Suburbios
Vivo en una calle del arrabal llena de gatos hambrientos. La realidad no es lo que veo sino la locura que encierran mis sueños. A veces es sólo un pájaro que canta, otras, todos los de la inmensa jaula a la que yo llamo loquero. Eso, no me preocuparía si el amanecer surgiese. Mas en la negrura de la noche, tendrían que ser lobos enamorados de la luna y no pájarospues los lobos no cantan, aúllan.
La paradoja es que desde que cambiaron los contenedores de basura alargados, (que pululaban abiertos con sus fétidos olores) jaurías de gatos eran dueñas de un comedor fiduciario. La gente, al acercarse a tirar las bolsas se llevaban un susto padre al salir al escape uno o más de ellos.
Ahora, han introducido tachos cilíndricos enormes, hundidos tres metros en la tierra que dejan sobresalir otro. Tienen una tapa en forma de cúpula de casi dos metros de diámetro que permanecen cerradas e impiden que los gatos entren o coman. Eso ha hecho mermar la familia gatuna. Ahora comen de la caridad pública.
Mi patrón me mira preocupado, cada vez trabajo menos y ni siquiera trabajo podría llamarse ir de un lado al otro como una pelota a la que corre un gato, o seré: uno de esos hambrientos que ni siquiera aprenden a traer el diario. Un día cualquiera, moriré y la velocidad de las cosas serán ya de diez veces la del sonido y todas las reencarnaciones serán súper rápidas. Si en el siglo XXI fui lo que fui, lograré ser como mi patrón. Un sujeto que se desplaza por espacios inconmensurables y su hábitat estará en ciudades de planetas y ecuaciones dispares. Tal vez, nuestro recreo será ir de vacaciones a algún agujero negro de moda. Nuestros problemas sexuales habrán desparecido y una nueva especie de hombre sin escafandra dará una nota de alarde ulterior.
A pesar de los impases, trato de adaptarme a esta cucha transparente pues corro vertiginosamente de un árbol a otro, cada vez que el holograma me hace creer que es cierto y lo extraño es que ni siquiera sé como llegué a ser tan buen perro.
Ah! Hoy a mi correo llegó un mail que mandó mi patrón al futuro por http://www.sendtofuture.com en el año 2015 y recibí la copia de éste cuento que habla de mí...
Me encantó Celmiro . El tema es que hay muchos casos que los perros son amiguitos de los gatos. Saludos .
ResponderEliminaramelia
Es cierto Amelia en que se da la amistad entre perros y gatos, que no es lo que el refrán adujo siempre como sentencia. En el caso mío, un labrador negro, renegro, "Moro", ni mira al gatito recién llegado pequeñín blanco y negro y ésta cada tanto querría clavarle sus uñas minúsculas, tanto como para hacerle notar que existe. Nunca podré escribir un cuento como el de Celmiro. Por lo exquisitamente escrito y seguramente las condiciones jamás se darán.
ResponderEliminarCelmiro. Es un cuento hermoso, lleno de deseos profundos como se nota son los tuyos.
Gracias por escribirlo y lo leamos.
Un abrazo
Sonia Figueras
Te felicito Celmiro por esa maravillosa forma de escribir!
ResponderEliminarun abrazo
Una prosa en la que siempre hay toques poéticos y algo que escapa a la lógica del entender cotidiano. El estilo es el hombre...
ResponderEliminarAndrés
¡Hombre! Esta es la clase de pintura surrealista voladora que me gusta. Muy bueno
ResponderEliminarLa ciencia ficción como marco para un ingenioso relato con la solvencia de un autor polifacético, saludos, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarUn poco de posmodernismo, saltos en el tiempo, mezcla de perspectivas, ingenio.
ResponderEliminarBravo, Celmiro
MARITA RAGOZZA
Bueno siempre pienso que los gatos son pensantes y actores de la vida, Los perros los miran actuar y meditan
ResponderEliminarUn cuento oriignal y muy bueno Gracias Carmen Passano