Elmer Mendoza
Nacido en
1949 en Culiacán, México. Después de sus estudios de literatura española, publicó sus
primeros cuentos y obras de teatro. En 1999,
publicó su primera novela, »Un asesino solitario" (»Lone asesino»).En 2007, ganó el Premio Tusquets de Novela por su novela
negra »Balas de Plata" (Silver Bullets), en el que analiza las influencias
de la economía de la droga en la sociedad mexicana. Mendoza es profesor de literatura en la Universidad Autónoma
de Sinaloa.
El espejo
En verano dejo la puerta abierta.
Permito que el clima invada los rincones y me diga que sufro y estoy vivo. Me
recuesto en el cuarto de la tele en un sillón mullido que respira. Duermo.
Sssshh, desperté ayer. Uno no sueña esas cosas: una mujer se quitaba la blusa y
la dejaba caer, luego me lanzaba el sostén y danzaba. No es vecina no es amiga
o comadre, ¿quién es? Uno no se pregunta esas minucias. Su falda a la rodilla
se hallaba en el piso y un minuto más su tanga se posaba en mi cara y tenía ese
olor que es tierra, viento, fuego y esclaviza. Pretendí incorporarme y con el
dedo denegó. Mi cuerpo ahora era un corazón desbordado. Continuó el baile: como
mulata como negra como blanca. Sus nalgas delineaban círculos breves, lentos,
nacarados; sus tetas eran fruta roja y de su abdomen no me acuerdo porque no se
afeitaba y su pubis refulgía de negrura mulatura blancura. Su entremuslo
ofrecía una sombra con alas y delirio, y de nuevo quise moverme, uno no resiste
esos estímulos, pero ella flamigereó calmado señor tranquilo y continuó su
danza de silencioso estrépito, y yo veía ese trasero, esas zonas oscuras, esos
labios abiertos, ese pelo y mi miembro bullía en busca de abertura vulva o de
algún roce perdido de sus dedos rosados negreados mulatados. Uno no evita su
sexuamilitud.
Fue cuando se acercó sin dejar de menearse y descubrí su
férvido lunar en su muslo enviando llamaradas, llamadas, llamas, lla. Me
arrancó la playera y fue a mis pectorales con su lengua de crema al tiempo que
su mano hurgaba bajo mi bermuda. Intenté llegar a sus tetas de pezones erectos
pero una vez más me rechazó, uno no está para eso; sin embargo, no quise
violentar la sensación de ese cuerpo que olía a gentileza y a nave de los
tiempos mientras conquistaba mi desnudez atragantante y me acercaba a la fuente
dúctil de su acrobacia. Luego lamí sus pies para satisfacer esa necesidad
elemental y en ruta de su vello empapado me detuvo de nuevo y dejé que sus
labios hicieran su verano.
Entonces descubrí el espejo donde unas manos estrujaban
sus pechos, sus caderas, su espalda y sus dedos visitaban los sitios reservados
y ella gemía y era piedra, nuez y gelatina y su pelo encendía el azogue y
apagaba las luces y sentía su aroma que rugía y su humedad que me secaba y su
piel que se cimbraba en su danza de pequeños quejidos. Volví al espejo, uno es
curioso a veces, y notaba su perfil sus heridas, su pubis digiriendo su lunar
de lechera y aquel cristal que se revolvía con paroxismo humano y quedaba más
pálido que un muerto. Ah, uno no está para sonrisas, mucho menos para
preguntas. Dejé que se vistiera, decir adiós es pésima costumbre, que
desapareciera por la puerta, cargando el espejo de bisel que tal vez ofrecía en
varios pagos. ■
Encomiable prosa en un cuento ingenioso, hermosamente armado y con lenguaje creativo.Excelente.
ResponderEliminarMARITA RAGOZZA
Brilla el erotismo que encandila con su prosa como un reflejo de sol en el espejo, muy bueno, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarUn erotismo que alumbra el espejo , imágenes y textos llenos de poesía.
ResponderEliminaramelia
Elmer Mendoza es un relator nato, que también escribe argumentos para televisión y donde el narcotráfico esta presente como en la serie: LA princesa del Sur que tuvo un éxito rotundo.
ResponderEliminarY ahora: su erotismo es puro reflejo cristalizado en nuestros ojos con una poética que engalana su letra.
Muy creativo
Excelente blog, admirable tu trabajo.
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