COMO CHANCHOS (1)
Por Melín Trupá (2)
Me llamo Carlos César Vico, nací en 1950 ¿sigo hablando o usted me pregunta?
Así es, pasan los años y algunos recuerdos no crecen, quedan ocultos,
apretados, convertidos en olvido. Ahora viene usted con esta inquietud por
conocer y dar a conocer…Un día sabrá usted que los años nos obligan a intentar
no asumir fracasos para que la vida sea posible. También establecemos una
visión romántica de nuestro pasado. Aclaro esto que pienso porque no seré
objetivo. Lo sencillo sería afirmar lo que la gente espera leer que Rodolfo
Senta fue un asesino impune, que R.S. cometió crímenes de lesa-humanidad y que
yo callé, no lo denuncié cuando lo supe y él vivía, callé luego cuando él
murió…
Qué cómo lo conocí. No hay problema, hizo bien en interrumpirme. Vea usted
¿sabe cuándo uno toma conciencia de la edad? Bah, una de las tantas tomas, es
cuando se argumenta demasiado.
Conocí a R.S. a los seis o siete años, qué le parece pasaron unos
cuántos ¿no? Yo era mayor por dieciocho días. Cuando se conoce a alguien de esa
manera es difícil discernir sobre sus virtudes o miserias y es que se convierte
en parte de uno. Nos distanciamos en los 70 con el tema de la militancia, yo
tomé para el lado de la JP (3) y él
para el de la JPerra(4). Mi
militancia fue barrial, la de él burocrática.
Ah, ¿quiere saber algo de antes? ¿Cómo era R.S. de muchacho? Fue un destacado número ocho,
con quite, gambeta y tiro de media distancia. Daba gusto jugar con él, poseía
el don de la geometría del juego. Manejaba el cuerpo en lo gestual de una
manera que uno sabía dónde ubicarse para recibir el balón.
Con las mujeres era un tímido, es decir, era tímido. De grandes me contó
que una tía política lo había violado a los catorce años. Yo conocí a la mujer
en esa edad que para nosotros era una vieja. Hoy creo que apenas superaría los
treinta. Para cuando tuvimos dieciocho o veinte él ya se dejaba violar según
sus dichos en los años ochenta. Para esa época vivía retirado en un campito en
Los Cardales, criaba chanchos, los engordaba con basura y los vendía. A mi ya
no me buscaban, si es que lo habían hecho, cosa que estimo pudo ser porque
muchos compañeros conocidos fueron chupados. Apenas ocurrido el golpe estuve
con él y me aconsejó que me borre. Andaba con un grupo armado, entró en el
negocio en el que yo trabajaba y me dijo algo así, bórrate flaco porque se viene
la guerra, estamos apretando a todo el zurdaje para que den nombres incluso a
los de Guardia(5) aunque con ellos esté todo bien, el propio
Gallego(6)autorizó el apriete. Entonces me fui.
No, al exterior no, cómo me iba a ir sino tenía manera. Me escondí en lo
de un pariente en Santa Cruz, en Comandante Luis Piedrabuena. Allí estuve hasta
el 84 creo. Pude haberme ido a El Chaltén, una aldea de montaña que se fundó en
la época de Alfonsín pero la democracia me tenía intrigado y regresé a Buenos
Aires, a mi barrio, Caballito.
Sí, tanto mi familia como la de él eran peronistas. No, ninguno era
militante. Eran el pueblo, el pueblo peronista. Los de Perón y Evita. Lo aclaro
porque en ésa época hubo mucho evitismo y
se armaban lindos debates.
Bueno, vuelvo a R.S. Hicimos la primaria y la secundaria siempre como compañeros. A él le debo el haber
aprobado exámenes definitorios. Era gracioso como me puteaba por lo bajo, hijo de puta no estudiaste un carajo.
Él era aplicado, un excelente alumno, me atrevo a decir que poseía una
inteligencia superior a la media. Es decir, se destacaba en todos los deportes,
era habilidoso con las manos donde dicen comienza la inteligencia. Razonaba
cualquier inconveniente sin ponerse nervioso. Era tranquilo y pacífico pero
capaz de enfrentarse a cualquiera sino podía evitarlo.
Fueron sus padres los que me dijeron donde estaba y lo fui a ver. Me
parece que fue en el invierno del 84. Sí, él murió en enero del 86. Se alegró
de verme pero si antes hablaba poco ahora casi nada. Si antes no bebía ahora
era alcohólico. Eso me sorprendió. Comenzaba el día con unos mates pero
enseguida se clavaba una ginebra. Hasta las facciones le habían cambiado,
estaba hinchado. Nada de lo que le cuente significa que le haya perdido el
afecto. La verdad es que no sé qué le ocurrió para llegar a hacer las cosas que
se atrevió a contarme. Una desgracia, la desgracia de la Argentina que viene
desde el fondo de la historia. Discúlpeme la emoción creo es también por la
edad. No, no declaré en las causas que lo involucraban, para qué, sobraban los
testimonios y además yo no había puesto el cuerpo.
Donde yo estaba nunca supe de la contra ofensiva. Hoy me animo a decir
que no hubiera participado. Una cosa es la heroicidad y otra distinta el
martirio. Claro que tampoco me hubieran convocado yo no estaba relacionado con
los cuadros militares de la Orga. También es cierto que a veces vemos el abismo
pero por lealtad, convencimiento o compañerismo saltamos sin que nos importen
las consecuencias.
No, yo no le pregunté nada. Resultó que en las noches nos sentábamos en
unas sillas bajo el techo de una galería que recorría el frente de la casa.
Cada uno envuelto en una frazada y con una botella de whisky apoyada en el piso
entre los dos. Se podía intuir la helada en el resplandor acerado de la Luna.
Así, sentados en la oscuridad casi invisibles el uno para el otro salvo en el
instante cuando alguno encendía un cigarrillo y la cara se le hacia visible
entre las sombras; quiso o tuvo necesidad de hablar. Recuerdo una imagen de una
bruma iluminada en el horizonte como si la tierra respirara vahos de vapor…
Está bien, disculpe, voy al punto pero permítame antes una salvedad que
valoriza las confesiones que me hizo.¿Por qué? Porque fueron hechas antes de
las leyes de impunidad (7) y en una
etapa en que nadie todavía lo acusaba.
Lo asimilaron como agente de inteligencia y reportaba al ejército. Al
principio parece ser que solo chupaba gente y los llevaba a Campo de Mayo pero
enseguida vislumbró el negocio, si el secuestrado era de familia acomodada lo
mantenían en cautiverio en un aguantadero y si cobraban un rescate lo devolvían
sin garantía de inmunidad. La idea le surgió en oportunidad de aprovechar la
infraestructura que disponía junto a sus secuaces para secuestrar a un marido
golpeador. La historia me la contó así, uno de su grupo tenía un problema
familiar, una sobrina era golpeada por el concubino. El padre fue a pedir
explicaciones y el hombre le dio una paliza. Entonces fueron el padre y el hijo
y los dos fueron fajados lo que le
otorgó al problema la entidad de irresoluble.
Allí se hicieron presentes, se llevaron al golpeador, lo ablandaron con
los métodos que practicaban y solucionaron el problema doméstico a cambio de un
canon. Fue el puntapié inicial de una seguidilla de negocios. Algo así como que
el capital no tiene bandera.
Por supuesto, una hijaputez. No, para mí la hijaputez no es una cuestión
de grado. La sociedad fue bastante hija de puta con lo que sucedía.
Duele reconocer que alguien a quien se conoce tanto haya descendido
moralmente a esas instancias. Me acuerdo que dijo algo así como que matar a una
persona era más o menos como matar a un chancho (si tu mamá mata un chancho ¿te asustas? Le decían a uno cuando era
chico, el interlocutor palmeaba sus manos cerca de tu cara y parpadeabas).
Soporté dos noches más y me fui.
Intuyo que murió accidentalmente, estaría en pedo, tropezó, se golpeó y
quedó tirado en el playón de los chanchos. Quizá estuviera muerto, quizá
desmayado. Tardaron más de quince días en descubrir lo sucedido y para ese
entonces los chanchos se lo habían comido…
(1) Como chanchos forma parte del volumen Testimonios: La oralidad como
historia editado por Le Monde
Diplomatique en castellano.
(2) Melín Trupá aparece como
periodista del citado medio. Sin embargo existen dudas sobre su verdadera
identidad. Una reciente investigación del también periodista Bernardo Kesler
sostiene que el nombre Melín Trupá era un seudónimo utilizado por el escritor
Enrique Lotriski.
(3) Siglas de Juventud Peronista.
(4) Siglas distorsionadas en la jerga setentista que alude a la Juventud
Peronista de la República Argentina, encuadramiento de la derecha peronista
comandada por Julio Yessi y vinculado con López Rega.
(5) Se refiere a Guardia de Hierro organización que pretendió equidistancia
entre los bandos en pugna y que terminó siendo funcional al avance de la
derecha. Investigaciones posteriores mencionan al hoy Papa Francisco, Jorge
Bergoglio como un cuadro de la organización.
(6) Apelativo al líder de la citada organización Alejandro Alvarez
(7) Se refiere a las leyes de Punto Final, diciembre 1986 y Obediencia
debida 1987
Recreación de un episodio de nuestras épocas confusas, negras, polémicas , con las turbias intervenciones de la policía. a través de una narrativa que aparenta trivialidad, desfachatez, pero que logra llegar al meollo de la cuestión. Asombra en este autor las veces que recurre a lo poético:
ResponderEliminar"...se podía intuir la helada en el resplandor acerado de la Luna".
"...bruma iluminada en el horizonte como si la tierra respirara vahos de vapor…"
Tiene una sentencia genial: la hijoputez y el capitalismo no tienen nacionalidad ( bandera ).
Felicitaciones, Carlos , y saludos.
MARITA RAGOZZA
Esta para mí, parábola justiciera, podría ser una de las formas de la venganza "el que a hierro mata...." pero por haber sido una guerra sucia culaquiera de "ellos" merecía ser comido por los chanchos. Me pareció muy bien planteado y desarrollado. Al final uno se pregunta quién golpeó a RS...
ResponderEliminarUn buen relato de aquélla época,tan amarga, de nuestro país. Es terrorífico (para mi, claro), escuchar cuando se matan los chanchos. Como gimen! Cuanto más lo será cuando se matan seres humanos.
ResponderEliminarMe trasmitió angustia, por tanto creo que esta muy bien descripto.
Graciela Urcullu
Muy bien desarrollado, pero no puedo leer imparcialmente. Me volvió la bronca y la impotencia
ResponderEliminarLuego de leer esto quedo movilizada . No me trae la sonrisa tragicómica que suelen traer los relatos de CAT. Yo , también , tengo bronca..y tristeza.
ResponderEliminarEs así, se suman la tristeza, bronca, impotencia, y queda ese gustito amargo en la boca. Pasa el tiempo e igual estos temas provocan. Excelente relato. Marta Comelli.
ResponderEliminarTrato de publicar pocos comentarios... En este caso me mantuve ajeno hasta que saltó la bronca y los recuerdos, la indignación, la impotencia. Una descripción ajustada a una época maldita e infernal: los días de la persecución y la venganza, días de sangre y crímenes. Muy bien narrado; deja un gusto amargo...
ResponderEliminarandrés