sábado, 6 de julio de 2013

ESTER MANN



Mujer en la plaza

Si, si, puede sentarse aquí.. Es el único banco con sombra a esta hora…
No espero a nadie, simplemente me gusta mirar a los niños jugando. Pensar que cuando los míos eran chicos me aburría en la plaza. El tiempo no pasaba…Es que en mi cabeza corrían los pensamientos sobre la cena que debía preparar, la ropa para lavar o colgar, y qué se yo que más…Los miraba,  pero no los veía. Ahora paso horas mirando a los chicos ajenos.
Yo casi no recuerdo anécdotas de la niñez de mis hijos. Pocas, aquellas que conté una y otra vez a lo largo de los años. Y ya no se si ocurrieron así o las fui transformando, porque ya no evoco el suceso, solo su relato.
Mis hijos, si les pregunto, tienen recuerdos contradictorios, cada uno rememora otro aspecto que los impresionó o afectó en ese momento.
A veces pienso en el futuro, cuando yo ya no esté en este mundo. Cuántas imágenes de mi misma habrá en la familia. Cada uno con sus propios recuerdos. Hasta mis nietos me verán cada uno a su manera. Pero, en realidad no me conocerán, seré para ellos un misterio, como lo son mis abuelas para mí. Por eso trato de contarles todo lo que puedo de mi vida. Me gusta pensar que un día le dirán a sus hijos "mi abuela era así o asá" "a mi abuela le gustaba esto o aquello" Y tal vez, cuando ellos sean abuelos, me recordarán y pensarán en mí, cómo yo pienso en los míos.
Si, ya se que es estúpido y banal, pero que se puede hacer, esos pensamientos están, y a medida que uno se hace viejo cada vez son más frecuentes… Y usted, se aburre en la plaza? Usted es joven, debe tener sus propios hijos…Ah! Está separado y hoy no los puede ver…Asi que usted también vino en busca de consuelo.  Alivia y da miedo a la vez pensar que por los siglos de los siglos, otros niños jugarán al aire libre y otros padres los atenderán, no es cierto? Tomar conciencia que uno forma parte de esa cadena interminable es como mirar un abismo infinito y misterioso.
!Qué raro que es el tiempo! Cuando uno es joven parece que el tiempo se detiene y después de muchos años todo se recuerda como la duración de un suspiro…
No se cuándo ocurrió, pero un día me dí cuenta que recordaba anécdotas que habían ocurrido hacía más de veinte años…hechos que parecían recientes pero que mis hijos, ya grandes, padres a su vez, no podían recordar porque eran bebés o aún no habían nacido. Sí, ya se, lo aburro… las experiencias de la vida no se pueden transmitir en realidad, y a su edad la vorágine lo arrastra sin dejarle tiempo para pensar y decidir cómo vivir. Somos como bolas de billar, pero el taco lo tiene alguien que no sabe jugar, ni idea tiene, pega golpes y uno va para allí o para aquí, se encuentra con la bola roja o la blanca, pero no sabe porqué…Pero, si vaya, vaya, mi filosofía es trivial y no conduce a ningúna encrucijada, es nada más que un pasatiempo. ¡¡Disfrute de su vida, joven!!

7 comentarios:

  1. No tiene nada de trivial, Ester. Son las ideas e imágenes que a todos nos asaltan. A veces no sabemos si recordamos realidades o narraciones sobre realidades. De todas maneras, tus hijos y tus nietos te recordarán, siempre que les otorgues el copyright y el derecho a sus propias versiones. Otra cosa diferente son ahora los hogares donde conviven los hermanitos, con los hijos de ella anteriores y los hijos de él anteriores.¿Como podrán recordar a tantas abuelas y abuelastras?
    Cristina Pailos

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  2. Pequeños instantes que encierran toda una vida y un cotidiano pasado con imagenes que se nos borran o acercan sin saber cuando ni donde.
    Un instante de meditación para recordar lo que fuimos y somos...

    Celmiro

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  3. Como siempre en sus narraciones la autora nos involucra y nos encuentra, el misterio del recuerdo igual y diferente en relación a quién recuerda,la ignorancia imperecedera del ser todo queda explicitado sin artilugios, excelente Nurit, saludos, Carlos Arturo Trinelli

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  4. Dicen los ambientalistas que las plazas son los pulmones urbanos. Yo creo, igualmente que lo contado por la autora, que es un lugar donde se " mira" la vida desde el recuerdo o la vivencia personal.
    " bolas de billar" , buena metáfora, pero a veces, a veces, digo, podemos elegir quien utiliza el taco.
    Un relato de filosofía de vida, de la soledad acompañada.
    Felicitaciones, Ester, y cariños.
    MARITA RAGOZZA

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  5. Que hermosa experiencia Nurit, pintas a la perfección la cotidianidad - Me encantó.

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  6. Conversación de paso. Circunstancia casual (o no). Y el secreto develado de una filosofía que sacude modorras, invitando al entre líneas. Uno queda prendido de la reflexión. Estilo de Ester. Saca su decir sencillo y nos convierte en “Todos somos transportados como bolas de billar, ráfagas de una memoria que ya no evoca el suceso, sino el relato de los recuerdos…que suelen ser tan contradictorios”. Y ahí nomás, nos entra la bola, ¿y ahora que?...entonces, la autora comienza el relato donde lo termina con una reflexión de paso: “pero si el taco lo tiene alguien que no sabe jugar, ni idea tiene, pega golpes y uno va para allí o para aquí…” Leerlo es como ir descubriendo bichitos de luz, la luz siempre se corre. ElsaJaná.

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  7. Interesante soliloquio de cualquier día, en cualquier lugar. Las preocupaciones, muchas que menciona, vienen casi siempre con la edad. Me gustó Esther.
    Graciela

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