domingo, 28 de abril de 2013

Elsa Janá




El lugar

Rebotan los ruidos en lo desparejo de las calles donde las ruedas se topan con agujeros, lomas de burro y basuras dando vuelta. Sonar de cargas saltando en el interior de los grandes camiones que apenas logran esquivar tanto obstáculo. Y a un costado, Madero para el turismo. Y más allá, el río para la memoria. Afuera y sin mofas, incansables golpes sobre el asfalto, graves y hondos sobre el empedrado. Retumbándome adentro, las bocinas se ahuecan y me estallan incómodos cuando se filtran bajo la autopista y me penetran. Arrancan y paran. Paran y arrancan. Bocinas, gritos, insultos, frenos y embragues, sirenas…Semáforos en un ritmo que ya no quiere dejarse dominar. Y allí y cada tanto, una moto huye rauda anticipando el cambio de luz, jugándose la vida y arriesgando la ajena. Esta calle está activa. Se deja fluir en sus cotidianeidades de laburo, miedos y espanto, dentro del mapa de una libertad que tal vez ya ni sabe lo que busca de tanto hurgar donde no quisiera. Se revuelven basuras y se agudiza la miseria.

Y aquí, de este lado del ventanal, un paliativo: el arte sin soluciones, que se expresa, calma y contiene. Los que no se dan por vencidos insisten en buscar ese algo mejor que tal vez ya ni siquiera exista. Son los que no necesitan saltearse los semáforos para cruzar, ni hacerle jugarretas a la cotidianeidad que pasa bajo la autopista. Ellos simplemente moran abajo de los puentes, sobreviviendo nunca voy a entender cómo…Vidas en las sombras de una luz que dónde. Desvencijados de esperanzas pero no de sueños, y con mucho sueño de tanto despertar sin ganas porque el ruido y el bochinche mandan. Andando, porque es hora de moverse aunque sin hacia. Quién sabe como se reinventan cada día inmersos en esa situación ineludible de cada vez más adentro del afuera y sin salida.


Tal vez ellos ya no buscan remedio porque dónde. Y recogen paliativos que debieran ser la medicina justa a partir de un social único e irrepetible de todos juntos con todos. De mandantes que no manden ni acumulen y que cuiden, protejan y proporcionen dignidad con laburo. Eso que los moradores de las sombras ya ni se atreven a pedir porque van perdiendo presencia hasta para el ruego de mendigar cuando la calle se ha puesto tan dura… Suenan las cargas pesadas que cargan sombras que se recargan en la falta de luz de las otras sombras cargadas de carga. Paran y arrancan. Arrancan y paran…

Por estar afuera del cruce de la autopista y con ellos adentro, me enorgullezco de ser lo que soy. Pongo mi grano de arena. Cuido una baldosa. Mejoro un mínimo resto cercano. Entonces, ellos vienen y me habitan. Son los que apenas despiertan e invaden las calles molestan (incluso cuando duermen) a la cotidianeidad pretenciosa de excluirlos de su entorno. Son los que hablan solos y los que se mueven vendiendo mis páginas editadas mes a mes. Mis simples páginas del paisaje de las sombras, para las sombras y por las sombras, que también conforman esta realidad que cada vez los excluirá menos y los acompañará más. Por eso, muchos mejor ignoran y no ven, para que el miedo a la identificación no crezca... Pero no. Yo prefiero abrirme en puertas, cediendo espacios desde mi portón azul por escaleras, a estos ellos que me moran recreando sin recreos… Soy HBA(hecho en Buenos Aires), este lugar…abierto, al que venir.


5 comentarios:

  1. Fui , vine , volví. Arranqué , frené..hasta encontrarme con mis espejos los que hablan solos.
    Genial Elsa Janá!

    ResponderEliminar
  2. Cuando uno va y vuelve por un texto, alguien pasa por las letras. Pero cuando uno pasa como vos, Amelia, y se detiene, entonces la escritura tuvo un sentido. Abrazo y muchas gracias en esta mi vueltita al ruedo. ElsaJana.

    ResponderEliminar
  3. El arte sin soluciones, el remedio, los moradores de sombra, el tráfico. . todo bullicio en un Buenos Aires donde el individuo no cuenta, ni se lo mira.
    Estampa parecida a un Aguafuerte. Me encantó.
    Felicitaciones, Elsa, y cariños.
    MARITA RAGOZZA

    ResponderEliminar
  4. Como siempre, Elsa es capaz de describir con inteligencia y sentimiento, gracias por tus aportes

    ResponderEliminar
  5. Entre el vértigo y la poesía deambula el relato de un fresco porteño que nos hace reflexionar, Carlos Arturo Trinelli

    ResponderEliminar