Miguel
Ábalos
La Voluntad De
Pedro
Tuve un
amigo que sentía pasión por los teléfonos celulares. Siendo un hombre de
negocios y además muy mujeriego ―a pesar de estar "felizmente" casado―, el pequeño aparatito le era imprescindible y
no se separaba de él en ningún momento. Una vez llegó a decirme con mucha
seriedad, que le había pedido a su señora que el día que le tocara morirse...
le diera sepultura con su celular.
Una
mañana ―sorpresivamente―, me dieron la noticia de que Pedro Lacoste
había muerto y esa misma tarde lo iban a enterrar en el cementerio del Buceo.
Después de lo sorprendente de la noticia me dispuse asistir a su entierro, ya
que me unía una amistad de muchos años también con su familia.
Antes de
cerrar definitivamente la tapa del féretro, cuando su esposa le daba el último
beso en un momento muy emotivo y de silencio total, interrumpió la ceremonia el
sonido estridente de un celular. Hubo un intercambio de miradas reprobatorias,
buscando al inconsciente que había dejado encendido su teléfono en un momento
como ese. Pero nos dimos cuenta que el sonido... provenía del ataúd.
La
viuda -con más inconsciencia que
valor- se inclinó sobre el cadáver, tomó
el teléfono y lo atendió. "Hola…", dijo con voz triste. Nadie
pudo saber qué le habían dicho del otro lado, pero su rostro se contrajo y
respondió casi gritando: "Pedro murió ayer y vos sos una rata inmunda
que casi destruís nuestro matrimonio". Cortó de inmediato y volvió
dejar el celular bajo la mortaja.
Terminada
la ceremonia se comentaba cómo la viuda, a pesar de que la voluntad que Pedro
le confirió era una de las excentricidades mayores que se hayan conocido, se la
había concedido.
Esa misma
noche ―desvelado por todo
lo vivido en el día―, me levanté
en silencio, fui al teléfono y marqué el número del celular de Pedro. Tenía la
morbosa curiosidad de saber que podía suceder.
Fue
atendido al segundo timbrazo, pero corté la comunicación antes de escuchar… Yo
no iba a decir nada, ¿para qué?, si era obvio que la voz que Pedro esperaba oír
no era la mía…
Miguel
Ábalos
La vuelta de tuerca del relato está en que el celular de Pedro, luego del servicio fúnebre,contestó.
ResponderEliminarOriginal planteo de presentar el misterio.
MARITA RAGOZZA
Un relato que se teje sobre una anécdota simple que el final inesperado le da un sesgo fantástico, muy bueno, Carlos Arturo Trinelli
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