sábado, 22 de octubre de 2011

JUAN JOSÉ SAER



El conferenciante entró jovial. Era en uno de los salones de la Real Academia de Ciencias de Bruselas y, si mis recuerdos no me engañan, iba a tratar el problema de los métodos de verificación de una suma: el conferenciante descartaba a priori la verificación estadística (por x número de personas) y la convicción subjetiva y de buena fe sobre el resultado. Pero tal vez se trataba más bien de lo contrario. Se sentó, desplegó sobre la mesa las hojas de una carpeta y, antes de comenzar a desarrollar su tema, contempló durante unos segundos la jarra transparente, sonrió como para sí mismo, y dijo: o acostumbro a dormir la siesta antes de dictar una conferencia, para tranquilizarme, porque la obligación de hablar en público me pone siempre muy nervioso. Así que hace una hora tuve un sueño. Tres personas diferentes fotografiaban rinocerontes. Eran tres imágenes sucesivas, pero el método que empleaban para sacar la fotografía era el mismo: se internaban en el río hasta la cintura, y fotografiaban de esa manera al rinoceronte, que se encontraba a unos metros de distancia, en el agua. Se trataba de rinocerontes, no de hipopótamos. El último de los fotógrafos era un poeta amigo mío (al que no conozco personalmente). Era mi amigo en el sueño. Este poeta, de fama universal, me explicaba en detalle el procedimiento que se emplea habitualmente para fotografiar rinocerontes. Y, en nombre de nuestra vieja amistad, me regalaba la fotografía que acababa de sacar.

El conferenciante hizo silencio y recogió de entre sus papeles un rectángulo coloreado. Después, antes de comenzar la disertación propiamente dicha, concluyó su relato: Tal vez ustedes crean que este sueño que acabo de contarles es pura invención. Y bien, estimados oyentes, se equivocan. Aquí tengo la prueba, dijo, y alzó la mano mostrando al público la fotografía en colores de un rinoceronte en un río africano, todavía húmeda, a causa sin duda de la proximidad del agua o del reciente revelado.


SAER

5 comentarios:

  1. Juego mágico de realidad e irrealidad donde el personaje hace los pases necesarios para exponer su acto.

    Conciso, con elevado condimento.

    Celmiro Koryto

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  2. Hay instantes muy breves en que conviven la realidad y el mundo de los sueños. Se está en los dos mundos y se los vive simultáneos.
    No es fantasía. Es una verdad fantástica.
    gracias
    Cristina

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  3. El sueño es contado como verdad que afecta y conmueve. Transmite la misma emoción al lector. Genial.
    MARITA RAGOZZA

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  4. El autor juega con los lectores como un mago con su público ¡excelente! C.A.T.

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