es asomarse al mundo de la utopías.
Es un buscador  incansable de la Paz.
Le escribí un poema, no sabía que con el le estaba diciendo chau.

Dedicado a Andrés Aldao y al recuerdo de su máquina Singer

COSTURAS

“Hay en tus ojeras luna diluida y olor a jazmines
y triste cantar...” CONCHA URQUIZA

Mujer  que borda silenciosamente un grito.
Grandes costurones en su alma.
No hay cura para el rostro del hambre.
Caen hilachas de estaciones en blanco.
Inclinado rostro .Inclinada su mirada baja.
Tiempos  inconclusos, puntos y suturas.

¿Será Ariadna en el laberinto de Creta?
¿La costurerita que dio un mal paso?
¿Penélope que desteje mortajas?
¿María Nadie que remienda sus retazos de vida?
Se ve tan resignada, tan mansa. Tan espera quieta.
Manos  nudosas con callos de denuncia. 
Poco se sabe de ella. Solo que cose y piensa.
¿También le habrán cosido la boca?
¿Los oídos, las entrañas? ¿Las mieses y los frutos?
Muy lejos...no tanto, el paraíso arde... o el infierno.
-No hay costuras en las ropas de Cristo-
Mientras tanto, las rosas no quieren ser cómplices del miedo.
Escapan por la ventana en sepia.
Un objeto torcido de deseo oscuro la vigila.
Ella no mira, no vive.
Devana lentamente el ovillo. ¿O el ovillo la devana a ella?
Encadena en punto cruz sus penas.
Ensarta uno a uno sus pesares.

Tira la aguja, el ovillo  y el  miedo.
Se suelta el pelo. Sale del cuadro.

Salgo y me queda tu recuerdo y enseñazas, Andrés Aldao , para mi , siempre el Pibito.


2 comentarios:

  1. Parece increíble que después de tantos años no nos hayamos conocido....siento que te conozco y tal vez podamaos concretar el sueño de encontrarnos- Gracias por tu colaboración y, de paso, el padre de Andrés era sastre!!!

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  2. interesante e inteligente como siempre, saludos

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