imagen de la pintora Liz Hentschel |
Culto Verdemar
Te veían
a la orilla de tu mar de entre
tierras:
Mar espejo, portal de sal.
Ibas hacia la tarde declinante,
el dios miel arrastraba la sombra,
resplandor y turbulencia
de sonoros caracoles.
De tu silencio descalzo
los ojos alucinados en el manto gris
del agua
quedaron con visión de náufrago.
Las nubes tras tus pasos
hacia la pleamar
eran contraste con tu contemplación
inmóvil,
uva plena en el color celeste,
luz de grana callada en la fugaz
carrera
del sol.
Venías a buscar la inmensidad,
a fundirte con el infinito amaranto
del mar
para ofrecer el culto de tus dudas.
Traías la ofrenda en sangrante racimo
tan rojo como el atardecer,
tan blanco como hoguera de viento,
y ofrecías a las aguas
la fruta de una lágrima
nacida en la tempestad de tu alma.
Allí dejas tu ofrenda
como esencia del quebranto,
dejas la llama que alumbra
en la noche naciente en los astros.
Perla: "Buscando la inmensidad...ofrecidas a las aguas la fruta de una lagrima nacida en la tempestad de tu alma." Los poetas tienen una belleza etérea que puede cortar la respiración, reabrir emociones perdidas y adormecer en su vaivén de poesía. Felicitaciones. ElsaJana.
ResponderEliminarEl Sr. Urdaneta nos tiene acostumbrado a sus cuentos siempre fascinantes, esta vez sumergido en el mar de la poesía para brindar un texto sensual ''... y ofrecías a las aguas/ la fruta de una lágrima /nacida en la tempestad.. '' me queda gravada esta imagen maravillosa. mi afecto. marta comelli
ResponderEliminarHermoso Alejo, Marta Comelli ha sabido expresar lo que también yo siento.
ResponderEliminarLily Chavez
Es otro mar, no el que vemos en la Naturaleza , sino el creado por el autor. Tiene en su corazón de sal el" dios de la miel", el culto a las dudas, lágrimas, ofrendas, uvas y hogueras.
ResponderEliminarCon sutil y original riqueza semántica, el poema nos salpica de fascinación. Felicitaciones, Alejo y un gran abrazo.
MARITA RAGOZZA