Por Eduardo Alberto Planas
Un nuevo unitario ha comenzado en la TV argentina. Se presenta como una ficción, aunque en una mirada más profunda se puede llegar a decir –sin hesitación alguna- que es la visión de un conocido grupo mediático monopólico sobre la política argentina actual.
Entiendo que mas allá que en algunas épocas, como ser durante las décadas infames, -la del 30 y la del 90-, la cosa fue así (o peor) no es menos cierto que este producto televisivo -presuntamente objetivo de esa corporación- tiene una tendencia clara, máxime en estos tiempos electorales.
De las épocas dictatoriales no hablemos, porque mientras estos medios gozaban de buena salud un movimiento popular mayoritario fue proscripto, perseguido y sus dirigentes encarcelados, asesinados y fusilados, en tanto ellos festejaban que no se había cometido el error de aceptar “la leche de la clemencia”. O durante la última dictadura militar cuando hacían sus pingues negocios con Videla por papel prensa, en tanto miles de personas eran secuestradas y detenidas-desaparecidas y sus bebes nacidos en cautiverio apropiados por los represores o entregados a amigos del régimen.
Se dice que no se hace referencia a ningún partido político, pero uno de los que “acompañan” a El Gitano -personificado por un excelente actor como es Julio Chávez-, tiene una remera con el símbolo del “Nestornauta, utilizado por los jóvenes kirchneristas, principalmente por la Agrupación La Cámpora que está en la mira de medios como Editorial Perfil como si fuera una organización siniestra al estilo de las juventudes hitlerianas, como dijera Marcos Aguinis en un programa de un conocido politicólogo devenido en periodista, Marianito Grondona, que fuera el redactor de un famoso bando de la dictadura conocida como Revolución Argentina.
A mi juicio el programa tiene un mensaje retrógrado claro: no participar en política, porque en la misma esta todo corrupto. Con ello quieren evitar que los jóvenes, (los entusiasmados del kirchnerismo, los enamorados de Cristina) que no tienen ni los mismos fines, ni métodos que los de otrora, me refiero a los de la década del 70, pero que los monopolios mediáticos se encargan de hacer creer que es así, participen en política. Y lo peor, dejen de movilizarse, porque eso molesta
El kirchnerismo es una experiencia nacional y popular continuadora del proyecto derrotado pero no vencido en 1976. Es distinto al primer peronismo y a los de la década del 70 Es la salida al neoliberalismo en argentina y entre otras cosas, se encargo de devolver a la política el lugar que le corresponde: el de ser el instrumento de transformación de la realidad.
En rigor de verdad al sistema siempre le ha molestado que el pueblo participe, se organice y se movilice. Ello sueñan con una presunta democracia formal, donde el ciudadano solo sale de su casa para votar a los candidatos que ellos mismos digitan, y punto.
En contra de ello, valga la comparación se están movilizando los“indignados dignos” en España, exigiendo una democracia real, que no es otra cosa que participación en la vida política.
El tema de las masas no es para un análisis de la importada psicología social, sino que es un problema político: las masas piden participar en la vida política.
Esto se ha repetido a lo largo de la historia argentina, en donde existen dos proyectos inconclusos: Las montoneras federales, el gauchaje irredento que había que domar a sangre y fuego como querían Sarmiento y Mitre, los “indios chilenos que había que exterminar, declarándoles la guerra”, “los peones rurales patagónicos rebeldes”, “la chusma radical”, “la plebe”, “el aluvión zoológico” del peronismo, los “cabecitas negras”, los “queridos descamisados” de Evita, los grasitas, cuando se movilizaron estaban pidiendo su lugar en la vida política nacional.
El pueblo se moviliza tumultuosamente, mal que les pese a los politicólogos devenidos en periodistas de una democracia renga, formal y sin participación popular, hegemonizada por las elites económicas y mediáticas.
Los trabajadores no están simplemente para pedir aumentos de salarios y condiciones dignas de trabajo sino para participar en las decisiones nacionales. Y también para tener una justa distribución del ingreso, que en la década feliz llegó al 50% para los trabajadores y 50% para los empresarios. Y también participación en las ganancias de las empresas, en la dirección y control de la producción.
En Francia el Estado tiene el 15 % de acciones en la Renault y cuenta con directores obreros. “Nuestro” empresariado “nacional” (gerencial diríamos) pone el grito en el cielo cuando escucha la posibilidad de una ley que reglamenta elmandato constitucional.
En la película nacional El Mural -que recomiendo ampliamente- Natalio Botana, director del diario Crítica le pregunta al hijo presunto heredero del periódico, sobre qué pensaba que era la prensa. Este contesta: ”Somos el Cuarto poder”.
-“No, hijo”, le contesta Botana, “somos el Primero”, largando después una perorata sobre el poder político, el poder de la prensa, de los “formadores de opinión” y sobre sus lectores, que es harina de otro costal, pero digno de analizarse en otro artículo.
Lo real y mas allá de la excelente actuación de Chávez, De la Serna y Toscano, no es menos cierto que el unitario subexámen, se mueve con los típicos pre-juicios de cierta mentalidad de sectores sociales argentinos, sobre una política que en una época fue así, sobre todo en la década del 90, por el que se asume como verdad absoluta que todo aquel que participa en política es corrupto, todo aquel que se moviliza lo hace por la “la coca y el chori”, no hay ideales ni sueños, ni utopías, ni proyectos colectivos a construir.
Les incomoda que últimamente ha cambiado de sobremanera, al organizarse una nueva generación en pos de objetivos y causas justas y nobles, como ser el tema de los derechos humanos, la lucha por la identidad de los hijos de desaparecidos, los nuevos movimientos sociales de tipo autónomo, producto de la destrucción de la argentina salarial (Julio Godio dixit).
Todo ello tendiente a evitar lo que los “crispa” de sobre manera: la organización, la construcción del poder popular, la movilización revulsiva del sistema, para reformarlo y hacerlo más justo, más digno y más humano.
Eduardo Alberto Planas
Es que las casualidades no existen y el multimedio no escatima en sus intentos y sin embargo la realidad los supera. Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarEsimado Eduardo: Tu nota es un recorrido histórico por la historia argentina del siglo XX y la infamia retrógada de ka orensa amarilla y vende patria,
ResponderEliminarDesde el derrocamiento de Irigoyen el 6/9/1930, hasta el desarrollo meteórico del movimientos de la justicia social, la soberanía política y la independecia económica, la Argentina ha padecido infamias, dictaduras, represiones y fusilamientos: el + del 50% de la presidenta es una de las más felices noticias: la Argentina vuelve a sus más grandes épocas.
En la televisión sólo sigo los unitarios, tan buenos como los dirigidos por Alejandro Doria hace tiempo, O como "Los vulnerables", "Mi cuñado","El garante","Nosotros y los miedos ","Tiempo final " de los hijos de Tato Bores, etc.,etc.
ResponderEliminarEsperé " El Puntero ", pero no me gustó.Siendo seguidora de Hugo Chávez, lo prefiero en cine. En televisión lo hacen sobreactuar.
El tema es enfocado - por lo poco que pude ver-porque no lo sigo, desde una época ya pasada, de los comités de los conservadores del año '30, y no ahora que está surgiendo una militancia joven digna de destacar.
Pienso que Chavéz tiene que comer.Y actúan mejor - para mí - De la Serna y Luque.
El estilo del unitario parece querer rozar lo marginal y desde el punto de vista artístico se equivoca de escenario. Por ejemplo " Los okupas" y otros que no me acuerdo ha sido muy buenos.
Las intenciones políticas se las dejo a otros.
MARITA RAGOZZA