LOS PRIMOS
Era un tipo hinchapelotas, adjetivo que si bien es
políticamente incorrecto, machista y sexista, describe con exactitud la clase
de persona que era, que en realidad sigue siendo, ya que no murió ni se esfumó.
De casualidad, navegando en los mares de facebook, este
hombre descubrió a un primo que creía perdido y le mandó un mensaje. Mensaje
va, mensaje viene, nuestro hombre se sintió muy emocionado y compartió con el
primo anécdotas y viejas fotografías de familia en donde sonreían abuelos
y tíos, algunos sentados, otros parados,
todos distribuidos por el fotógrafo de acuerdo a la altura y al honor debidos a
la ocasión.
Nuestros héroes y otros primitos sentados en primer plano
daban una imagen equívoca del evento: algunos sonreían evidentemente forzados
por sus papás, otros miraban hacia otro lado y el resto lucía una expresión vacía,
anodina.
El tipo, repasando esas fotos que le evocaban las
antiguas emociones, con las lágrimas temblando en sus ojos, empezó a
preguntarse –y ahí tenemos la imagen viva de su esencia cargosa- porqué lo
emocionaba ver una foto de un tipo que le resultaba un perfecto desconocido, de
quién no había sabido nada durante más de 60 años, que ni siquiera lo recordaba
a él.
Por otro lado al resto de los primos, aquellos que no se
habían perdido, con los que había mantenido un laxo contacto a lo largo de los
años, los podía ignorar sin remordimientos.
¿Por qué? - pensaba y repensaba este ejemplar de persona
que tanto nos fastidia cuando es pariente o amigo nuestro, pero del cual no
tenemos conciencia cuando lo vemos en el espejo.
Así lo abandonamos, mirándose la cara envejecida, el pelo
escaso y canoso, el cuello arrugado y las manos con los feos lunares de la
vejez. Los ojos semicerrados no ven su
propia imagen: solo ven las caritas sonrientes, con mejillas como manzanas, con
ojos puros llenos de alegría sin preguntas de los dos primos, en esas fotos que
guarda como si fueran mapas del tesoro. Un tesoro que ya hace mucho nadie busca
y ni siquiera saben que existe ■
Que divina sos Nurit! y bueno , si era hincha pelotas merecido lo tenía , que tanta represión- UN ABRAZO Y GRACIAS POR TODOOOOOOOOOO
ResponderEliminarEn realidad con un léxico diferente al habitual Ester nos dibuja el personaje, primero provoca nuestra sonrisa, para finalizar haciéndonos sentir pena por él. Las fotos en blanco y negro que encontramos en los cajones de nuestros abuelos o padres siempre incorporan historias que se escapan por los bordes de las mismas.Me encantó el personaje tan bien desarrollado en la brevedad del texto. Felicitaciones Ester.marta comelli.
ResponderEliminarEster, en un relato bien actual, con la síntesis habitual, todo puesto en su justo lugar. Ese lugar en donde se encuentran las caras que no están o no estarán.
ResponderEliminarGracias. hermoso.
Sonia
En muchos cajones de viejos se encuentran tesoros que ya hace mucho nadie busca , ni siquiera saben que existe y para el propio dueño son difíciles de comprender. Muy bueno
ResponderEliminarCristina
Mi padre decía que los años profundizan los defectos, como también las cualidades. Por eso, si era " hinchapelota", ahora estaba en grado superlativo, no valía la pena el reencuentro.
ResponderEliminarUn texto escrito con aparente ligereza ( es tramposa, _Ester), porque luego de entretener, la historia encuentra en el lector una senda más profunda y alguna que otra vivencia similar.
Felicitaciones y cariños.
MARITA RAGOZZA
En extremo atinado el comentario de la señora Marita y en el que me siento representado. Solo me atrevo a agregar lo mágico que contiene una foto esten allí hinchas de todos los pelajes o no.
ResponderEliminarComo siempre Ester disfruté con la lectura, saludos, Carlos Arturo Trinelli
Todo un tema el de los primos. Da para mucho. Vos tomás un aspecto, Nurit y lo abrís en abanico casi al descuido, como para echar un poco de aire sobre la falta de color de una foto enmoheciéndose. Y uno se ve entre ellos y quiere volver a jugar. Algún otro no nos dice nada. No se puede volver a la fotografía. Entonces, algunas veces, mejor valdría no volver a ubicarse en los recuerdos. Vos lo hacés con autoridad y contando historia. Muy bueno. Abrazo. ElsaJaná.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato Ester. Sobre todo la capacidad de pasar de algo que puede resultar cómico con tus primera palabras y luego transformarse en un relato triste en un breve espacio temporal. Creo que además es un tema universal ¿quién no le ha perdido la pista a tant@s prim@s y tí@s y quién no ha conocido a algún pariente hincha-pelotas? Yo creo que todos y todas.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!