Temblar
En un asiento de cemento de esos mudos sin respuesta me senté liviana, creo que por eso me sentí transparente. Era el azúcar en el fondo de una taza de un café incierto, sin cucharas. Era una vez una niña mirando la oscuridad de un hueco. Era la minúscula parte del tallo que no se mira. Era la forma indescifrable, la escurridiza consistencia de lo que no puede retenerse ni con los sentidos.
Siempre veo pasar el gato de un poeta que amo cuándo estoy por decir algo.
¿Alguien contó mis días? ¿Alguien supo de mi? ¿Alguien cantó mis letras? Nunca tuve una consagración de mi, ni con los miles de sacramentos, por más que haya peregrinado cada noche de lágrimas que duraban un grito.
Siempre veo pasar el gato de un poeta que amo cuándo estoy por decir algo.
Anoche, antes de temblar tres veces, renegué de mi, bajo tu cuerpo y desde tu abrazo.
El gato silencioso de Charly B. pasó cerca cómo el segundo de una caricia. Y por primera vez pude saberme aunque no fuese definitivamente. ■
Mercedes Sáenz
Siempre veo pasar el gato de un poeta que amo cuándo estoy por decir algo.
¿Alguien contó mis días? ¿Alguien supo de mi? ¿Alguien cantó mis letras? Nunca tuve una consagración de mi, ni con los miles de sacramentos, por más que haya peregrinado cada noche de lágrimas que duraban un grito.
Siempre veo pasar el gato de un poeta que amo cuándo estoy por decir algo.
Anoche, antes de temblar tres veces, renegué de mi, bajo tu cuerpo y desde tu abrazo.
El gato silencioso de Charly B. pasó cerca cómo el segundo de una caricia. Y por primera vez pude saberme aunque no fuese definitivamente. ■
Mercedes Sáenz
Era una vez una niña mirando la oscuridad de un hueco. // Siempre veo pasar el gato de un poeta que amo cuando estoy por decir algo..
ResponderEliminares un árbol sensitivo este y me encantó tomar sus frutos.
Un abrazo
Lily Chavez
Como siempre Merci , tu palabra regocija y con- mueve.
ResponderEliminarSutil , profundo , como vos .
Mi abrazo.
amelia
MERCEDES, TODAS LAS SENSACIONES Y TODAS LAS ESTACIONES DESDE LA NIÑEZ A AQUELLA DEL CUERPO EN EL LATIDO BAJO OTRO. MIS SENTIDOS SUCUMBEN ANTE TANTAS POESÍA. UN ABRAZO. MARTA COMELLI
ResponderEliminarTemblar es lo que siente el lector de este bello relato cuando termina la lectura. Una pluma que describe en un tono opaco gris y sin embargo alumbra los ojos del lector. Creo que solo Merce logra crear este extraño efecto. De su estilo personal...
ResponderEliminarLa autora se entrega al lenguaje en un intento de abandono del mundo real y desaparece en la escritura pero no "definitivamente" ya que aprovecha al escribir la única oportunidad de existencia interior, Saludos, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarSutilmente pasa la transparencia de la oscuridad a la que te abandonas en el hueco del relato. Mi colibrí aletea ante el ojo del gato del poeta que tambien te mira, cuando parece pero...no, es cierto, que yo lector estoy temblando.
ResponderEliminarAndrés, muchas gracias por la publicación. Sigo sorprendida por la elección y la mirada de tu lectura.
ResponderEliminarMuchas gracias también a quienes tan generosamente dejaron sus comentarios.
Un abrazo redondo y enorme
Mercedes
La fragilidad, la contingencia, la incertidumbre de no poder re-volver el café de la vida sin cucharas . . .
ResponderEliminarMe deja temblando.
Felicitaciones, Merci.
MARITA RAGOZZA