LUPANAR EN
LLAMAS
Mi nombre es
Alejandro Bovino Maciel, soy argentino, Médico Psiquiatra, nacido en Corrientes
en 1956, egresado de la U.B .A
(Univ. de Buenos Aires)
Cuando Amado
me contó lo del quilombo de Pedro Juan Caballero empecé a soñar, Juan Mujica.
¿Pedro Juan
es una ciudadela en Paraguay, verdad?
Sí, frontera
seca con Brasil donde una calle de arena separa dos países.
¿Y qué pasaba
ahí, Alecito?
Uff… Amado
contaba riéndose que una tarde se incendió el quilombo de Pedro Juan y la Madama , que era un travesti
gordo y pelado llamado Mamá Jacinta que diz que había sido querida de jeques
árabes cuando vivió en Monmartre, gritaba pidiendo socorro en medio de las
llamas.
No es para
menos.
Envuelta en
gasas y plumas desde el balcón llamaba a los bomberos mientras las pupilas
arrojaban palanganadas de aguas servidas a la calle; también estaba un
periodista alcohólico al que le decían “Carroña” tratando de investigar lo que
él llamaba ‘el origen del siniestro’ mientras la policía buscaba pistas en una
pelea binacional.
¿Me estás
metiendo geopolítica en el burdel? Alejandro, presiento que este es otro de tus
fraudes.
Te juro que
no miento Juancho, según Amado en el quilombo tenían pupilas paraguayas y
brasileras pero los clientes querían excesos y las locales muy modositas no
aceptaban besos de boca ni sexo anal. Imagináte zona de frontera donde la gente
se vuelve fiera. Entran dos arrieros al prostíbulo a buscar lo que en la casa
no le dan sus mujeres. Las brasileras eran todo lujuria desenfrenada: hacían fellatios
por caridad, se rapaban el monte de Venus dejándolo tan depilado como la testa
de la matrona a la que no en vano llamaban ‘la Cantante Calva ’,
hacían todo tipo de trapisondas y por sobre todo aullaban como lobas en estro
con el sexo anal. Las paraguayitas llenas de recatos no permitían besos,
penetraciones anales ni peluquerías vaginales.
Ahora
entiendo Alecito adónde lleva todo esto.
Si tu lógica
aristotélica no te falla ya te habrás dado cuenta que los servicios extranjeros
cotizaban en alza mientras las paraguayas se pasaban en huelga tomando tereré
en la puerta de sus tabucos. Las rapaices, sobre todo una que se
llamaba Melisa, no daban abasto a la clientela; en el colchón de la Melisa ya se había formado
un socavón a fuerza de hundir el cuerpo de tanto arriero que desfilaban a toda
hora a refocilar a sus anchas con la pupila. Esta Melisa y dos colegas, una
venezolana y una argentina, iban de vacaciones a Uruguayana.
No parece un
sitio turístico.
No Juancho,
qué va con tanto turismo, las ‘tres manolas’ iban al cine porno a ver los
últimos avances de la moda coyundal como quien hace una pasantía para
especializarse en técnicas eróticas.
Lo que se
dice, putas de vocación.
¡Profesas,
Juancho! Verdaderas profesionales y una de las prédicas de Melisa hincaba el
diente en esa cuestión, que las putas obligadas, aquellas depres como las
paraguayitas que recitaban a cada cliente la salmodia del “yo hago esto por
necesidad a mí co me gustaría casarme con un hombre y tener hijitos y una casa”
le sonaba tan patético como un capítulo de la Familia Ingalls.
Melisa predicaba seriedad en el negocio y asumir las obligaciones con gusto y
vocación, no buscando la compasión del prójimo en un quilombo. La rapai la
tenía clara pero una de las rencorosas guaraníes buscó el modo de malquistarla
con Mamá Jacinta, la
Cantante Calva que era algo tartamuda. La pupila guaraní
encendió velas y chucherías frente a una imagen de palo, según las
investigaciones del periodista dipsómano.
¿Un
periodista metido en las intrigas quilomberas?
En Pedro Juan
Caballero el crimen ya no es noticia, Juancho. Cuando alguien estorba en el
sistema montado alrededor de la marihuana los sicarios que matan en Brasil se
cruzan al Paraguay y viceversa querido Juan Mujica, ¿entendés las trampas de la
ley? ¿Para qué mandaría una corresponsalía desde Pedro Juan anunciando que
acribillaron otro arriero en la calle que separa los dos países? Carroña sabe
bien que en Asunción eso no es noticia pero el incendio de un quilombo se
convierte en el tema del día y más cuando el comisario, ahijado del caudillo
opositor, cierra el caso rotulándolo de “accidental”. Melisa juraba que no se
dedicaba a la macumba que apenas ofrecía frutas a Xangó los viernes y que nada
tenía que ver con gallos degollados, velas negras y santos de palo.
¿Faisanes en
Paraguay?
No te olvides
que la Cantante Calva
vivió seis meses en París y desde entonces se creía bretona en usos y
costumbres Juan Mujica incrédulo. Sólo se perfumaba con Chanel Nº 5 y tomaba
agua Perrier.
¡A la puta
que era fina!
Puta fina,
bien lo has dicho. ¡Pa-pa-parece que las pu-pu-putas se me hi-hi-cieron
mo-mo-monjas!, clamaba desde el balcón la doña, tan llena de gasas, boas de
plumas y sedas que la amenaza de las llamas la sitiaba con hambre. De nuevo la
exasperación terminó en desesperación, la envidia rencorosa de las paraguayitas
desató el fuego y una vez que la fiera salió de la jaula no hubo forma de sujetarla,
ardió un depósito de camas desvencijadas que había en planta baja y de ahí
trepaban las llamas furiosas al primer piso donde estaban las habitaciones de
las pupilas, Melisa lloraba cuando Carroña la interrogaba.
¿No era
periodista?
En la campaña
las funciones son vagas, alguien le encomendó la investigación del asunto y por
una botella de cerveza Carroña es capaz de indagar al propio juez.
¿Qué
averiguó, Alecito?
Nada, ¡qué
querés que descubra semejante coso! La Cantante Calva hizo
una relación de los bienes perdidos, empezando por sus faisanes totalmente
carbonizados. En eso apareció una de las locales acusando a Melisa de hacer
macumba y, dijo, eso ocasionó la furia de la Virgen que causó la fogata.
¿La Virgen terminó implicada?,
seguí, Alejandro, esto se pone bueno, ya tenemos la reyerta de las pupilas, el
reportero-fiscal, una Virgen pirómana…
No bien la
mencionaron, alguien muy oficioso fue a llamar al cura.
¡Don paí,
vaya urgente, están diciendo que la Virgencita quemó el quilombo!
¿Te das cuenta?
En cuestión de horas todo el mundo y su representación estuvo involucrado en el
caso. Ahí quería llegar, Juancho: todo está íntimamente relacionado en la
realidad en la que vivimos.
¿Cómo es eso?
Este asunto
que empezó como una simple disputa entre putas por cuestiones de índole
comercial, rápidamente se convirtió en un caso periodístico, policial,
judicial si contamos ese remedo de juicio; después se volvió espiritual cuando
interviene el cura y teológico cuando invocan a la Virgen. Nada
“pertenece a los otros” cuando se agitan las pasiones, Juancho.
¿Cómo
terminó?
El dipsómano
le dio la vuelta de tuerca que faltaba: denunció una conspiración opositora en
la actitud del comisario reticente; en la capital se transformó en un claro
caso político.
Lo que
faltaba: del puterío volvimos a otro puterío.
No existen
hechos de una sola dimensión, Juancho. Todos los actos humanos se parecen al
dios Proteo de los griegos: tiene mil caras, mil formas que van de una a otra
gradualmente y hasta una cuestión burdelesca puede terminar en la catedral como
sucedió con el incendio.
¿Te acordás
de lo que discutíamos con Berti en la Biblioteca Mariño ?
Sí, él decía
que según Proclo todas las cosas en principio fueron parte de la Unidad que les dio origen
diversificándose en la materia del Mundo.
Exacto. Eso
mismo Alecito.
El burdel
también es parte de Dios que originó todo.
Amén.
Ocurrente en la trama, retratos impecables de los personajes, humor y literatura con un final excelente, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarFilosofía experimental, humor, prosa ágil, gran perspicacia. Extraordinario.
ResponderEliminarMARITA RAGOZZA