Una noche
En cada cuarto,
en cada jarrón,
enciende una brillante luz;
arregla amapolas y rosas.
Esto no es consolar
sino castigar;
porque aquí, una mujer
—olvidada de alabar
y de responder—,
de pronto deseó llorar
por una nimiedad.
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Un pájaro viene
delicadamente como una niña
a bañarse
a la sombra de mi árbol
en un charco de otoño.
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La primavera es corta,
¿quieres sentir la eternidad?, le dije,
y, tomando sus manos,
las hundí entre mis senos
rebosantes de vida...
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Después del baño
me visto ante el espejo,
y, al observar mi cuerpo,
siento que aún queda algo
de ayer: una cierta sonrisa…
Me encantó la frescura que recorren estos poemas, lectura que disfruté.
ResponderEliminarBetty
Sin ser Haiku esta poesía guarda su secreta intimidad y mesura.
ResponderEliminarMichou Pourtalé
Gran naturalidad, plasticidad breve para captar esencias, lo pequeño o lo fugaz.
ResponderEliminarPrecioso material poético.
Felicitaciones, Artesanías, por esta publicación.
MARITA RAGOZZA
Hermosos poemas!!
ResponderEliminarLily Chavez
La poesía japonesa tiene magia y preciosos simbolos esta no es la excepción .
ResponderEliminarGracias
dulzura, delicadeza, precisamente lo opuesto a tanta poesía que agrede lo femenino. muy bellos. susana zazzetti.
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