Natalia Litvinova (Gómel, Bielorrusia, 1986) vive, desde sus diez años, en Buenos Aires. Poeta y Traductora de poetas rusos (Marina Tsvetáieva, Anna Ajmátova, Serguéi Esenin). Ha publicado el poemario Esteparia (esteparia en el castellano su nueva lengua)(Ediciones del Dock; Buenos Aires, 2010).
TUS OJOS SE HAN VUELTO MI CENICERO
días y noches te he escrito, la primera frase era no existe
Rusia, París no existe.
mis manos se vuelven más y más invisibles, besarte es besar
una pared en blanco, y no nos hemos besado.
miro este cuerpo tan cuerpo, cuántos lo han amado (¿quién
podría amar un cuerpo perdido?), cuántos inviernos prematuros
festejaron en su vientre.
al margen de esta hoja se escribe mi vida, y se asusta y se
intenta poesía, se intenta verso claro que fracasa y se vuelve
cuerpo.
leo el testamento de Kafka como única carta de amor. pronto
en París caerá la nieve. en Rusia también, otra nieve. vendrá
la primavera por vientre.
los que me han amado intentarán volver a mí por la fuerza.
querido, tus ojos se han vuelto mi cenicero. besarte es besar
la desventaja del tiempo.
leo el testamento de Kafka, lo único que me queda.
mientras, regresan tranquilos los que me quieren santa y
desnuda.
DECONTRUCCIÓN
Siempre se me escapan las palabras
y toco la música del aire.
Soy bolsillo expuesto de mi cuerpo.
Allí, los versos.
Es tan frágil existir, ver pájaros y ojos sabiendo
que nunca
volvemos al mismo pájaro, al mismo ojo.
Un bosque lejano frondoso oscuro. Pies descalzos, piel hacia el sol que desciende.
Un libro blanco entre mis manos se deshace como neblina antes de llegar al río.
Porque todo es tan frágil tengo miedo.
Después de cada lectura miedos nuevos.
Así toco el fondo de la valentía
y soy capaz de cortar las flores con mi lengua.
y soy capaz de cortar las flores con mi lengua.
TEORÍAS SOBRE EL LENGUAJE
ahora que todo está del otro lado de la ventana
y el pájaro se lleva -lo que lo nombra-
entre su pico y así todo y etcétera.
Ahora que soy una mujer y ninguna y mil otras
que cierra con las manos sus ojos
para no leer todas estas teorías sobre el lenguaje
que la harían inexistente
al igual que a su poema, etcétera.
SOMBRA
no soy la mujer que corre
con monedas en los bolsillos.
Tengo las ideas rotas.
Soy la que se detiene ante un árbol
y lo nombra en ruso
y se describe en su sombra.
ahora que todo está del otro lado de la ventana
y el pájaro se lleva -lo que lo nombra-
entre su pico y así todo y etcétera.
Ahora que soy una mujer y ninguna y mil otras
que cierra con las manos sus ojos
para no leer todas estas teorías sobre el lenguaje
que la harían inexistente
al igual que a su poema, etcétera.
SOMBRA
no soy la mujer que corre
con monedas en los bolsillos.
Tengo las ideas rotas.
Soy la que se detiene ante un árbol
y lo nombra en ruso
y se describe en su sombra.
Poemas que se elevan con la fragilidad de un pájaro , pero con una fuerza rotunda que es capaz "de cortar las flores con la lengua"
ResponderEliminargracias por el aporte.
amelia arellano
Hace cinco años atrás Natalia mandó su primer poema a la revista y ya tenía una manera muy singular de decir las cosas.
ResponderEliminarHoy su libro Esteparia nos deleita con crudas verdades pero con la caricia de un filo en la desnudez de su santidad.
Celmiro Koryto