. . . Caían
las palabras como piedras. . .
-
Lo tuyo es pura intelectualidad sin nada
de pasión.
-
Es que no encuentro emociones para ti.
-
Por qué no hablas conmigo?
-
Déjame. . .
-
Pero debe hacer un mes que estoy
agonizando dentro tuyo.
-
Déjame tranquilo.
-
Es que no puedes, tu lengua está muerta
para mí.
Elvio quiere recomenzar. Varios intentos terminaron
en bollos de papel crispados, mientras pasan las horas sin resultado
alguno.
La noche plena de
estrellas llama a la impotencia. Con la cabeza aprisionada entre las manos
trata de arrancar de su mente ese algo que al ritmo de la sangre pueda extraer
las palabras que se le esconden.
-
¡Hazme vivir, no me abandones!
Así
murmura la criatura como un martilleo.
Para Elvio el dolor aumenta y comienza a descender por un túnel oscuro en
busca del reino de las intuiciones. Palpa recuerdos, acaricia su imaginación,
flota en un mar puro, pero su mente herida
comienza a escurrirse entre grietas.
Olvidar también
es penoso, es casi una despedida. Se balancea en un espacio más allá del
silencio, casi en el límite de la nada.
- ¡Ayúdame,
ayúdame, no quiero morir sin haber nacido!
Así sigue el
lamento.
Entonces Elvio se
aferra al monitor, y sin organizar párrafos ni mayúsculas, olvidado de la
ortografía, comienza a trabajar con frenesí. Logra recopilar las palabras necesarias, mientras escucha el
aliento débil de su personaje.
- Espera ,
ya te tengo y serán tuyos todos los
sonidos perfectos.
Concluye Elvio la
última hoja y regresa al túnel por
el cual había bajado. Una vibración aguda lo aturde, las
hojas impresas se le escapan de sus manos, se deslizan por sus piernas. Caen,
una, diez, setenta, cien, ciento cincuenta palabras. . .con un ruido como
piedras. Sus manos se apuran para
recuperarlas. Los ojos llenos de ansiedad recorren las líneas. . . y lee:
“Elvio Martinez
Elvio Martinez Elvio Martinez. . . “
Cientos de miles
de veces lo mismo.
En esas horas de
gloria sólo había escrito su nombre. Arroja las hojas, clava con fuerza sus
uñas en las palmas de sus manos y pierde
el conocimiento. Cuando despierta no existe ningún murmullo. El personaje se ha ido. Elvio sólo recuerda ecos de
palabras hirientes, una circunstancia
extraña, apenas un intento sin pasión.
Desde entonces
Elvio transita por el borde de la cordura.
Marita Ragozza De
Mandrini
Marita !! Siempre sorprendes!! Pobrecito Elvio...yo confío...puede dar un pasito mas acá del abismo. Gracias por tu sensibilidad!!!
ResponderEliminarQue tierno, Marita, esto de que “Olvidar también es penoso, casi una despedida. Se balancea en un espacio más allá del silencio, casi en el límite de la nada”. Y si Elvio de tu relato extravió su personaje cuando las palabras se hirieron cayéndole como piedras, tal vez, atravesando el borde de la cordura, alcance sus limites…y su espacio. Se lo deseo de corazón a tu personaje. Abrazo. ElsaJaná.
ResponderEliminarCreo que la frase final es el fin de la literatura ...como si la locura fuese el único indicio de creación, ese que vive en el personaje de ficción.
ResponderEliminarEs casi el juego fatídico que asume¡n los roles de una avalancha de letras perdidas que existen en el diccionario pero se revelan a salir de la mente del escritor.
Un juego de piedras interesante.
Gracias.Celmiro
Muy bueno, Marita. "No quiero morir sin haber nacido" me va a repicar toda esta tarde de domingo. Gracias
ResponderEliminarCristina Pailos
El personaje se ha ido...
ResponderEliminarHermoso Marita!
un mundo, un submundo, la exigencia y la cordura. magistral, simplemente. susana zazzetti.
ResponderEliminarUn personaje favorecido por los límites de la cordura y que posee la gracia de escribir cientos de veces su nombre. Elvio supera la cración. Como siempre, inteligente y sensible, saludos, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminar¿Es que insinúas que la locura no camina junto a la escritura?
ResponderEliminarBueno, es posible que tengas razón...Que un poco de locura nos acompañe siempre
Me parece que describe, bellamnete, el fin de una relación y en relación a la palabra, claro. Muy lido relato. Me ha gustado mucho
ResponderEliminarGraciela
El creador se inclina sobre sí y penetra en las "oscuras cavernas del ser", donde se reconoce, donde se nombra.Recién entonces puede dar vida a sus personajes, que surgen de las napas más profundas de su interioridad.
ResponderEliminarBravo Marita, como siempre
Ofelia