Andrés Aldao
Jossip Stalin; las dos caras de Jano
El escritor y periodista ruso Vasili Grosman
(Berdichev, 1905-Moscú, 1964) protagonizó una proeza de las que sólo son
capaces los héroes: se revolvió contra la mentira cuando hacerlo costaba la
vida. Durante la
Segunda Guerra Mundial pateó los campos de batalla desde la
primera fila: escribía para Estrella Roja, el periódico del ejército
soviético. Sus crónicas fueron las primeras sobre el infierno de Treblinka y
los tribunales de Nuremberg las utilizaron como pruebas contra los criminales
nazis. Grossman fue un observador atento y sagaz y durante unos años su valía
fue apreciada por los gerifaltes de la
URSS y sus escritos sorteaban con aprobación las trampas de
la censura; incluso ganó el Premio Stalin con su obra El pueblo es inmortal,
publicada por entregas en 1942. Pero no quiso quedarse ahí, en la denuncia de
las tropelías nazis en la guerra o en el ensalzamiento y las loas al
estalinismo. Vasili Grossman optó por la verdad sabiendo que aquello tenía un
alto precio. Dedicó casi diez años de su vida a la redacción de un monumento de
la literatura, su obra Vida y Destino, donde relata la verdad con forma de
novela, donde cuenta las injusticias y las situaciones absurdas que se
daban en el bando de los soviéticos y donde hace unas analogías inolvidables de
ambos totalitarismos, el de Hitler y el de Stalin. La respuesta de los censores
fue fulminante: no se publicaría ni en doscientos años, le dijeron. Los agentes
del KGB le arrebataron el manuscrito, el papel carbón y hasta la cinta de la
máquina de escribir. Y lo lanzaron al pozo del ostracismo. Pero él, como los
valientes, siguió aferrado a la verdad, y de nuevo la llevó a las páginas de un
libro. A pesar del abatimiento y la enfermedad, a pesar de empuñar la pluma con
el alma encogida, esperando la temida llegada de la furgoneta del KGB, escribió
Todo fluye, donde cuenta, entre otros espantos, cómo Stalin condenó a morir por
hambre a millones de rusos inocentes. No vivió lo suficiente para verlo publicado.
Vasili Grossman murió en 1964 creyendo que había gritado en el desierto.
Afortunadamente se equivocó. Un grupo de héroes se encargó de esconder (en los
forros de ropa), microfilmar y sacar de Rusia el manuscrito de Vida y Destino.
La primera edición salió en Francia en 1983 y provocó una incontenible oleada
de entusiasta admiración. A España llegó un año después, pero pasó sin pena ni
gloria. Como ha reconocido Antonio Muñoz Molina, todavía entonces los
intelectuales europeos desdeñaban todo lo que criticara el estalinismo e inmediatamente
lo calificaban de fascismo resentido. (Fátima Uríbarri - Madrid).
El libro Vida y Destino de
Vasily Grossman apasiona, conmueve, despierta una curiosidad que aumenta con
cada fragmento de la obra, genera evocaciones muy lejanas en el tiempo. La
atención, atrapada por la aptitud narrativa del autor, va in crescendo, no
decae, se renueva en cada fragmento. Esta obra es como una mancha roja que fluye en la memoria, se incrusta en ella, cobija
los recuerdos y exalta y despliega sentimientos que no se han borrado, que
reposan en el dolor de lo perdido, la angustia de lo irrecobrable.
Más que novela es la historia de la URSS , más que historia es un
cuadro completo del imperio ruso y su gente, de las relaciones sociales y
humanas. En un fresco impresionante, transmite imágenes de la gran guerra
patria, la batalla de Stalingrado, el devenir cotidiano de millones
de ciudadanos rusos en las condiciones de la guerra, del exilio y los
desplazamientos internos, el hambre y el frío en medio de la ofensiva alemana
cuyo objetivo era apoderarse del trigo de Ucrania y el petróleo del Cáucaso
para afrontar, equipada y solvente, el futuro de la invasión a Rusia.
Al comienzo de de la invasión
nazi —el 22 de junio de 1941— la ineptitud militar deStalin provocó el rápido
avance de los tanques nazis hacia Moscú y Ucrania. Fue cuando el famoso general
invierno colaboró en el descalabro de la ofensiva hitlerista. Millones de rusos
murieron por las penurias de la guerra y la ocupación germana.
El trasfondo cruento del sitio de
Stalingrado le permite a Vassily Grossman pintar con trazos intensos, y tiernos
a veces, las vicisitudes, el amor, la envidia, los celos, las penurias y
muertes, el amor y la frustración, actos de solidaridad y compañerismo, las
denigrantes suspicacias suscitadas entre las criaturas que aparecen en las
historias que jalonan esta odisea de padecimientos. Describe el clima de
sospecha y delación estalinistas, menciona las purgas de 1937 en las que fueron
eliminados todos los revolucionarios bolcheviques compañeros de Lenin: Trosky y
la vieja guardia, Zinoviev, Kamenev, Bujarin, Tomski, y un largo etcétera. La
paranoia estalinista decapitó, asimismo, a los talentosos mariscales del
ejército Rojo con Tujachevsky a la cabeza, todo esto en leves insinuaciones y
alusiones tangenciales de los personajes.
Las peripecias de todos los personajes y las
anécdotas de sus vidas resaltan los rasgos de la condición humana, pero el
círculo del terror y las suspicacias que la burocracia expandía entre los
supuestos disidentes (los
ejemplos del profesor Shtrum, y el arresto del antiguo bolchevique Krímov en la Liubianka ), matizan y le
dan ese toque surrealista al mundo represivo de la Unión Soviética en tiempos de
Stalin.
Una obra de historia y literatura
traída de la pluma prodigiosa de Grossman, en la que no falta ningún
ingrediente. Escrita con solvencia, firmeza, cariño por sus personajes y el
rigor de los hechos que boceta, la ficción semeja la realidad y la realidad parece
una obra de ficción: se trata de la crónica objetiva y subjetiva de un mundo que
semejaba el paraíso proletario y socialista y acabó desmoronándose, convertido en una
caricatura monstruosa plagada de gulags y esclavos manipulados por el sistema
instaurado por Stalin y sus burócratas.
Su lectura es imperativa para
aquéllos que saben algo, suponen, se les ocurre o imaginan. O para los millones
de idealistas que presumían que estaban combatiendo por el socialismo y por un
mundo nuevo y ahora quieren saber mucho
más a fondo sobre la otra gran tragedia del siglo XX, la paralela a la barbarie
nacionalsocialista hitleriana. ■
Me cuento entre los ingenuos que no creían en las mentiras del capitalismo o del trotskismo, aunque ya hace tiempo de eso. Leer el libro, para gente como yo, es brutalmente doloroso. Vale la pena para todos los interesados en las aventuras humanas.
ResponderEliminarLa claridad de la crónica abarca todos los aspectos del libro y la época que refleja, libro que se lee con curiosidad y deleite por lo que Ester define como aventuras humanas y que conmueven al lector, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarEster y yo tenemos la misma edad y de tanto en tanto esa "peculiaridad" asoma revestida de coincidencia. Digo lo mismo. El trecho de la aventura humana que nos tocó y nos toca vivir dejó mucho gusto a hiel y sangre y aún así no murió la esperanza y seguimos escribiendo para otros y leyendo lo que otros escriben. Gracias
ResponderEliminarCristina
Yo VIVÏ el capitalismo salvaje , vos también Nurit, solo que son muy vivos y nos venden otra realidad. Claro que Andrés lo ubica en otro tiempo y otro espacio , Muy bueno el título Pibito!!!!!!
ResponderEliminarAbrazos
amelia
Gracias Andrés por la valiosa reseña de la novela de Vasily Grossman,que conmueve y reabre heridas que nunca acaban de cicatrizar,que sangran en el permanente retorno del poder ejercido sobre los pueblos.
ResponderEliminarUn abrazo
Ofelia
Ha sido toda una epopeya dolorosa para el pueblo ruso el derrotar el fascismo y el stalinismo. Una lucha cruenta por la dignidad.
ResponderEliminar"Vida y Destino" se lo suele comparar con " La guerra y la Paz" de Tostoi, con distintos escenarios.
Una historia que todos debemos conocer.
MARITA RAGOZZA