El
juego de la verdad
Veo todo, todo por dentro
y por fuera. A lo lejos, las casas estan rodeadas por nubes de colores:
celeste, amarillo, rojo, gris…También las personas por debajo mío aparecen
envueltas en esos colores. Son como un humo y algunos me dan miedo, otros me
alegran o me entristecen. Pronto descubro que los colores se corresponden con
esos estados de ánimo o los sentimientos que me inspiran.
Ahora todo se despliega bajo mis ojos. Yo estoy arriba, en
un lugar indefinido pues no tengo cuerpo. ¿Soy un color, una nube, un
pensamiento? No lo sé, pero ellos no me ven. No saben que yo los observo. ¿Será
siempre así, o esto es solo un período pasajero, hasta que mi alma se
ubique?
Aunque siempre me gustó
ver, me pasaba horas en la ventana del lavadero mirando la calle, y en muchas
oportunidades creí conocer la verdad, me parecía saber lo que la gente pensaba
y sentía. Hoy no me atrae la idea de conocer lo que siente o piensa la gente
durante toda la eternidad; ya me bastó con este corto tiempo, dos días. Ver a
mis queridos hijos y a sus esposas revolver mi ropa, mis libros. El montón de
descarte mucho más grande que el que se llevaron a sus casas. Las sábanas y
toallas limpias, planchadas y dobladas con cuidado hechas un bollo para la
basura. Ni se tomaron el trabajo de regalarlas.
Pero bueno, ¿qué me puede importar ahora la ropa, los
muebles y todas las cosas que yo tenía? Lo que me dolió de verdad fueron sus
comentarios sarcásticos, sus bromas.
Ahora el mayor está diciendo “Kadish”. Este sería el momento
para derramar algunas lagrimitas, pero mi ex, mis nueras y mis hijos miran a su
alrededor como si estuvieran midiendo el terreno, los ojos secos y la expresión
distraída.
Ya desparramaron la última palada de tierra sobre mi
tumba. La gente se da vuelta y empieza a caminar hacia la salida. Los sigo
mirando pero cuando los autos arrancan empiezo a ver todo difuso, como velado.
La realidad se va borrando, ellos vuelven a sus pequeñas vidas y yo, ¿Adónde me
lleva este fuerte viento, adónde me arrastra?
Ya no puedo ver la tierra ni los árboles ni las nubes,
sólo veo esa luz que me enceguece...
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Se murió nomás. Ella, que según Juan tenía todo planificado hasta los más pequeños
detalles, no tomó en cuenta que se podía morir. ¿Para qué le sirvió negarle el
divorcio durante años? Justo ella la tuvo que palmar. Ahora él es un honorable
viudo y puede hacer lo que se le ocurra sin tener que ocultarse. A mí ella no
me molestaba, era Juan el que todo el tiempo sólo pensaba como embromarla.
Veremos si se casará conmigo. ¿Quién sería el mentiroso:
Juan que no nos compraba un departamento, ni me llevaba a París o por lo menos
a Eilat, o ella, la bruja, que, según él, nos perseguía, espiaba y controlaba
sin pausa? ¿Cuántas veces me dijo que no diga nada por teléfono, que puede
estar intervenido, que no le abra la puerta a nadie?
No salíamos juntos, siempre nos encontrábamos en algún
lugar, lejos de la ciudad, no volvíamos en el mismo colectivo... ¡qué se yo
todas las precauciones que me obligaba a tomar! Y todo para qué, para negarle
un poco de plata…
Y la ex lloraba por teléfono, le dejaba mensajes a los
chicos en la contestadora: “¿por qué no vienen?, soy vuestra madre, yo les dí
la vida, los atendí cuando estaban enfermos, les di de mamar!
Y Juan me decía que no le haga caso, que eran todas
mentiras, que él era el que cocinaba y se levantaba a la noche cuando alguno
lloraba...Que ella era una egoísta, que eran lágrimas de cocodrilo...
Quién puede saber la verdad de la milanesa. Juan y los
muchachos la saben bien pero nunca abrirán la boca. Ni siquiera el tiempo me
develará la verdad, porqué puede ser que los dos eran la misma clase de
reventados, ¿no?.
Por lo menos todas las preocupaciones que tenía la Gorda : la hipoteca, el
descubierto en el banco, el juicio de divorcio, todo eso pasa ahora a ser el
problema de Juan.
Gorda, !!descansá en paz!!
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Relato que puede tantas veces corresponderse con la realidad. Si supieramos en verdada quien nos quiere ...! ¡El ser huamno!!
ResponderEliminarEn eso, los animales no se equivocan. Gracias Ester.
Gracias querida Nurit , el relato es atrapante y nos deja entrever la inevitable situación humana.
ResponderEliminarA anónimo le digo que aun creo en el amor del HOMBRE.
Mira Nurit , si tu Juan se encuentra con el Juan de Trinelli !Que desastre! Un abrazo.
Siempre hay una verdad distinta según quién la ventile y el morir no la devela. Lo único que puedo agregar como lector es que la "Gorda" aun muerta seguía aferrada a las cosas. Los escritos de Ester siempre abren debates de vida, saludos, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarEn imágenes sutiles comienza este cuento en alusión a una presencia ausente que todo lo mira y nadie la ve.Luego se " desbarranca" ante las versiones de las motivaciones ocultas propias del zoológico humano.
ResponderEliminarMuy logrado.
Felicitaciones, ESter , y cariños.
MARITA RAGOZZA