Prólogo: Cuando "Los Salones del Alma" llegó a mis manos, su sólo título me provocó inquietud y curiosidad: sin duda era un buen título para, leyendo después, corroborar esa buena primera impresión, con un verso tenso y bien hilvanado, un trabajo minucioso de la poeta Patricia Téllez Mellado. Sus páginas me recordaban la poesía de Gustavo Adolfo Bécquer y Gabriela Mistral, un no sé qué de las "Fiestas Galantes" de Paúl Verlaine, y así me fui adentrando en estos salones de la fragilidad y el llanto, su atmósfera que logra desde el cual está escrito y desde allí llevarnos del brazo a admirar cada una de sus acuarelas hasta el aguafuerte que sólo puede expresar la poesía, esa intimidad profunda donde coexisten fuertes sensaciones en pugna, ese YO maldito, como dice Patricia Téllez, que viene a perturbar, sus sueños del poeta, el demonio integrado a Dios. (...) Un presentimiento de vacío nos embarga, la sensación de campos arrasados de la psiquis que preferimos sumir en voluntario olvido, duelo sobre duelo, muerte a muerte, escondidas y obviadas, donde la ofrenda del afecto nos recuperaría en integridad, pero no, la pesada piedra del abandono y del dolor conviviendo sin existir como miembro ausente, en cambio, la creencia simulando la integridad, el ser humano menos humano, el dolor sin dolor, lo leve sin sustento, como gota inapelable cayendo vertical en los salones de la desolación:
Ay dolor, único beso de taciturnas bocas.
Ay dolor, único beso de taciturnas bocas.
Roberto Rivera Vicencio (Escritor)
Nacida un 7 de Febrero de 1958 Patricia es. hija de Luis Téllez Viera (unos de los precursores y gran folclorista de la Cueca Centrina , y María Magdalena Mellado profesora básica rural. Se inició de niña en el campo de la poesía, participó en talleres infantiles, juveniles, Unión de Escritores Jóvenes. Participó en la década de los 70 en el taller Andamio del programa Nuestro Canto de radio Chilena. Se ha publicado su poemario Los Salones del Alma de la Editorial Animalfabeto de Chile. Colaboró con revistas estudiantiles . Ha sido publicada en la revista y blog de la Sociedad de Escritores de Chile. Se dedica a la investigación folclórica, orientada hacia el estudio de los orígenes y heraldos de la Chilena o Cueca Tradicional, cuyos estudios los inició con investigador y compositor Fernando González Marabolí, formando parte de la escuela Maraboleana. Ha colaborado en la grabación del disco del conjunto escuela LOS CHINGANEROS Cuecas de Barrios Populares, e hizo sus aportes en el libro Por la Güeya del Matadero Memorias de la Cueca Centrina. ●
Poemas de “Los Salones del Alma”
POETA DE PORCELANA
Como el PRINCIPE FELIZ aquí en mi alma,
se erguía la estatua imagen de un poeta
desde un rincón de versos y saetas
rimábamos del amor su inmensa calma.
Él, con sus ojos esmeralda caía en lágrimas
suplicando a mi plumaje de poeta
hecho golondrina herida en las mañanas
le ordenaba con su dolor repartir estrellas.
Yo volaba por sendas del olvido
con mí cajita de amor encarnecida
y doliente me detenía en los caminos
a vivir del amor solo quimeras.
EL PRINCIPE, incapaz de amar “lo daba todo”
y me pedía en mis vuelos donar cristales
de lluvia que de su alma iban saliendo
como nacen las rosas en los rosales.
Mi vuelo de corto alcance ya del frió se moría
y ya me dolían tanto sus cristales
el invierno llegaba
y mi humilde plumaje
ya iba decayendo con la escarcha.
Es tan hermoso mi Dios ¡MIRALO!
su rostro de porcelana y sus estrellas
sus ojos mirando al infinito
y cabalgando dolor en las estelas.
Cómo cobijarme “SEÑOR”
hay tanto frio
y mi plumaje es tan débil como la seda
él me pide repartir sus cristales
y ya cansado mi plumaje pesa.
Haré en sus frías manos de porcelana
mi nido para dormirme en ellas
en ese sueño tan profundo de la noche
ese SEÑOR donde nunca nadie se despierta.
Y así, en el Salón Gris de mi Alma
encontré la estatua de aquel poeta
con una golondrina dormida entre sus manos
y cubierta con cristales de estrellas.
CONFESIÓN
Cuando viene la noche y en el firmamento
me pongo a contar una a una las estrellas
cansada ya, al rato me duermo
pero haciéndole antes la promesa al cielo
tal vez mañana, termine el cuenteo.
Cuando al salir el sol, escucho en canto de los pájaros
y trata mi lira, descifrar sus gorjeos
busco en las flores la actitud de sus danzas
para saber si están ligadas al viento.
Más, cuando quiero esculpir una lágrima
para formar la sinfonía de un verso
en la última estrofa, queda muda una palabra
y cansada ya, al rato me duermo.
Al despertar retomo mi sinfonía
del largo poema de seguir viviendo
y cuando a veces no me calzan sus rimas
detengo mis pasos, para hacer un recuento.
Y si mañana no gorjeen los pájaros
las estrellas no salgan, y no escuche el viento
la última estrofa, pondrá fin a la frase
y una lágrima abrupta, le dirá que yo he muerto.
Si la rima no calza
y quedo trunco el cuenteo...
... de lo que hice en la vida
juzgará el Señor de los cielos.
Poemas de “Los Salones del Alma”
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