Nació en Buenos Aires en 1979. Publicó en narrativa Sandra (1999) y Todo es extraño a mis ojos (1999), y en poesía, Alucinaciones en la Alfalfa (2000) y El arte de caer (Alicia Gallegos Editora, 2001). Es secretaria de redacción de la revista de poesía La Guacha. Dirige junto a Santiago Espel la editorial de poesía La Carta de Oliver.
No entiendo pero igual me subo
transpiro mucho pero cuando empieza a moverse
el viento me refresca lo mojado
incluso el espacio entre las tetas.
El celso ayala convierte un gol de mediocampo
mientras se precipita el orgasmar.
Temo por mi corazón
ahora que estoy rebotando tanto
nunca dejaré de hacerle caso a mi padre
ahora que está muerto.
Asisto al tornarse resbaladizo de los cuerpos,
tus humores condimentando mis pasteles.
No importa si no respiramos por un rato
así tal vez recobremos
la antigua levedad que nos caracterizaba.
Somos serios gusanos ciegos retozando en la brea.
Polinízame susurrante ave de la noche
somos hijos de largos viajes
por océanos con peces de diamante.
Duerme, duerme desnudo en hotel de pasajeros
con botellas rotas en los pasillos
y besos en el cuello de comadronas contentas.
Bebemos vino de amapolas
el polen riega miradas de sonrisas sangrantes.
Debo cerrar los ojos.
La euforia inicial ha dado paso
a esta suave dispersión de la memoria
a este mar de calma superficie
y animales peligrosos debajo.
Sello los huecos de mi bote con cera tibia
arañamos la fruta pero nunca la mordemos.
Un movimiento en falso
te hace retroceder terreno enseguida
y avanzo sin dudarlo.
Cuando volvemos a movernos
los aparatos de medir están rotos.
La intuición guiará almas en vastas extensiones de agua salada.
de Alucinaciones enla Alfalfa (2000)
transpiro mucho pero cuando empieza a moverse
el viento me refresca lo mojado
incluso el espacio entre las tetas.
El celso ayala convierte un gol de mediocampo
mientras se precipita el orgasmar.
Temo por mi corazón
ahora que estoy rebotando tanto
nunca dejaré de hacerle caso a mi padre
ahora que está muerto.
Asisto al tornarse resbaladizo de los cuerpos,
tus humores condimentando mis pasteles.
No importa si no respiramos por un rato
así tal vez recobremos
la antigua levedad que nos caracterizaba.
Somos serios gusanos ciegos retozando en la brea.
Polinízame susurrante ave de la noche
somos hijos de largos viajes
por océanos con peces de diamante.
Duerme, duerme desnudo en hotel de pasajeros
con botellas rotas en los pasillos
y besos en el cuello de comadronas contentas.
Bebemos vino de amapolas
el polen riega miradas de sonrisas sangrantes.
Debo cerrar los ojos.
La euforia inicial ha dado paso
a esta suave dispersión de la memoria
a este mar de calma superficie
y animales peligrosos debajo.
Sello los huecos de mi bote con cera tibia
arañamos la fruta pero nunca la mordemos.
Un movimiento en falso
te hace retroceder terreno enseguida
y avanzo sin dudarlo.
Cuando volvemos a movernos
los aparatos de medir están rotos.
La intuición guiará almas en vastas extensiones de agua salada.
de Alucinaciones en
. . . . .
Hay en estas hondonadas de Eurasia
una nube de insectos que dicen ser mis amigos
los últimos rayos inundan los ojos
y el placer hace arquear la espalda
las larvas me nombran su esclava
y un pequeñísimo ángel exterminador
se sienta a mi lado
con alambres de púas en lugar de ojos
y certeras formas de causar dolor.
. . . . .
La tarde cae sobre los restos del té
los chinos de las tazas
se escaparon
dejándonos a nosotras
las mujeres
sus pequeñas moradas blancas
para lavar.
Nada es extraño a mis ojos cuando se lee buena poesía y dejándose con arte caer o alucinada en la alfalfa se nota la mena de una muy buena poetisa.
ResponderEliminarCelmiro Koryto
Transmiten libertad en su visión del mundo y la realidad, una forma personal de vivir y escribir.
ResponderEliminarMARITA RAGOZZA