Yo escribo porque no me queda otra cosa que escribir y tratar de vivir de algún modo. Uno está en los últimos años de la vida… Pero, sabés, en este instante yo creo que sé por qué escribo. Para quién escribo, no lo sé, para mí mismo escribo, está claro: no creo en el mercado, en la literatura de mercado. Me siento absolutamente inepto para inventar una historia, envidio a quienes en dos meses escriben una novela sobre la historia de Juan y Pedro. Yo no puedo, no me sale.Yo escribo porque, es extraño, puede parecer hasta ridículo: siento que de alguna manera estoy cumpliendo una misión. A mí me interesa el mundo de los vencidos, no me interesa el punto de vista de los vencedores. Los vencedores gozan, disfrutan, pasean, viajan, etc. Los vencidos, no. Además no es ‘ir hacia’ sino, de alguna manera, sentirse parte de eso. Y cuando vos te sentís parte de eso, de una memoria de los vencidos, de los derrotados, quizá no necesites ciertos actos públicos de demostración. Además esa intimidad con ese mundo creo que está dado, fundamentalmente, a través de la lengua. Esa es la clave del asunto: no hay literatura sin lengua. Y sí, vos podés contar ochenta y ocho mil historias muy interesantes, pero si no hay lengua, es otra cosa. Querer explicar la propia obra a mí me parece que, en general, no sirve. Siempre digo que si a Beethoven le hubieran dicho por qué no explica la Novena Sinfonía , entonces el hubiera dicho: lararirarararara… Vuelvo a Passolini, Él dijo algo extraordinario en uno de sus primeros libros de poesía pero después repite esa idea. El dice: ‘Yo soy una fuerza del Pasado■
El verdadero yo de Raschella o el otro lado de la letra y la literatura donde pocos saben decir las verdades o saben como pocos, el lugar que nos corresponde. Escribir es el lema, aunque lo hagamos para nosotros mismos.
ResponderEliminarCelmiro Koryto