Primera Instancia Psíquica.
“Lo más difícil de aprender en la vida es que puente hay que cruzar y que puente hay que quemar” BERTRAND RUSSELL
Ya no tengo la glorieta de las glicinas ni al llamado padre José.
A veces me viene un recuerdo, una presencia, no se si es sueño o lo imaginé.
Dicen que lo echaron de la parroquia por predicar en la Villa a favor de los pobres, cura comunista, del tercer mundo, dicen que decían.
Yo, que solo conozco dos mundos ¿Cuál me faltará por conocer?
A estos dos mundos los cruza un puente.
Y aquí estoy, sentada en un banco, en la mitad exacta .Hay una línea divisoria fosforescente. Arriba, cruzan lamparitas violetas que semejan guirnaldas. A ambos costados, un semáforo, uno apagado, el otro siempre con luz amarilla.
El puente me lleva a dos lugares opuestos.
Por un lado, la pasarela me lleva a una casona lóbrega. Portones adustos. Las ventanas están cerradas.
El mobiliario es austero y oscuro. Los hombres y mujeres se dan la espalda.
Hay velas negras y me veo vestida de luto. Mis botines son de hierro.
La virtud se oculta como un topo.
Por el otro lado, la pasarela me conduce a un palacio estilo barroco, con largos corredores, salones abovedados y muchas escaleras y ventanales.
Hay luces por doquier y las mujeres y hombres, ríen. Hay música y champagne.
Me veo vestida con siete velos.
El pecado flota como un pez dorado.
Estoy cansada de cruzar el puente. A veces miro con envidia a las hojas que flotan y se las lleva la corriente.
No recuerdo el rostro de mi padre, ni de mi madre. Cuando miro el río que fluye por abajo y las nubes que pasan por arriba, pienso que soy como ellos, sin historia.
Hoy estoy indecisa. Irresoluta
Me descalzo.
Coloco a un lado de la línea, mi zapato de cristal y en el otro mi botín de hierro.
Levanto un cordel grueso que algún pescador dejó. Es doble y tiene nudos.
Subo al banco, trepo por la columna del semáforo y ato los extremos de las cuerdas con nudos firmes y fuertes.
La cuerda se balancea.
Impulso mi cuerpo, me tomo de los cordeles laterales y sentada…me hamaco. Sube y baja.
Sube y baja. Cada vez más alto. Más alto.
Subibaja.
El cuerpo y el rostro se empequeñecen, tengo un vestidito verde, con flores blancas bordadas. Los calcetines y los zapatos, también son blancos.
El amor es un pájaro que vuela.
…en el aire un olor a glicinas, aturde… hasta vivir. ■
Que belleza de escritura... respira aire puro todo el texto... me gustó mucho
ResponderEliminarJulia
Amelia, se nota que sos poeta, un epílogo digno para una mujer que se equivocó de camino pero logró encontrar "el sendero del rey". Una hermosa metáfora la del puente.
ResponderEliminarSiento a Rita como mi interlocutora, y quisiera contarle mi experiencia. Para encontrar el "tercer mundo",o digamos, el cuarto, me quité los dos zapatos, pero no para "volar" sino para sentir la Tierra húmeda bajo los pies y poder seguir al viento. Los cordeles me limitan, me impiden atravesar el puente, aquél que me señala el viento.
ResponderEliminarGracias Amelia
Olga Ajma
Casi un poema para desagraviar a la sorrita, muy lindas imágenes recreadas con maestría, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarUna pasarela poética, una belleza de escritura, la imaginación de Amelia nos lleva por un puente que vincula presente y pasado, dolor y nostalgia. Para leer varias veces y disfrutar el encanto del poema.
ResponderEliminarAndrés
Creo que en el simbolismo de un zapato de cristal y otro de hierro se basa la historia entre dos puntos, el bien y el mal, la muerte y la vida o lo frágil de lo duro, pero siempre podemos jugar con la esperanza, blanceamos desde el centro.
ResponderEliminarPoesía en tiempo de prosa con vientos y pecados que flotan.
Celmiro Koryto
Encrucijada e irresolución en un existencialismo simbólico, donde el pasado vuelve o se aproxima, donde Rita " se cansa de cruzar el puente " y cree que es más llevadero no elegir y dejarse llevar.
ResponderEliminarPero hay algo certero: el amor que con el olor de las glicinas aturde y por el cual Rita se decidirá en la vida.
Propuesta poética que lleva a pensar en imágenes que entroncan en la filosofía oriental.
Felicitaciones.
MARITA RAGOZZA
Las encrucijadas de la vida, tan presentes. Pero ya se sabe elegir el olor de las glicinas a algun otro, aseptico.
ResponderEliminarLindo escrito, gracias.
G.U.
Celebro la serie "Rita" que parece se avecina. Un recorrido existencial en el que muchas mujeres de mi generación se ven reflejadas.
ResponderEliminarUn placer
Ofelia
Gracias por los comentarios ,compañeros.
ResponderEliminarOfelia ; la tríada Rita termina con esta primera instancia. Comenzó con la tercera instancia Psiquica, hace un mes , en esta Revista. Saludos para todos .
ameliaa