Paloma
1. 07/06/2011 - 17:59h.
Señor Marsé, hace un tiempo le escuché decir que uno de los errores de su vida fue haber creído en algún momento que el éxito es sinónimo de felicidad. ¿Cree que un escritor puede 'morir' de éxito? ¿Y hasta qué punto es para usted necesario, más que el éxito, el reconocimiento de su obra-trabajo? Mi admiración hacia su obra. Un saludo
Confundir el éxito con la felicidad es un error propio de la juventud. Yo lo cometí. El escritor que cree morir de éxito es que ya estaba muerto de antemano. A mí me gusta pensar que, para el verdadero escritor, cada novela que consigue terminar encierra para él un íntimo fracaso: solo él sabe a distancia que media entre el ideal que se propuso al empezar a escribirla y el resultado final obtenido. Incluso cuando consigue una obra que se considera lograda. Gracias por su afecto. Un abrazo.
Jacobo
2. 07/06/2011 - 18:02h.
Admiro enormemente su obra, hay novelas, como 'Un día volveré', que marcaron de forma muy profunda mi educación sentimental. Creo que si hay hoy un escritor vivo en la península que puede responder a esta pregunta es usted: ¿cree que vuelve a manifestarse dentro de nuestras sociedades otro mal de siglo? ¿Es en verdad distinto del mal de siglo en el XIX? ¿qué nos ha dejado en legado el siglo pasado? Muchísimas gracias
Si uno piensa en ciertos horrores del siglo pasado, dos guerras mundiales y otras debacles, el holocausto, las tiranías y torturas y dictaduras, el nazismo y el fascismo, etcétera, habrá que convenir que el XX fue un siglo atroz. Creo que en este siglo nos amenazan otras calamidades, quizá no tan espectaculares, pero también nefastas: pérdida progresiva de valores culturales, desinformación, incultura, más pobreza para unos, más riqueza para otros, más tiburones financieros, más corrupción consentida (y hasta jaleada, ver autonomía valenciana) más carcamales impunes (ver ciertos miembros de la Real Academia de la Historia ) etcétera. No soy muy optimista, francamente. Pero confío en que esa juventud que ha despertado. Un saludo.
Estrella
3. 07/06/2011 - 18:07h.
Querido Juan Marse, ¿Si tu fueras Pip y yo Estrella, en que mundo viviriamos? Gracias y saludos
¿Eres realmente la Estrella de mi querido Charles Dickens? Si lo eres, si realmente eres aquella fascinante muchacha que vivirá eternamente en una de las más hermosas novelas que he leído, en ‘Grandes Esperanzas’, entonces, te lo ruego, no te muestres tan esquiva y tan altiva con el pobre Pip. Y si yo fuera Pip y tú fueras Estrella, viviríamos en un mundo más justo y más amable que este, y desde luego más emocionante. Besos y quesos.
Andrés Aldao
4. 07/06/2011 - 18:16h.
Admirado Marsé: ¿no crees que ''Caligrafía de los sueños' es un libro demasiado extenso? He leído toda tu obra y sigo creyendo que sigues siendo el prosista mayor de la narrativa en castellano.
Querido amigo, tu pregunta me deja muy intrigado. Precisamente ‘Caligrafía de los sueños’ no es mi novela más extensa, ni mucho menos, pero por supuesto puede parecer demasiado larga. Depende del lector y sus gustos. Yo puedo afirmar, porque sé lo mucho que me costó, que la novela encierra un trabajo de síntesis narrativa de algunos de mis temas recurrentes (apuntados ya en otra novelas, como el de la apariencia y la realidad, o el de la ausencia del padre, o el aprendizaje de la solidaridad en la adolescencia, o el despertar de una vocación, etc. Quizá su impresión se debe a un cierto efecto reiterativo en lo meramente formal, debido, según me ha señalado un amigo, el cineasta Víctor Erice, a que la estructura narrativa se basa en una sucesión de capítulos un poco a la manera de cuadros: el gorrión bajo la lluvia, la extraña visita al Conservatorio, el dedo del destino, la visita nocturna al Barrio Chino, los apaches galopando en las playas de Arizona... No sé, me pareció que debía contarlo así, ahorrándole al lector los pormenores de una escenografía ya conocida y unas vivencias urbanas que ya le había ofrecido al lector en otras obras. Un abrazo.
Juan Mazcuñàn
5. 07/06/2011 - 18:21h.
Lei su novela Ultimas tardes con Teresa cuando era un adolescente de 20 años-o quizàs menos-y me dejò hechizado.Ahora,a mi 49 años que mi memoria falla mucho muchisimo queria darle las gracias por aquellos momentos de lectura y placer.Un saludo y siga como siempre.Juan
Querido amigo, muchas gracias. Ha llovido mucho desde aquel año 1965 de la era franquista en que se publicó ‘Ultimas tardes con Teresa’, después de batallar contra la Censura. Hoy me parece imposible que entonces lograra sacar adelante esa novela. Que tantos años después usted tenga un grato recuerdo de su lectura a los 20 años, es para mí un auténtico regalo. Mis mejores deseos y un abrazo.
Porteña
6. 07/06/2011 - 18:24h.
Estimado Juan, mi corta edad no me ha permitido escucharte en Buenos Aires aún, quisiera saber si vendrás este año a presentar tu último libro, que por cierto todavía no se consigue por aquí y tengo muchas ganas de leerlo. Te admiro. Besos y cariños otoñales.
No creo que me sea posible viajar a Buenos Aires, ya me gustaría, hace como quince años que no visito esta hermosa ciudad, y diversas razones me retienen aquí por ahora. Respecto a la última novela, ignoro por qué no ha llegado todavía a tu país, preguntaré a la editorial, pero imagino los problemas de transporte y costes y demás, lo que suelen alegar los editores... Confiemos en que se resuelvan. Si no, tendré mucho gusto en enviarte yo personalmente un ejemplar. Gracias por tu afecto. Besos.
Adolfo
7. 07/06/2011 - 18:28h.
El pasado año Arturo Pérez Reverte afirmó: "Ya sólo nos queda un grande: Marsé". ¿Es una gran responsabilidad? Muchas gracias.
Bueno, es que Arturo es amigo mío, así que está muy claro que la amistad y la generosidad para conmigo en esta ocasión le cegaron. Me consta que su opinión es sincera, pero desde luego desmesurada. No me considero grande para nada... salvo para el esmero en el trabajo. Ahí no me dejaría amilanar para nada ni por nadie. Lo he dicho infinidad de veces: el esmero en el trabajo es la única convicción moral del escritor. Y eso sí implica responsabilidad, pero en primer lugar para conmigo mismo. Debo añadir que, de todos modos, supongo que cada escritor tiene ideas propias sobre este asunto. Y todas respetables. Un fuerte abrazo.
César Prado
8. 07/06/2011 - 18:36h.
Señor Marsé, ¿qué opinión le merece lo afirmado por Sloterdijk acerca de que la internet está llevando la literatura a la marginalización?
No estoy muy de acuerdo con la opinión de Sloterdijk. En primer lugar, la literatura ya lleva bastantes años marginada, frente al avasallador avance de la tecnología audiovisual (la televisión sobre todo, que tanto ha afectado al hábito de la lectura). ¡Lo que nos ha costado en casa que mis nietos se pongan a leer ‘La isla del tesoro’, por ejemplo! Y recuerde esto: ¿cuándo empezó a hablarse de la muerte de la novela? Hace ya la tira de años. Por otra parte, la buena literatura, la que de verdad importa, siempre ha sido un poco marginal. Por detrás de los puntuales e infalibles best-sellers de moda. Se produce hoy en día una curiosa contradicción: se lee menos cada día, pero cada día se editan más libros. ¿Cómo se explica si no que uno de los países en el que menos se lee (España) sea al mismo tiempo el que más libros publica? Yo mismo experimento esa contradicción cada dos por tres: los mejores logros de los autores que más admiro, los que cultivan la auténtica imaginación novelesca en la literatura de ficción, los que a mí me gustan, no suelen estar en las listas de los libros más vendidos. Pero están en el corazón de muchos lectores, estoy seguro. No sé qué pasara en un futuro próximo, pero de una cosa estoy seguro: la imaginación novelesca -cualquiera que sea el soporte que lo transmita- no morirá jamás, porque el hombre siempre necesitará correctivos a la realidad hostil mediante la imaginación. Un placer hablar con usted de este espinoso tema. Y un abrazo.
Carlota Lama
9. 07/06/2011 - 18:41h.
¿Qué ha de hacer una mujer de 62 años, filóloga, para conseguir que publiquen sus novelas, tres, escritas en los últimos diez años, antes de que llegue el momento de ser incinerada? ¿Cómo encontrar un agente o editorial que esté en la linea de lo que has escrito?
Bueno, querida amiga Carlota, antes de ser usted incinerada a uno se le ocurren bastantes cosas que podría usted hacer, Por ejemplo, enviar a cualquier editorial alguno de los originales de sus novelas, y esperar el veredicto. Puede usted elegir por afinidad con la política editorial de cada una, pero yo le recomiendo Tusquets Editores y Lumen. Infórmese para enviar sus obras. Puede hacerlo en mi nombre, si quiere. Si no les interesa, pruebe con otras editoriales. Insista, si usted cree que sus obras merecen atención, si tiene fe en si misma. Si no, olvídese de estas obras y escriba otras. Escriba mucho, y, si hace falta, rompa mucho y escriba de nuevo. No hay otro consejo mejor. Romper mucho y escribir mucho... si la vocación es firme y apuntan valores. Animo y suerte. Un abrazo.
Philip Marlowe
10. 07/06/2011 - 18:48h.
¿Qué fue lo que les sucedió realmente a Vázquez Montalbán y a usted en los tiempos de "Por Favor" por una coña sobre Caperucita y su abuela? Lamentablemente, Internet no es la mejor herramienta para rescatar la memoria de según qué cosas... Por cierto, ¿sabe si se han vuelto a reeditar sus artículos en aquella revista? Gracias, y mis respetos, Sr Marsé.
Hay un proyecto, en manos del periodista Joaquín Roglán, de recoger textos de "Por Favor" en un volumen. Una denuncia nos envió a Manolo y a mi al jusgado de guardia a explicar ante el juez un doble artículo que habíamos publicado a dos manos en la revista (él escribió asumiendo a Caperucita y yo haciendo de Lobo, o a revés, ya no recuerdo bien) y que le pareció al señor juez obsceno, porque el lobo y Caperucita acababan en la cama... El asunto era ridículo, y el interrogatorio de lo más cómico. El mismo juez se dio cuenta. Creo que nos puso una multa simbólica, y no hubo más. Fue divertido, por lo grotesco. A veces echo muchísimo de menos a Manolo... Un abrazo.
David
11. 07/06/2011 - 18:51h.
Sr. Marsé: ¿Por qué no le gustó la película "El cónsul de Sodoma"? ¿Qué fallos o anacronismos encuentra? ¡Mis respetos!!
Esta película no ofrece una imagen real del poeta Jaime Gil de Biedma. Yo le conocí, le traté mucho, y nada en la película tiene que ver con él. Los guionistas son incompetentes y el director también, ponen el acento en la homosexualidad del poeta, en lo morboso, falsean la relción con su familia y sus amigos, con la poesía y con la vida. Es una película fallida, la estupidez de un productor sin escrúpulos y de un director sin talento. Un abrazo.
Aldo Depacarelli.
12. 07/06/2011 - 18:53h.
Querido Marsé: Anoche volví a tomar mi viejo ejemplar de ULTIMAS TARDES... y me leí casi la mitad, antes de irme a dormir. Después de tantos años (tengo 57 y lo leí por primera vez a los 20) sigo pensando que de todos tos libros (los he leído) éste es el mejor; que nos quedamos todos vagando por las faldas del Carmelo, fascinados, buscando repetición de lo irrepetible. ¿Qué opinas tu.? Un abrazo.
Creo que también yo quedé vagando por las faldas del Monte Carmelo... No sé si es mi mejor novela, el autor no suele ser muy certero al enjuiciar su propia obra, lo que sé es que muchos lectores opinan como tú. La novela se sigue reeditando desde hace casi cincuenta años, y supongo que será por algo. Yo no sé. Las razones por las que un autor siente predilección por una obra en detrimento de otras se debe a menudo a razones no estrictamente literarias, sino de tipo afectivo; porque, por ejemplo, tal obra la escribió en una etapa de su vida particularmente feliz, o porque conocí y trato a una persona importante en su vida, por un hecho inolvidable, atc. Es decir, el autor no es nunca imparcial y objetivo, tiene la gestación de la novela demasiado cerca de otros sentimientos, que poco o nada tienen que ver con la literatura. Un fuerte abrazo.
alfonso ormaetxea
13. 07/06/2011 - 18:56h.
Buenos días, jefe (al menos mío, en Letras, Biscuter dixit): ¿Ha muerto el Pijoaparte? ¿O se ha hecho del arribismo pepero nuevo rico? Saludos sinceros y felicidades por toda su obra
Gracias, amigo Alfonso. No, desde luego no veo al Pijoaparte en el PP, aunque sorpresas da la vida... Yo actualmente le veo derrotado por la vida, pero todavía con algo de aquel atractivo personal que le permitió soñar durante un solo verano. Hoy le veo casado y con hijos, con un empleo modesto pero suficiente, algo así como chofer de un conseller de la Generalitat bastante presuntuoso, cuya guapa esposa -aunque esto es un rumor no confirmado- dicen que se sirve del coche y del chofer más de lo conveniente... Pero insisto, solo es un rumor. Saludos y un abrazo.
Roberto H. Medina
14. 07/06/2011 - 18:59h.
El paso del tiempo, encontrarte de pronto ante el espejo y ver la decadencia de nuestro cuerpo... ¿Qué hay de aquel miedo atávico a la muerte de cuando niños?
Querido amigo, no tengo una respuesta fácil a su pregunta. El espejo constata a veces, no siempre (depende del ánimo con el que uno se enfrente al espejo) la decadencia del cuerpo que se mira en él, pero eso no tiene porqué provocar desazón amargura. Digamos que, con el paso de los años, uno se va acostumbrando a los oprobios del tiempo y pacta una suerte de resignación con el deterioro de su propia imagen. Recuerdo mis lecturas juveniles de ‘La piel de zapa’ de Balzac y de ‘El retrato de Dorian Grey’ de Wilde. En cuanto a la idea de la muerte cuando niños... Recuerdo que cuando descubrí, así de golpe, que existía la muerte, debía tener unos cinco o seis años, estuve llorando toda una noche, velado por mi abuelo. Pero después de eso, nada. El tiempo, mientras se vive la infancia, está parado, solamente se vive un luminoso presente (“Aquellos días azules de la infancia”, decía Antonio Machado) y la muerte es algo remoto. Esa fue por lo menos mi experiencia. Pero Machado también dejo estos maravillosos versos: "En los labios niños / las canciones llevan / confusa la historia / y clara la pena". Pues eso. Ahí lleva usted razón. Un abrazo.
Laia
15. 07/06/2011 - 19:00h.
Buenas tardes, señor Marsé, y enhorabuena por toda su obra. Usted, que también fue joven y lleva ya años en el oficio, debe de leer de vez en cuando a autores jóvenes. ¿A cuál nos recomendaría? Muchas gracias.
Querida Laia, debo confesar que mi plan de lecturas se ha resentido mucho ultimamente. Estoy en esa edad que uno debe escoger entre leer o es cribir; e incluso, en lo referente a lecturas, entre lo nuevo o relecturas de aquellos autores que siempre fueron un verdadero estímulo. Y confieso que yo estoy en eso. Pero por supuesto las primeras obras de los jóvenes merecen toda la atención y consideración. Supongo que la crítica se ocupa de ellos puntualmente. ¿Nombres? No sabría darle. Confíe usted en su propio criterio, cultive sus propios gustos. Un abrazo.
La sargento Margaret
16. 07/06/2011 - 19:06h.
Señor Marsé: Muchas gracias por todos esos libros maravillosos. Usted ha tenido editores muy buenos y otros no tan buenos. ¿Qué tiene que agradecer a sus editores? ¿Hubiera sido su obra lo que es sin esos buenos editores? ¿Qué tiene que reprochar a los malos editores?
Querida Sargento, a sus órdenes. No puedo, no debo hablar mal de los editores. Ya lo hace por mi mi agente literario, Carmen Balcells. Pero la verdad es que no tengo queja. Al primero que debo agradecimiento,es a Carlos Barral, que confió en mi desde el principio. Aunque no fue el primero a cuya puerta llamé: el primero fue el gran editor Josep Janés, que me atendió cuando aún no había terminado mi primera novela. A mediados de los años ciencuenta, más o menos. Seguramente él me habría publicado, pero murió en accidente de automóvil tres meses después de conocernos. Así que fue Carlos Barral mi primer y más importante editor. Pero le debo también algo al viejo Lara de Planeta, y mucho a Mario Lacruz, a Esther Tusquets, a Rosa Regás, a Silvia Querini, a Claudio López, a Andreu Jaume... En fin, a mucha gente. Y de algún reproche, mejor no hablar. Reciba un cordial saludo.
Juan Manuel Fernández Mallol
17. 07/06/2011 - 19:08h.
CiU ha recuperado la Generalitat y por primera vez, gobernará el ayuntamiento de Barcelona. ¿Cree que podemos vivir un segundo pujolismo como el que retrató en 'El amante bilingüe', que hunda màs a Cataluña culturalmente y en otros órdenes?
Esoy completamente convencido de ello. En el peor de los casos serán veinte años más de pujolismo, naturalmente con Mas, quiero decir con más y más política carrinclona y meapilas.Paciencia. Y protestar en las plazas y donde haga falta, cuando haga falta. Un fuerte abrazo.
Latradicional
18. 07/06/2011 - 19:12h.
Ayer cerraron la última fábrica de máquinas de escribir. ¿ Es un dato positivo la imposición del ordenador para el escritor o un retroceso ?
Quiero pensar que es un avance, creo sinceramente que lo es, pero siento nostalgia de la máquina de escribir, su alegre tecleo, el estruendo del rodillo al desplazarse... Hacía mucha compañía, como, en mi caso por lo menos, el cenicero y el cigarrillo. Hace 25 años que dejé de fumar, y todavía a veces, mientras trabajo, la mano se me va hacia un lado en busca del fantasma del Ducados, que ya es menos que ceniza... Pero seamos optimista y positivos. El ordenador tiene sus ventajas. Como el haber dejado de fumar, en mi caso al menos. Saludos.
ats
19. 07/06/2011 - 19:23h.
Su último libro tiene referencias autobiográficas para mi muy claras, lo que me sorprende es que creo es su única novela narrada en tercera persona, pienso hasta ahora el narrador siempre había sido un personaje más en la novela.
No, "Caligrafía de los sueños" no es mi única novela escrita en tercera persona. También lo es "Ultimas tardes...", y "Un día volveré", y "Si te dicen que caí", por citar solo unas cuantas. También "El embrujo de Shanghay", ahora que lo pienso. Pero la pregunta es interesante. Tal vez su errar se debe a que, contrariamente a lo que cabría esperar de una novela tan autobiográfica -al menos en apariencia- "Caligrafía..." esté escrita en tercera persona, y no en primera, una manera más directa y confesional. Pero no lo consideré oportuno precisamente porque el material literario era demasiado personal, con riesgo de que interfirieran los sentimientos más íntimos. Fue por pudor que escogí la tercera persona. Un abrazo.
Manuel Reyes
20. 07/06/2011 - 19:25h.
Hace poco vi un documental sobre usted y la conclusión que saqué es que lo único que le ha movido en la vida es echar un polvo. "Empecé a escribir para estar con mi vecina que me pasaba los textos a máquina", "cuando fui a París estuve en reuniones del Partido Comunista por una rubia", etc... ¿Tiene usted esa misma sensación o es una postura? Felicidades por Últimas tardes con Teresa y su retrato de los pijosprogues.
Amigo Reyes, la verdad es que si yo me hubiese puesto a escribir novelas para poder echar un polvo, por decirlo a la manera directa y realista que usted lo dice, habría demostrado ser mucho más tonto de lo que soy a veces, porque !menudo trabajo para conseguir un polvo! Seguro que hay una manera más fácil y llevadera. No, ciertamente no creo haber querido expresar eso que me reprocha. Por supuesto, en mi juventud, y sin tener muy clara todavía la vocación (yo no estuve seguro de querer ser novelista hasta que me puse a escribir "Ultimas tardes con Teresa", a mi vuelta de Paris en 1962, y con dos obras ya publicadas) probablemente que detrás de muchos de mis actos, fuera yo consciente o no de ello, había una mujer. Los hombres hacemos cosas, a veces, obedeciendo a un inconfesado deseo de gustar o seducir, a menudo sin enterarnos. (A propósito, si lee usted atentamente a Philip Roth percibirá cierto magisterio del novelista norteamericano sobre este tema) En cualquier caso, es algo de lo que no me avergüenzo, al contrario. Todo aquello que estimula la escritura, bienvenido sea. Ah, en París no vi ninguna rubia cerca del partido comunista. Que más hubiera querido. Gracias por apreciar "Ultimas tardes..." Un abrazo.
Mensaje de despedida
Muchas gracias por las preguntas. Un placer.
Una ráfaga de preguntas al escritor barcelonés y sus respuestas frescas, abiertas y típicas de su personalidad. Un ngran gusto difundirlas para solaz y placer de los lectores inquietos y curiosos.
ResponderEliminarInteresante conjunto de respuestas que dejan entrever la humildad y bonhomia de un grande, Carlos Arturo Trinelli
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