Grisura en clave de sur
a lejanía instilada
rebrotas en este surco
con tu silueta gris
ceñida a la vigilia
de esta memoria mía
y una llovizna de tristura
moja tus calles grises
tus ómnibus viejos
tus viejos cansinos
los pies de plomo que el futuro arrastra en tus avenidas
el mate amargo por horas
él lastre de ausencias fieles
lastrando de hiel el presente
y en tus boliches de estaño y morriña
entre humo y rías lejanas
las sombras de las seis
arropadas por un tango gallo
apuran los licores
soporte del nuevo día
que tan sólo es el de ayer ataviado de presente
es lontananza el ausente
y del en pos de él
ahíto de otras distancias
vuela en las cuencas de mi padre
su mirada de ceniza
rendida por la constancia del fuego
y la báscula descarriada:
los colmenares de chapas
y sus enjambres sin flores
los profetas de quinquenio y su posterior lustro de olvidos
levitando ebrio
por levitar de añoranza
recreo las esquinas florecidas en besos
las pensiones borrachas de placer
el amor tajeándome el pecho
con sus cantos afilados
y al revivirte recorro
tu falda de arena y argento
hembra menuda y fértil
yaciendo bajo el hacer plomizo de tantos hombres grises
letanía cenicienta
de milonga trasnochada
corazón temblando
su tremor de amor virginal
virginidad abierta y arcana a la vez
impoluta pero sucia también
de novia de hembra
de putas anochecidas
de mujeres a lucha forjadas
pero tiernas y renovadas al calor de las pequeñas cosas
y abjuro de este planeta
hecho y deshecho a la vez
donde exiliecé hace años
de sus ideales y autoestima
nutridos en tiendas y gimnasios
por eso al recordarte
ya sea en la guitarra negra
en tu primavera con una esquina rota
o en la soledad de santa maría
galopa en la sangre un eco que este oropel no sosiega
toda vez que me enamoras
niña de un solo seno
avistado para nombrarte
para sitiarte y ser abusada
por ebrios de evangelio y ambición
navego la quimera
de renacer en tu vientre
y siempre que la nostalgia
me arrasa como un alud
siento fracturar otro hueso de esta bonanza sin calcio
grisura y tristura
ajustándote el talle
la cintura de hembra chiquita
paridora de uruguayez
por eso cuando te olvido
cuando por un olvido te olvido
tu mano apura la gris distancia
y suavemente me cachetea
como la madre al hijo
que incauto ante el espejismo, arrobado flaquea.
ººººººººººººººººººº
A mi juicio es el poema más bello que he leído de Ramírez.
ResponderEliminarsegún el juicio de quién?????
ResponderEliminarMe olvidé de poner el nombre soy Maria Luisa. No me parece muy buena pregunta. Pero ya está.
ResponderEliminarFelicitaciones Ramirez.
María Luisa
Una llovizna de tistura me inunda el alma , pero a la vez en cada estrofa me siento renacida por la fuerza del poema iluminado .
ResponderEliminarNo opaca esta luz , la grisura, solo la refleja.
Gracias poeta. amelia
Qué buen poema, se desliza suavemente y conmueve su tristeza y su belleza para contar.
ResponderEliminarEnorme gusto leerlo
Un gran abrazo
Betty