CORDERO DE DIOS
‘’
Por eso te escribo en un idioma que no conoces.
Nunca me leerás y nunca sabrás de mi amor’’
Alejandra Pizarnik
El dolor en las manos es más y más intolerable. Y el muy
artero, el de las manos de seda, llega un día.
Así casi sin que se dé cuenta ingresa, sutil, diría
disipándose en el aire y juega aureolas con las manos, aureolas órdenes.
Simples, lacias manos acariciando casi, en su dar órdenes.
Roza con manos y
miradas. Y no deja de acariciar. Y
no deja de mirar.
Duelen las manos, tanto, y siente miedo por ella, por
ellas. Que no sirvan más para dar vuelta la página, para escribir, ¿artrosis,
artritis?
Él, muy sutil, sigue su juego. Juega bien, sabe lo que
hace, apunta justo. Da allí donde falta.
¿Cómo sabe disipar el velo si recién ingresa?
Se aproxima y respira cerca del oído. Un aire tibio respira, un aire nuevo,
desconocido, susurra apenas y posa las manos para observación. ¿Quién evitaría mirarlas?, blancas, delicadas
pero sólidas, manos para acariciar mientras circulan el aire, instruyen.
¿Qué es más doloroso,
artrosis o artritis? se pregunta; ¿hasta dónde llegaran ambas, hasta dónde
llegarán las pobres manos desahuciadas?
Las suyas bellas, estalladas, planas, abiertas, limpias,
tibias, la tocan lo presiente. Es solo sensación de caricia, sueño. Susurran al
oído un aire tibio que lo invade todo al aureolarse y entonces, él, como sin
querer se vuelve, mira, sonríe. Acarician sus sonrisas.
Pero las manos,… son las manos las que sonríen en el aire
y se posan como mariposas en su espalda, la recorren. La sangre grita, ella
reza. ’’ Misericordia, piedad, Cordero de Dios que quitas los pecados de
este, Mi
Mundo’’.
Tanta bestia dando vueltas alrededor, tanta ausencia, tanto darse cuenta
dónde hace falta, dónde duele más. Y entonces el aire tibio en el oído, y la
mano sutil tomando el brazo para sugerir un algo, y ya no es lo cotidiano, él
es otro y ella.
Duelen las manos, y el corazón.
El corazón acata la orden y él, el de las manos de seda
dice ‘’bésame’’ y lo besa, lo besa para siempre.
‘’Cordero de Dios que
quitas los pecados de este, Mi Mundo, bestiario terráqueo amenazado,
amenazante, amenazándome. Protégeme’’.
Y lo besa, y duelen terriblemente las manos.
Lo besa para siempre.
Marta Comelli, 5.1.2013
Bellísimo Marta Comelli , me encantó!
ResponderEliminarEsas manos, despiertan sensaciones múltiples!
Increíble la articulación que lograste con el epígrafe y el texto.
Gracias , gracias.
amelia
El tacto herido en la piel , en el alma y en el miedo ante el invasor que arremete silencioso y licencioso perforando la mente del cordero.
ResponderEliminarUna sensación de dolor apaciguada por el texto.
Celmiro
Escrito con mucha ternura, este canto a las manos consuela mi artrosis pero alivia solo el saber... Un cielo gris y cruel describe la dolorida sensación de quien percibe sus manos afligidas por el dolor.
ResponderEliminarandrés
La autora expresa todos los sentidos en las manos, y les adjudica la creación del dolor, la ciencia, la caricia.
ResponderEliminarEl epígrafe de la divina Alejandra combina perfectamente con este texto magnífico.
Felicitaciones, Marta, y saludos.
MARITA RAGOZZA