Carlos Díaz Loyola, seudónimo del poeta, nació en Licantén, Chile, en 1894. Inició estudios la escuela pública de Talca y luego fue internado en el Seminario Conciliar de de donde fue expulsado por sus principios antirreligiosos. Al terminar sus estudios de Humanidades en Santiago, se matriculó simultáneamente en las facultades de Derecho e Ingeniería de la Universidad de Chile, abandonando los estudios poco tiempo después, para dedicarse por entero a la actividad literaria. Su obra la componen cuarenta y seis volúmenes, entre libros de poesía, ensayos, folletos y antologías.
En 1922 autoeditó su libro «Los gemidos», obra esencial para comprender la literatura castellana del siglo XX.
Aunque el extenso poemario fue despreciado por la crítica de la época, hoy es considerado como una de las más importantes obras vanguardistas del continente americano. Del resto de su obra se destacan: «Carta magna del continente en 1949, «Cosmogonía» en 1925, «Escritura de Raimundo Contreras» en 1929, «Genio del pueblo» en 1960, y «Estilo de masas» en 1965. Póstumamente se publicaron la antología «Mis grandes poemas» en 1969, «El amigo piedra» en 1990, y «Obras inéditas» en 1999.
Falleció trágicamente en 1968.
En 1922 autoeditó su libro «Los gemidos», obra esencial para comprender la literatura castellana del siglo XX.
Aunque el extenso poemario fue despreciado por la crítica de la época, hoy es considerado como una de las más importantes obras vanguardistas del continente americano. Del resto de su obra se destacan: «Carta magna del continente en 1949, «Cosmogonía» en 1925, «Escritura de Raimundo Contreras» en 1929, «Genio del pueblo» en 1960, y «Estilo de masas» en 1965. Póstumamente se publicaron la antología «Mis grandes poemas» en 1969, «El amigo piedra» en 1990, y «Obras inéditas» en 1999.
Falleció trágicamente en 1968.
Autorretrato de adolescencia
Entre serpientes verdes y verbenas,
mi condición de león domesticado
tiene un rumor lacustre de colmenas
y un ladrido de océano quemado.
Ceñido de fantasmas y cadenas,
soy religión podrida y rey tronchado,
o un castillo feudal cuyas almenas
alzan tu nombre como un pan dorado.
Torres de sangre en campos de batalla,
olor a sol heroico y a metralla,
a espada de nación despavorida.
Se escuchan en mi ser lleno de muertos
y heridos, de cenizas y desiertos,
en donde un gran poeta se suicida.
Entre serpientes verdes y verbenas,
mi condición de león domesticado
tiene un rumor lacustre de colmenas
y un ladrido de océano quemado.
Ceñido de fantasmas y cadenas,
soy religión podrida y rey tronchado,
o un castillo feudal cuyas almenas
alzan tu nombre como un pan dorado.
Torres de sangre en campos de batalla,
olor a sol heroico y a metralla,
a espada de nación despavorida.
Se escuchan en mi ser lleno de muertos
y heridos, de cenizas y desiertos,
en donde un gran poeta se suicida.
Nocturno muy obscuro
La noche inmensa no resuena, estalla
como un bramido colosal, retumba
con un tremendo estruendo de batalla
que saliera de adentro de una tumba.
Fué un pedazo de espanto que restalla
o una convicción que se derrumba,
una doncella a quien violó un canalla
y una montura en una catacumba.
Calla con un lenguaje de volcanes,
como si un escuadrón de capitanes
galopara en caballos de basalto.
Porque el silencio es tan infinito
tan espantoso y grande como un grito
que cae degollado desde lo alto.
La noche inmensa no resuena, estalla
como un bramido colosal, retumba
con un tremendo estruendo de batalla
que saliera de adentro de una tumba.
Fué un pedazo de espanto que restalla
o una convicción que se derrumba,
una doncella a quien violó un canalla
y una montura en una catacumba.
Calla con un lenguaje de volcanes,
como si un escuadrón de capitanes
galopara en caballos de basalto.
Porque el silencio es tan infinito
tan espantoso y grande como un grito
que cae degollado desde lo alto.
Amigo de andanzas del reciente desaparecido Gonzalo Rojas. Sus sonetos tienen estilo y cadencia propios y son muy buenos.
ResponderEliminarCelmiro Koryto
Sonetos limpios, naturales , no forzados, donde brotan sus palabras de rebeldía que apelan al grito, a la no complicidad.
ResponderEliminarMARITA RAGOZZA
Que gran poeta este Chileno, así con Mayúsculas.
ResponderEliminarGracias Andres por recordarlo.
Graciela Urcullu desde la San juan tan cercana a Chile en muchos sentidos.