Muéstrame tus pechos
Cuando tengo hambre, pienso en tus pechos,
que nunca vi,
y en tu mirada rusa al pasar,
mientras pasiva e inquieta miras por el local
como una de las melancólicas hermanas de Chéjov,
tomando té mientras hablan de
viajar a Moscú.
Oh, bailemos esta noche
en un café de Moscú.
Es tan complicada la vida.
E incluso tocas el piano y vives con vista
Cuando tengo hambre, pienso en tus pechos,
que nunca vi,
y en tu mirada rusa al pasar,
mientras pasiva e inquieta miras por el local
como una de las melancólicas hermanas de Chéjov,
tomando té mientras hablan de
viajar a Moscú.
Oh, bailemos esta noche
en un café de Moscú.
Es tan complicada la vida.
E incluso tocas el piano y vives con vista
a un cementerio donde
por las tardes
el sol invernal medita
entre las tumbas.
Oh, bailemos esta noche
en un café de Moscú.
Oh, bailemos esta noche
en un café de Moscú.
Cuando tengo hambre, pienso en tus pechos,
tu boca rusa, la luz amarilla de tu cocina,
que tampoco vi,
y en tu pudorosa muñeca cuando cortas
el pan y comes lentamente mientras observas
el cementerio y escuchas
distraída
una sinfonía desenfrenada de Rachmaninov .
Oh, bailemos esta noche
en un café de Moscú.
Mas, él que duda pierde su tiempo: ¡quiero
una sinfonía desenfrenada de Rachmaninov .
Oh, bailemos esta noche
en un café de Moscú.
Mas, él que duda pierde su tiempo: ¡quiero
ver tus pechos! Chéjov
bebió champán
en su lecho de muerte, y Rachmaninov murió en América:
el agujero negro nos espera a todos. Ven
en su lecho de muerte, y Rachmaninov murió en América:
el agujero negro nos espera a todos. Ven
como estés, ¡vamos a
Moscú!
Oh, bailemos esta noche
en un café de Moscú.
en un café de Moscú.
© Niels Hav - Traducción: Gloria Galindo
Como una canción con su estribillo abarca el hambre contemplando la muerte.
ResponderEliminarCelmiro Koryto
Lúcida poesía, fresca, muerde un poquito, pero embelesa por su sencilla y bella lírica. A pesar de lo imperfecto del mundo, se puede bailar.
ResponderEliminarGracias, Artesanías por presentar a este escritor que no conocía.
MARITA RAGOZZA