miércoles, 10 de octubre de 2012

Ester Mann




El juego de la verdad


Veo todo, todo por dentro y por fuera. A lo lejos, las casas estan rodeadas por nubes de colores: celeste, amarillo, rojo, gris…También las personas por debajo mío aparecen envueltas en esos colores. Son como un humo y algunos me dan miedo, otros me alegran o me entristecen. Pronto descubro que los colores se corresponden con esos estados de ánimo o los sentimientos que me inspiran.
Ahora todo se despliega bajo mis ojos. Yo estoy arriba, en un lugar indefinido pues no tengo cuerpo. ¿Soy un color, una nube, un pensamiento? No lo sé, pero ellos no me ven. No saben que yo los observo. ¿Será siempre así, o esto es solo un período pasajero, hasta que mi alma se ubique? 

Aunque siempre me gustó ver, me pasaba horas en la ventana del lavadero mirando la calle, y en muchas oportunidades creí conocer la verdad, me parecía saber lo que la gente pensaba y sentía. Hoy no me atrae la idea de conocer lo que siente o piensa la gente durante toda la eternidad; ya me bastó con este corto tiempo, dos días. Ver a mis queridos hijos y a sus esposas revolver mi ropa, mis libros. El montón de descarte mucho más grande que el que se llevaron a sus casas. Las sábanas y toallas limpias, planchadas y dobladas con cuidado hechas un bollo para la basura. Ni se tomaron el trabajo de regalarlas.

Pero bueno, ¿qué me puede importar ahora la ropa, los muebles y todas las cosas que yo tenía? Lo que me dolió de verdad fueron sus comentarios sarcásticos, sus bromas.
Ahora el mayor está diciendo “Kadish”. Este sería el momento para derramar algunas lagrimitas, pero mi ex, mis nueras y mis hijos miran a su alrededor como si estuvieran midiendo el terreno, los ojos secos y la expresión distraída.
Ya desparramaron la última palada de tierra sobre mi tumba. La gente se da vuelta y empieza a caminar hacia la salida. Los sigo mirando pero cuando los autos arrancan empiezo a ver todo difuso, como velado. La realidad se va borrando, ellos vuelven a sus pequeñas vidas y yo, ¿Adónde me lleva este fuerte viento, adónde me arrastra?
Ya no puedo ver la tierra ni los árboles ni las nubes, sólo veo esa luz que me enceguece...
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Se murió nomás. Ella, que según Juan  tenía todo planificado hasta los más pequeños detalles, no tomó en cuenta que se podía morir. ¿Para qué le sirvió negarle el divorcio durante años? Justo ella la tuvo que palmar. Ahora él es un honorable viudo y puede hacer lo que se le ocurra sin tener que ocultarse. A mí ella no me molestaba, era Juan el que todo el tiempo sólo pensaba como embromarla.
Veremos si se casará conmigo. ¿Quién sería el mentiroso: Juan que no nos compraba un departamento, ni me llevaba a París o por lo menos a Eilat, o ella, la bruja, que, según él, nos perseguía, espiaba y controlaba sin pausa? ¿Cuántas veces me dijo que no diga nada por teléfono, que puede estar intervenido, que no le abra la puerta a nadie?
No salíamos juntos, siempre nos encontrábamos en algún lugar, lejos de la ciudad, no volvíamos en el mismo colectivo... ¡qué se yo todas las precauciones que me obligaba a tomar! Y todo para qué, para negarle un poco de plata…
Y la ex lloraba por teléfono, le dejaba mensajes a los chicos en la contestadora: “¿por qué no vienen?, soy vuestra madre, yo les dí la vida, los atendí cuando estaban enfermos, les di de mamar!
Y Juan me decía que no le haga caso, que eran todas mentiras, que él era el que cocinaba y se levantaba a la noche cuando alguno lloraba...Que ella era una egoísta, que eran lágrimas de cocodrilo...
Quién puede saber la verdad de la milanesa. Juan y los muchachos la saben bien pero nunca abrirán la boca. Ni siquiera el tiempo me develará la verdad, porqué puede ser que los dos eran la misma clase de reventados, ¿no?.
Por lo menos todas las preocupaciones que tenía la Gorda: la hipoteca, el descubierto en el banco, el juicio de divorcio, todo eso pasa ahora a ser el problema de Juan.
Gorda, !!descansá en paz!! 



4 comentarios:

  1. Relato que puede tantas veces corresponderse con la realidad. Si supieramos en verdada quien nos quiere ...! ¡El ser huamno!!
    En eso, los animales no se equivocan. Gracias Ester.

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  2. Gracias querida Nurit , el relato es atrapante y nos deja entrever la inevitable situación humana.
    A anónimo le digo que aun creo en el amor del HOMBRE.

    Mira Nurit , si tu Juan se encuentra con el Juan de Trinelli !Que desastre! Un abrazo.

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  3. Siempre hay una verdad distinta según quién la ventile y el morir no la devela. Lo único que puedo agregar como lector es que la "Gorda" aun muerta seguía aferrada a las cosas. Los escritos de Ester siempre abren debates de vida, saludos, Carlos Arturo Trinelli

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  4. En imágenes sutiles comienza este cuento en alusión a una presencia ausente que todo lo mira y nadie la ve.Luego se " desbarranca" ante las versiones de las motivaciones ocultas propias del zoológico humano.
    Muy logrado.
    Felicitaciones, ESter , y cariños.
    MARITA RAGOZZA

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