Cruzábamos la calle con el ardor olfateando el aire
cuando el silencio se refugiaba en medio de la gente
y el suelo calcinado urgía a nuestros pasos
aún siento el frescor del mármol
y me penetran los perfumes de la casa
la gata celosa en el armario
la calidez desnuda de los cuerpos.
Albedrío del llanto recién nacido
verbo sosegado en la ternura.
Cruzábamos la calle entre vapores y estridencias
y era manantial arrebatado por el sol
y era río desbordado en la montaña.
Cruzábamos la calle y estábamos solos.
Y una y otra voz tu voz en el cuarto de atrás, hablando desde una voz del pasado que se vuelve presente. Un recorrido imperdible para quienes apreciamos tu poesía. Un abrazo Ofe.
ResponderEliminarLily Chavez
Lo urbano entretejido con lo humano de la autora
ResponderEliminardeja el corazón dormido de secretos.
Celmiro Koryto
Ofelia, hay lugares secretos en Buenos Aires, uno el tuyo y otro mía. Poemas de la Reina del Plata,y aunque me la han cambiado:
ResponderEliminar"Cruzábamos la calle entre vapores y estridencias
y era manantial arrebatado por el sol
y era río desbordado en la montaña.
Cruzábamos la calle y estábamos solos".
Conmovido, te rodeo con un abrazo y mis gracias.
andrés
Como siempre señora Ofelia, un placer leerla.
ResponderEliminarPedro Altamirano
Dicen que a Buenos Aires hay que vivirlo. Y debe ser así, tantos escriben sobre sus calles, sobre su puerto y a quienes somos de pronvincias del interior no nos emociona tanto. Sin embargo lo dice Ofelia y me llega mucho, tal vez la sutileza donde la planta de los pies y el humo se tocan.. bellísimos poemas
ResponderEliminarClara Bermejo
Qué buenos, se disfrutan Ofelia, felicitaciones
ResponderEliminarMaría Esther Martinez