Hay olor a eucaliptos y
ronroneos de gatos en la vieja casa del pueblo.
Al asomar la luna se escucha
la risa de Frida que llega con su blusa bailando sobre las caderas mientras
corre.
Marco la sigue con su pecho
desnudo tratando de disimular latidos.
En la vieja casa, entre risas
y jadeos, se duermen sin usinas ni lamparitas, sólo la luna afloja la
oscuridad.
Los primeros rayos del sol
descubren a Frida y Marco cuando salen abrazados.
Corren por el césped hasta
llegar al asfalto y ven una multitud de personas que gritan, insultan, golpean
y queman.
Ellos siguen, se miran y un
guiño les anticipa que al atardecer, cuando asome la luna, tienen que volver a
la vieja casa del pueblo, para dormir abrazados; hasta que despunte el sol.
Betty Badaui
Andrés, Ester.
ResponderEliminarGracias, por ayer, por hoy y por la cercanía buena que siempre está.
Un abrazo largo
Betty Badaui
Un relato dulce, dócil, sencillo en el que campea como un susurro la armonia de dos enamorados. Hermoso cuadro escrito con la sencillez que le da jerarquía a un tema cotidiano de la vida. Conmovedor...
ResponderEliminarAndrés
El amor fresco y floreciente es un oasis y la sabiduría de los enamorados pinta de esperanza a quien lee este texto, harta de imposturas y violencia.
ResponderEliminarGracias por la placidez brindada, Betty.
MARITA RAGOZZA
Hermoso , breve , cotidiano...me encantó!!!
ResponderEliminarComo dice la canción, el amor es más fuerte y queda explicitado en el relato con pinceladas poéticas que conmueven. Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarQué hemoso! ¿Quién no desea un escape de esos, sin lamparitas, sólo Luna y Amor?
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