jueves, 15 de diciembre de 2011

Amelia Arellano





PECES

Otro es hombre de medio cuerpo arriba, y el resto, pez.
HERMAN HESSE

No te recuerdo por las palabras de las que tanto hablaste.
Te recuerdo mas, por las que has callado.
No te recuerdo por ser tú, sino por ser otro.

Por ejemplo, no se a que huele el regazo de tu madre.
Quien enjugó tu lágrima primera, en tu primera vida.

De tus lejanas fiebres, de silencios oscuros.
De piedras escondidas, donde comienza el niño.
No me has hablado del cansancio de tu padre.
Del tren que se llevó tus infantiles pasos.
De que color era la esquina de tus lunas.
Cual fue tu primera muerte.
Quien te dio un apretón de manos en la funeraria.
Del cuerpo inaugural que bebió el temblor tu núbil deseo.
De quien, la  gota en senos de mujer.
Cual, el inicial follaje que cubrió tus páginas en blanco.
La fuente primigenia de tu pena.

Te recuerdo por lo que tanto dices cuando callas.

A mi, quizás, me recuerdes por lo que digo.
Sabes, por ejemplo que nací  espejo bifocal, con alas.
Que llevo en mis manos crepúsculos de golondrinas muertas.
Que solo fui una pausa en el deseo.
Que rescribo mis pasos en calles silenciosas.
Que no lloré cuando murió mi padre, si, cuando murió mi perro.
Que los lobisones se alojan en mi lecho.
Que las madreselvas se enredan en mi pelo.
Que tengo el poder de convocar la lluvia.
Que soy mujer, oscura y azulada.
Uva y sangre en tu boca. Piel arisca y pulpa blanda.
Sabes, de mi obstinada afición a cabalas, mitos, profecías.

Palabras que hablan cuando callan.
Palabras que callan cuando hablan.
Crípticas.

Una pecera.
Afrodita y Eros entre sus brazos.
Y una constelación de peces que me multiplican, me redimen.
Me salvan del diluvio universal...
“...De medio cuerpo arriba, el resto, pez

 . . .

3 comentarios:

  1. La palabra mezclada como naipes desgajan azarosamente versos que cuajan en los imaginarios sensibles del lector sobre todo en aquellos que, como los peces, no pueden cerrar los ojos, saludos, Carlos Arturo Trinelli

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  2. Entre el decir des-encontrado de los versos se entreteje el rico hilo poético en el recuerdo de quien no dejó de ser/ importante / unido a ese medio cuerpo convertido en pez.
    Un poema colmado de metáforas que afloran unidos en la mitología de la mujer.

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  3. Tantas bellas imágenes, par callar lo que se dice o decir lo que se calla. Quiénes somos esos mediopeces recurrentes que por allí andamos juntando lunas, enredándonos madreselvas en el pelo y tantos actos atractorios de la no palabra, tantos para demostrar al otro, que aún media mujer y medio pez seguimos esperando que nos digan?. El poema lo dice todo. Hagamos silencio. Felicidad. marta comelli.

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