jueves, 8 de septiembre de 2011

CELMIRO KORYTO


La voz

El hombre, que me lleva de la mano y que usa un sombrero anticuado y renguea, es polaco y es mi abuelo. Siempre me cuenta historias cuando me va a buscar a la salida del colegio. Además, me regala  golosinas que saca de mis orejas o de entre mis cabellos.
En la segunda gran guerra, fue mal herido y estuvo casi dos años confinado en un hospital. Lo entretuvo, escuchar arias de ópera de una colección de discos olvidados por un oficial alemán. De tanto oírlas, aprendió de memoria sus letras y sólo se animó a cantarlas en la soledad de la proa del barco que lo traía a Israel.
Su primer destino fue un kibutz en el Galil donde conoció a mi abuela, quien murió joven, al activar una mina enterrada. Manejó camiones, tractores y un pequeño colectivo. Años más tarde, cuando yo nací, vino a vivir con nosotros a Tel Aviv y buscó trabajo como chofer. Encontró en la cooperativa Egged de transportes públicos.
Me contó que una noche de frío y viento, cumpliendo el último recorrido,  olvidó una parejita que se besuqueaba en el último asiento, y de puro aburrido cantó un aria de ópera. Ése fue el comienzo de su fama.

Contuve el aire, comencé a descender el último naipe del mazo asido entre mis índices. Logre colocarlo y separar las manos mientras la súbita corriente de aire hacía venir abajo la torre que con tanto trabajo había armado.
Maldije en voz alta y oí a mi abuelo decir tranquilo: la vida, como los castillos de naipes, se arman con paciencia. -Insiste y lo lograrás-.
Miré con rabia su calva brillosa como un espejo de sala de baile, sobresalir de la poltrona y le grite: -ya no me queda paciencia-
Agrio y a boca de jarro le pregunté: ¿por qué teniendo tan bonita voz nunca cantaste en la ópera? Me contestó que le tenía pavor al escenario.
Ciertas noches, me despertaban sus gritos de tenor, cuando soñaba que estaba  entre muertos y heridos en la espesura del humo y la metralla del día que lo hirieron.
  
La calidad de su hermosa voz, se expandió entre los pasajeros antiguos que trajeron a sus familiares e hicieron larguísimas colas para abordar el ómnibus de mi abuelo. Los que no lograban subir porque iba al tope, esperaban que hiciese uno nuevo, pero siempre era más barato que pagar una localidad en la ópera. El abuelo cuando cantaba, nunca miraba a su público que lo arrullaba con su pulcro silencio. Y a  capela, de su garganta fluían  arias como "E lucevan la Stelle" de "Tosca", o "Nessun Dorma" de "Turandot" o "La Donna e movile" de "Rigoletto"
Nadie jamás, oprimió el botón de "Pare", aún si era ya su destino,  y algunas veces, debieron retroceder varias cuadras.
Los martes era el día, en que mi abuelo recorría las arias de "La Boheme", todos continuaban viajando y como un loop repetía la vuelta y con los incondicionales gestos y gritos onomatopéyicos que recibía al pasar por las paradas.
Era tan famoso, que altos cargos del gobierno subían en la clandestinidad del montón que se apretujaba y hasta aprobaron un doble ómnibus unido por un acordeón que permitía más pasajeros, promoviéndolo como curiosidad turística.
Así su vida se fue deslizando lentamente, como una gota verde de aceite fino descendiendo por una pendiente muy suave, como  demorándose en su niñez.

Esta noche de crudo invierno contemplo mi obra, una torre inmóvil, compuesta de dos mazos, 104 naipes, y me conmueve ver que se rige por un equilibrio cósmico…
…Como un perro, muevo la cola de mi razón, vivo territorios de inmadurez como si el abuelo no se hubiese ido hace veinte años y desde el sillón todavía me dijese… como la vida, castillos de naipes se arman con paciencia-
Mientras, su canto cubre todos los rincones de la casa…
Celmiro Koryto

7 comentarios:

  1. Me pregunto y casi repondo que es un relato autoreferencial . Muy tierno Celmi , y se desliza - inevitablemente tu veta de poeta -

    Los poetas, (perdón por la autodefinición ) nos estamos cruzando de vereda ¿Vieron ? Marita,Ernesto , Celmiro , la que suscribe. Se animarán los narradores a hacer lo mismo? Aldao , ya se animó.
    Amelia

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  2. MUY HERMOSO EL CUENTO, Y CREO QUE ES IMAGINARIO. QUE NADIE SE OFENDA PERO CREO QUE UN POETA DE VERDAD PUEDE ESCRIBIR PROSA, GENERALMENTE HERMOSA Y RONDANDO LA POESIA. NO CREO QUE SEA VÁLIDA LA INVERSA. TE FELICITO CELMIRO!!

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  3. Te conozco hace poco del Parlamento y no conocia tus virtudes literarias.- Me parece muy bonito y, porque no, que estas contando algo real.- Victor

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  4. Celmiro, has narrado una prosa muy tierna, humana y magnífica, sin golpes bajos ni sentimentalismos trillados. Excelente escritura´
    Andrés

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  5. Querido Celmiro.No obstante que esta narracion me la contastes en la mesa de un cafe,hoy la puedo leer y deleitarme como lo hice con otros ensayos tuyos.Un amigo me dijo un dia:"segui creando que lo haces muy bien"Hoy te lo digo a ti y quedo a la espectativa de un nuevo trabajo literario.Un abrazo

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  6. Tierno y conmovedor relato que consigue anclar al lector en esas imágenes del abuelo cantor poco importa si el relato es verdadero solo importa que para el que lee sea verosímil, bienvenido a la prosa, saludos, Carlos Arturo Trinelli

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  7. Hay puristas que insisten en que el relato "autorreferencial" es de menor valor. No lo creo, aquí un ejemplo de cuántas interpretaciones y metáforas podemos encontrar en las vivencias propias

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